Blancanievesmanía 2012

Esta semana, la Blancanieves de Pablo Berger ha sido la elegida para representar a nuestro país en la próxima ceremonia de los Oscar. La película protagonizada por Maribel Verdú y Ángela Molina es el último ejemplo de la 'Blancanievesmanía' que ha inundado este 2012. Cine mudo y español con aspiraciones claramente artísticas, y basado en el famoso cuento de los hermanos Grimm, en mitad de una temporada en la que la princesa que se refugió en casa de siete enanos para huir de su madrastra se ha convertido en el personaje de moda.

No es casualidad que este año, la Blancanieves cinematográfica más famosa, la de Disney, cumpla 75 años y que, para celebrarlo, se esté proyectando este sábado en el Festival de Cine de Nueva York. La película de Disney, a su vez, nació de otra Blancanieves muda protagonizada por Marguerite Clark, en 1916. El entonces jovencísimo Walt Disney vio una proyección de esa cinta, acabó enamorándose del cuento y, desde entonces, una obsesión le rondó la cabeza: adaptarlo él mismo a la gran pantalla.

En los años 30, cuando personajes de sus cortometrajes como Mickey o Donald eran ya muy populares, fue el momento de hacerlo. Todo el mundo consideró que estrenar una película animada de larga duración suponía una locura. ‘Disney’s folly’ dijeron entonces. El ‘tío Walt’ se empeñó hasta las cejas, inventó la cámara multiplano que creaba dimensión de los personajes con respecto a los fondos y ofreció a sus animadores cinco dólares por cada gag que pudieran inventar.

Hubo personas que llegaron a decir que tantos colores en la pantalla durante más de una hora dejarían ciegos a los espectadores. Impresiones risibles hoy en día y en su momento, aquel 21 de diciembre de 1937, cuando la película se estrenó en el Carthay Circle de Nueva York y despejó cualquier dura sobre ella Charles Chaplin, Marlene Dietrich o Carole Lombard estaban allí para comprobar el éxito de la ‘locura de Disney’. Para cuando el príncipe despertaba con un beso a Blancanieves todo el público se encontraba ya con lágrimas en los ojos.

Y por mucho que su personaje principal adolezca de carácter y se recuerde mucho más a los enanos o a la bruja, es esta la versión definitiva sobre la princesa que mordió la manzana envenenada. Su calidad de animación o sus canciones (ahí está la mil veces versionada ‘Heigh- Ho’, con la que los enanos vuelven del trabajo, para demostrarlo) no han envejecido nada en estos tres cuartos de siglo.

El aniversario de la película pudo ser un factor decisivo para que Hollywood se decidiese a revisionar la historia este mismo año. Dos superproducciones compitieron por llegar al mayor número de espectadores posible. La primera, titulada Mirror Mirror, supuso una comedia sin pretensiones en la que el humor provenía de la soberbia y el narcisismo de la madrastra encarnada por Julia Roberts. No se puede decir que la película barriese en taquilla, algo que sí hizo su más directa competidora, Blancanieves y la leyenda del cazador.

Si bien es cierto que la cinta ha sido más noticia por el romance entre su director, Rupert Saunders, y su estrella principal, la ‘crepúscula’ Kristen Stewart, no se puede obviar que obtuvo unas excelentes cifras en taquilla que le garantizan una secuela. La madrastra en este caso era Charlize Theron, impagable en su intento de convertir una villana en un personaje complejo. Después vinieron el romance entre el director y su estrella, el enfado de un cornudo Robert Pattinson y el resto de historias acerca de esta superproducción taquillera.

España se sumó a la moda mucho antes

Aunque pudiera parecer que Pablo Berger se ha subido al carro aprovechando la coyuntura, su proyecto estaba en la mesa de varias productoras desde hace siete años. Según cuenta él mismo, a muchos productores les costó confiar en una película que era muda y en blanco y negro. “The Artist nos ganó la carrera, pero también nos ha abierto puertas”, ha asegurado el director estos días, al comparar su cinta con el fenómeno mundial que arrasó en los Oscar el año pasado sin hacer uso de la palabra.

La película está sorprendiendo dondequiera que se estrena. No deja de ser curioso ver el cuento de los hermanos Grimm convertido en una historia de enanos toreros e infancias malditas en el contexto de la España profunda de los años 20. Un experimento que ha acabado resultando un éxito a juzgar por las extraordinarias críticas y el interés despertado entre el público.

Más que de la 'Blancanievesmanía', la película parece haberse servido de la ‘Mutemanía’, como muchos califican ya al gusto por rodar y estrenar películas mudas. Poco podían imaginar los hermanos Grimm en 1812, cuando recopilaron varias historias populares entre las que se encontraba Blancanieves, que en pleno siglo XXI, en 2012, un invento llamado cine iba a mantener vigente su historia; una historia de la belleza envidiada que, como todos los cuentos, tiene mucho que ver con unos instintos humanos sin fecha de caducidad.