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Las contradicciones de Gabilondo
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Las contradicciones de Gabilondo

Cuatro, 10 de diciembre del año pasado. 20:55 de la noche. Iñaki Gabilondo comienza fuerte su informativo, como todas las noches. Es el espacio reservado para

Cuatro, 10 de diciembre del año pasado. 20:55 de la noche. Iñaki Gabilondo comienza fuerte su informativo, como todas las noches. Es el espacio reservado para La Opinión. Habla. Habla sobre los derechos humanos, sobre la discriminación racial, el protocolo sobre refugiados.... Y concluye: “Uno de cada tres jóvenes españoles apoya la pena de muerte. Así que ya ven, el paso del cangrejo, que nos obliga a mantener la tensión intelectual y moral sobre el hombre y su dignidad. Como si el día quisiera ofrecernos un ejemplo perfecto de ese pulso, de derechos y de disfraces, nos llega de Suiza una historia dramática. Un canal inglés de televisión va a ofrecer esta noche las imágenes de un suicidio asistido. Un hombre, enfermo irreversible, va a morir ante las cámaras. Él y su mujer lo desean así. Son partidarios del derecho a morir y quieren hacerlo patente. La cadena de televisión afirma que quiere contribuir a un debate imprescindible. Ya ven; ¿les parece bien o mal

Más tarde, en el espacio reservado a la Última Página de su informativo, Gabilondo se mostró bastante más rotundo y crítico con la emisión del citado documental: “Nos vienen juntos el derecho a morir y el espectáculo televisivo de la muerte (…) Esto abre el debate sobre los límites de la televisión, con un acompañamiento morboso de gran envergadura. En fin, ya ven que la televisión se va saltando barreras con gran júbilo y con pingües audiencias (…) Nos inquieta que la voracidad televisiva asalte este último reducto, el de la muerte”. Y la cosa se quedó ahí.

Cuatro, 13 de febrero del presente año. 00:30 de la madrugada. Aparece Gabilondo en pantalla para presentar un documental. “Cuatro les ofrece este documental con la esperanza de que les ayude a reflexionar. Bien para confirmar sus puntos de vista, bien para modificarlos", dijo Gabilondo.

El documental en ciernes se titula El turista suicida, y es, curiosamente, el mismo que emitió Sky Real Lives en Reino unido a mediados de diciembre; el mismo en el que Craig Ewert muere en directo; el mismo que Gabilondo nunca hubiese emitido, porque “se trata de un acompañamiento morboso de gran envergadura”; “porque la televisión se va saltando barreras con gran júbilo y con pingues audiencias”; “porque nos inquieta que la voracidad televisiva asalte el último reducto, el de la muerte”.

El programa congregó ante el televisor a 686.000 espectadores, el 8,0% de la audiencia.

Cuatro, 10 de diciembre del año pasado. 20:55 de la noche. Iñaki Gabilondo comienza fuerte su informativo, como todas las noches. Es el espacio reservado para La Opinión. Habla. Habla sobre los derechos humanos, sobre la discriminación racial, el protocolo sobre refugiados.... Y concluye: “Uno de cada tres jóvenes españoles apoya la pena de muerte. Así que ya ven, el paso del cangrejo, que nos obliga a mantener la tensión intelectual y moral sobre el hombre y su dignidad. Como si el día quisiera ofrecernos un ejemplo perfecto de ese pulso, de derechos y de disfraces, nos llega de Suiza una historia dramática. Un canal inglés de televisión va a ofrecer esta noche las imágenes de un suicidio asistido. Un hombre, enfermo irreversible, va a morir ante las cámaras. Él y su mujer lo desean así. Son partidarios del derecho a morir y quieren hacerlo patente. La cadena de televisión afirma que quiere contribuir a un debate imprescindible. Ya ven; ¿les parece bien o mal