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Con el cargador vacío
  1. Televisión

Con el cargador vacío

Después de muchos meses de su estreno en EEUU aterriza en nuestro país el nuevo trabajo de James Mangold, el director de En la cuerda floja,

Después de muchos meses de su estreno en EEUU aterriza en nuestro país el nuevo trabajo de James Mangold, el director de En la cuerda floja, el irregular biopic de Johnny Cash. El tren de las 3.10 es una de esas revisitaciones a un género que no consigue resucitar por mucho que lo intente. Más si como en este caso es un soso remake de la película de 1957 del mismo título basada en un relato de Elmore Leonard y dirigida por el nunca suficientemente valorado Delmer Daves –responsable de Flecha rota o la bella El árbol de la horca-. Contar con la presencia de Russell Crowe y Christian Bale si bien es sinónimo de cierta enjundia interpretativa no es suficiente para solventar los grandes defectos de Mangold como director, demasiado plano y con tan poca atención a los detalles como para lograr un buen cine.

El honor, la amistad, la conciencia, la supervivencia, la devoción… la película tiene todo el material del que están hechos los westerns. También sus peones habituales: un fuera de la ley que no es tan malo como lo pintan, unos sheriffs que no son tan buenos como marca su estrella y un hombre de granja que lucha por sacar a su familia adelante. El forajido es Ben Wade (Russell Crowe) y acaba de atracar una diligencia junto a sus secuaces. Enterados de su presencia en la zona un grupo comienza su persecución, a la que se suma, llevado por la necesidad económica, el granjero Dan Evans (Christian Bale), en otro tiempo un gran tirador en el ejército.

Con estos clásicos elementos se construye un guión en el que se quiere conseguir una emoción final sin plantar unas bases solidas a lo largo del metraje. Ni se ha creado la suficiente complicidad con Ben Wade para que nos conquisten sus guiños finales, ni para que el sacrificio a lo Solo ante el peligro de Dan Evans nos transmita lo arriesgado de su acción. El relato se inunda de esta manera de un simple despliegue de medios y un jugueteo con los típicos momentos del western: tiroteos, persecuciones, conversaciones a la luz del fuego, pequeños chistecillos y unos flirteos a cargo de un foragido hábil en estas lides

Russell Crowe demuestra de nuevo ser un actor chapado a la antigua, con más carisma que ductibilidad, capaz de salvar los trastos en películas mediocres gracias a su saber estar. Por eso resulta lo mejor de esta película junto a Christian Bale, más moldeable y perfecto en un papel de perdedor con ganas de realizar la jugada maestra. Ellos dos y cierta nostalgia por un género que tan buenas cosas ha dado al cine pueden ser los únicos motivos para ver esta película que es un quiero y no puedo de un director que tiene los medios pero no el talento. Dándole la vuelta a unos famosos versos de Celaya, su futuro es un arma descargada de poesía.

LO MEJOR: La presencia de Russell Crowe y Christian Bale.

LO PEOR: Que es plana pero con pretensiones.

Criterio de valoración:
Obra maestra.
Muy buena.
Buena.
Interesante.
Regular.
Mala.

Después de muchos meses de su estreno en EEUU aterriza en nuestro país el nuevo trabajo de James Mangold, el director de En la cuerda floja, el irregular biopic de Johnny Cash. El tren de las 3.10 es una de esas revisitaciones a un género que no consigue resucitar por mucho que lo intente. Más si como en este caso es un soso remake de la película de 1957 del mismo título basada en un relato de Elmore Leonard y dirigida por el nunca suficientemente valorado Delmer Daves –responsable de Flecha rota o la bella El árbol de la horca-. Contar con la presencia de Russell Crowe y Christian Bale si bien es sinónimo de cierta enjundia interpretativa no es suficiente para solventar los grandes defectos de Mangold como director, demasiado plano y con tan poca atención a los detalles como para lograr un buen cine.