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Trepidante oda al héroe incierto
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Trepidante oda al héroe incierto

Bienvenidos todos los que todavía se toman el cómic como un arte menor, como pura evasión. Christopher Nolan tiene mucho que deciros. Y lo va a

Bienvenidos todos los que todavía se toman el cómic como un arte menor, como pura evasión. Christopher Nolan tiene mucho que deciros. Y lo va a hacer durante el lapso de dos horas y media en las que uno de los mitos de la viñeta, Batman, despliega sin perder un ápice de entretenimiento toda su carga existencial. Un metraje en el que su gran adversario, Joker, hace una demostración práctica de lo que significa la anarquía, mientras el fiscal Harvey Dent encuentra la otra cara de la moneda y el teniente Gordon continua siendo de una pieza.

Reconociendo la influencia de Batman: El largo Halloween – el ‘Batman azul’- de Jeph Loeb y Tim Sale, Nolan sigue empeñado en convertir al héroe creado por Bob Kane en uno de los vértices del triunvirato formado junto al fiscal y al policía. Una vez desplegado el cariz psicológico y la obsesión por racionalizar su figura que guió Batman Begins, convierte a El caballero oscuro en una cinta filosófica en la que el protagonista se enfrenta al hecho de que quizá no sea lo que la ciudad de Gotham necesita. Como en un implacable ying y yang, a la vez que se va superando a sí mismo, el héroe atrae inevitablemente adversarios mejores.

Arranca la película con el clímax insuperable de un atraco a un banco en el que aparece sin más dilación Joker. Se quita la máscara y con su rostro con maquillaje cuarteado muestra el reflejo verdadero de su ser impredecible y destructor, tanto que no tiene miedo de autodestruirse. Comienza una historia que funciona por acumulación de acción y de elementos significantes, que apenas juega con el suspense. Porque si Batman Begins establecía la base racional de la historia, es hora de que llegue la acción pura y dura, que se desate la madeja para mostrar sus intrincados nudos. Unos nudos que no quedan del todo sueltos en el caso del personaje de dos caras, rápidamente ventilado, pero que sí están magníficamente desmadejados en el caso del resto de caracteres, curiosamente no engullidos por la trepidante acción, por momentos tan excesivamente acelerada.

De entre todos los personajes reina en el universo de Gotham el Joker de Heath Ledger, en difícil equilibrio entre la crudeza y la sorna pero dotado de una fuerza capaz de engullir a todo el que sale a su lado. Pero no sucede así gracias a que el guión que Christopher Nolan ha creado junto a su hermano, Jonathan -con el que en su momento creó el guión de Memento, su gran carta de presentación en el mundo del cine-, es una suerte de equilibrio entre las diversas tramas que aquí se cuecen y una decidida defensa de cada uno de los seres que la pueblan, interpretados por los magníficos Christian Bale, Gary Oldman, Michael Cane, Morgan Freeman, Maggie Gyllenhaal y un más soso Aaron Eckhart.

Pesimista, oscura y vibrante, la película de Nolan es todo un descubrimiento, un completo mundo en el que sumergirse alejándonos del bizarrismo y el colorido de Joel Schumacher en Batman y Robin o Batman Forever, y del interés por la leyenda, por su parte más teatral, en el caso de los dos grandes trabajos de Tim Burton, Batman y Batman Returns.

Esta sexta entrega del hombre murciélago es una película grandiosa, la mejor de la saga por su ambición y por el resultado conseguido, pero sobre todo por su inigualable capacidad de sugerencia, que crea una necesidad natural de revisitarla unas cuantas veces para redescubrirla mientras se disfruta de momentos de una fuerza visual implacable pero –afortunadamente- nunca efectista. Y es que Nolan ha sabido crear un espectáculo con el que disfrutar sin perder la cabeza.

LO MEJOR: Contemplar a un héroe dudando de su propia cordura y a un antihéroe deleitándose con su caos.

LO PEOR: En ciertos momentos la historia está demasiado acelerada.

Criterio de valoración:
Obra maestra.
Muy buena.
Buena.
Interesante.
Regular.
Mala.

Bienvenidos todos los que todavía se toman el cómic como un arte menor, como pura evasión. Christopher Nolan tiene mucho que deciros. Y lo va a hacer durante el lapso de dos horas y media en las que uno de los mitos de la viñeta, Batman, despliega sin perder un ápice de entretenimiento toda su carga existencial. Un metraje en el que su gran adversario, Joker, hace una demostración práctica de lo que significa la anarquía, mientras el fiscal Harvey Dent encuentra la otra cara de la moneda y el teniente Gordon continua siendo de una pieza.