El embrión nazi o el huevo de la serpiente
Cuando el huevo de la serpiente está en la etapa de gestación su cáscara es trasparente. No es difícil intuir lo que hay en su interior.
Cuando el huevo de la serpiente está en la etapa de gestación su cáscara es trasparente. No es difícil intuir lo que hay en su interior. Una pequeña e inofensiva criatura. ¿Quién podría impedir su nacimiento? En la Alemania de los años veinte pasó algo parecido. El nazismo devoró a la democracia sin que la sociedad apenas se percatase. Y cuando lo hicieron, la criatura ya había salido del huevo.
Tuvo que ser Ingmar Bergman, el genial Bergman, el que inmortalizara esta metáfora en aquella película extraña y de difícil digestión llamada El huevo de la serpiente (1977). Good recoge ahora el testigo. Si hay algo interesante en esta historia es su capacidad de reflexión sobre la facilidad con la que el embrión nazi se desarrolla en la psique de un profesor de universidad, hasta entonces lector habitual de Marcel Proust.
Viggo Mortensen, en un papel que le queda algo extraño, se ve seducido por la serpiente hitleriana poco a poco, y va contribuyendo con actos aparentemente insignificantes a su consolidación e hipertrofia. Si algo se le puede reprochar al director, el brasileño Vicente Amorim (El camino de las nubes), es el uso de un simbolismo a ratos un tanto ramplón, mal gestionado, debido al cual se introduce por momentos en la trama una pequeña dosis de fantasía a modo de ensoñación, algo que desconcierta.
Eso sí, esa estridencia le permite cerrar el film con un plano secuencia que golpea de lleno al espectador y otorga sentido al conjunto de la obra.
LO MEJOR: Se trata de una adaptación de la celebrada pieza teatral de C.P. Taylor. Y el film aprovecha muy bien la herencia; la teatralidad de algunas secuencias nunca resulta pesada e incluso las beneficia.
LO PEOR: El último tren a Auschwitz, Los falsificadores, El niño con el pijama de rayas… Cuesta superar los prejuicios cuando uno se sienta a ver la última película sobre el socorrido Holocausto.
Cuando el huevo de la serpiente está en la etapa de gestación su cáscara es trasparente. No es difícil intuir lo que hay en su interior. Una pequeña e inofensiva criatura. ¿Quién podría impedir su nacimiento? En la Alemania de los años veinte pasó algo parecido. El nazismo devoró a la democracia sin que la sociedad apenas se percatase. Y cuando lo hicieron, la criatura ya había salido del huevo.