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Esos mismos parajes desolados
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Esos mismos parajes desolados

El cine independiente estadounidense empieza a nutrirse de muy identificables lugares comunes. Los entornos agrestes, la vida en seudo viviendas, el trabajo en comercios que proveen

El cine independiente estadounidense empieza a nutrirse de muy identificables lugares comunes. Los entornos agrestes, la vida en seudo viviendas, el trabajo en comercios que proveen a sus empleados con cartelitos de lo más amistosos, las parejas conflictivas, o unos hijos cuya educación se va de las manos. Esta película tiene mucho de todo ello, pero no le ha impedido convertirse en la gran convidada de piedra de los pasados Oscar, en los que participaba como candidata al Premio a la Mejor Actriz y, como no, al Mejor Guión.

 

Pero Frozen River apunta maneras nuevas al introducir en su argumento el tema de la diferente jurisdicción que se gastan en el territorio de los indios Mohawk, colindante con Canadá. Es un importante elemento de la cinta debido a que posee ese peligroso río helado que nuestras protagonistas han de recorrer para ganarse la vida de una forma poco legal.

 

Eso sí, la protagonista no resulta muy novedosa siendo como es una madre coraje a la que todo parece salirle mal últimamente. Pero es aquí donde aparece el buque insignia de la cinta, Melissa Leo. Despojada de todo maquillaje -o solo con aquel que la afea-, la actriz brilla en un filme cortante por culpa de una dirección, la de Courtney Hunt -su también guionista- demasiado parca y concisa. Demasiado fría para una historia de por sí cortante.

 

Sin embargo, la sinceridad de la propuesta y sus momentos de suspense, que son unos cuantos, mantienen a la película en un nivel más que interesante que nos hace preguntarnos: ¿Tendrá nuestra protagonista la suficiente frialdad para enfrentarse a los peligros que conlleva actuar fuera de la ley? Quizá no, porque, como el río, la dureza es aparente y el hielo termina por resquebrajarse.

 

Los parajes desolados pueden ser los mismos, pero parece que hay suficientes razones que nos llevan a volver a visitarlos.

 

LO MEJOR: Un suspense que hace que la cinta no resulte aburrida y, por supuesto, una actriz muy auténtica.

 

LO PEOR: Una dirección muy convencional; la sensación de que en determinados momentos se busca el drama por el drama.

 

El cine independiente estadounidense empieza a nutrirse de muy identificables lugares comunes. Los entornos agrestes, la vida en seudo viviendas, el trabajo en comercios que proveen a sus empleados con cartelitos de lo más amistosos, las parejas conflictivas, o unos hijos cuya educación se va de las manos. Esta película tiene mucho de todo ello, pero no le ha impedido convertirse en la gran convidada de piedra de los pasados Oscar, en los que participaba como candidata al Premio a la Mejor Actriz y, como no, al Mejor Guión.