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Cuando la modista era el maniquí
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Cuando la modista era el maniquí

Coco Chanel fue una mujer que se hizo a sí misma. Suena a tópico, pero cada palabra de la frase es verdad. Por eso nada más

Coco Chanel fue una mujer que se hizo a sí misma. Suena a tópico, pero cada palabra de la frase es verdad. Por eso nada más acertado que convocar su presencia en nuestros días con una película. Pero nada más desafortunado que hacerlo con esta película. Y es que, como en tantos otros casos biográficos, no sabe ir más allá de unas cuantas anécdotas vitales, de las que no se sabe extraer ideas interesantes; una cierta poética y, sobre todo, una razón de ser que justifique la resurrección del personaje en cuestión.

 

Su directora, Anne Fontaine, también responsable del guión junto a su hermana Camille, ha pergeñado un relato flojo en el que para enmendar la plana al asunto necesitaría de una protagonista con matices y claro oscuros, y esa actriz no es Audrey Tautou, por más que su porte sea fantástico para el personaje. Dicho en el lenguaje del corte y confección, la francesa no consigue ir más allá de ser el maniquí de la modista.

 

Fontaine tampoco le da muchas opciones con una dirección plana y poco detallista. Simplemente ilustra unos acontecimientos y es incapaz de hacernos sentir el drama de la joven Coco para que, una vez llegado el triunfo -del que, por cierto, se habla poco y de manera cortante-, éste sepa más dulce.


Queda claro, volviendo al lenguaje que más concuerda con el personaje, que no es éste un ejemplo de alta costura, ni siquiera de prêt à porter. La película es más bien un traje cosido con poco entusiasmo incapaz de sentar bien.


LO MEJOR: Nos permite conocer algunos matices del personaje.


LO PEOR: Chanel no la aprobaría: carece de elegancia.

 

'Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel', foto a foto | Trailer

 

 

Criterio de valoración:
Obra maestra.
Muy buena.
Buena.
Interesante.
Regular.
Mala.

 

 

Coco Chanel fue una mujer que se hizo a sí misma. Suena a tópico, pero cada palabra de la frase es verdad. Por eso nada más acertado que convocar su presencia en nuestros días con una película. Pero nada más desafortunado que hacerlo con esta película. Y es que, como en tantos otros casos biográficos, no sabe ir más allá de unas cuantas anécdotas vitales, de las que no se sabe extraer ideas interesantes; una cierta poética y, sobre todo, una razón de ser que justifique la resurrección del personaje en cuestión.