Cine para adolescentes, el último fracaso de la taquilla española

El cine español intentó a finales de marzo y principios de abril hacerse con el interés joven con Combustión como gran referente, pero también con la menos comercial Alacrán Enamorado. Con Tres 60, de la mano de Antena 3 y de los productores de Torrente y Tensión sexual no resuelta, la historia se repite: pinchazo.El filme, que salía de la mano de Warner en 172 salas, ni siquiera entra en el top ten de las películas más vistas este fin de semana y recauda sólo 100.000 euros, lo que deja una media de unos decepcionantes 578 euros. Comparándola con Combustión, esta logró 1.400 euros por copia, un dato que tampoco fue satisfactorio.

Combustión, pese a los buenos comentarios y decentes críticas, fue eclipsada por Iron Man 3. Alacrán parece que nunca llegó a ser un producto atractivo para la masa, seguramente por una imagen poco ligada al sector joven y más al elemento dramático. Tres 60 se enfrentaba al estreno con un movimiento más sutil hacia el suspense, con leve toque preadolescente y elementos femeninos que la alejan de Lobezno. El resultado ha sido el mismo: fracaso.

Según uno de los productores de Tres 60, Juan Dakas (Bowfinger), “estamos en un momento crítico, ya que hace varios años lo que estaba amenazado y en peligro era eso que se llama cine español”. “Hoy está bajo amenaza la subsistencia del cine como hábito de ocio, sin importar la ficha de nacionalidad de las películas”, añade.

Para Francisco Ramos, responsable de Tres metros sobre el cielo, “el problema en España entre los adolescentes y los adultos jóvenes es una unión de factores que incluye el precio, la piratería y una ausencia de cine local que les motive”. Con este panorama, ¿cuáles son los intentos de la producción española?

Bien contado, muy bien vendido

Además de los títulos claramente adolescentes, la industria española también ha atraído el interés de la audiencia joven con productos más cercanos al género de suspense o la ciencia ficción. Es el caso de El Cuerpo y Los últimos días. Con una recaudación de 6,3 millones de eurospara El Cuerpo, y 2,2 millones de euros para Los últimos días, el resultado ha sido más satisfactorio. El secreto estuvo en las campañas de marketing dirigidas al interés del sector adulto. No eran productos “genuinamente” adolescentes.

Según Ramos el cine para jóvenes no consiste solo en poner un rostro conocido (Mario Casas, Amaya Salamanca) sino en “las historias y la mirada sobre el cuento que se quiere contar y su relación con el marketing”. Aquí tenemos la clave económica: la venta de una película al sector joven es muy caro.

Para encontrarse con el éxito comercial en salas de cine es necesario ganarse la confianza de la audiencia en un entorno de elevada competencia. Los adolescentes reciben gran cantidad de impactos comerciales de todo tipo y son influenciables, sobre todo, por el entorno de amigos. Para convencer a uno hay que convencer a todos, y hacer que el “bloque” sienta interés por el film o como mínimo lo conozca o reconozca. “La inversión no tiene por qué ser elevada siempre, pero sí tiene que ser convincente, variada, densa y con criterio para que destaque y obtenga resultados buenos”, afirma Juan Dakas.

La importancia del marketing justifica que muchas producciones que apuestan por hacerse con la atención del sector joven pasen por la participación de una de las dos grandes cadenas privadas de España, Antena 3 o Telecinco. Durante estos pasados cinco años, 20 películas españolas más taquilleras tenían una de las dos cadenas detrás.

El impulso que pueden hacer estas cadenas a nivel promocional es clave, sin ellos, el productor español debe aliarse bien con una distribuidora (un estudio a poder ser) que tenga buena mano para invertir en una campaña de comunicación densa. Y aquí es donde los antecedentes escasean de forma alarmante.

“Son el público más agradecido, muy fácil de definir y responden con contundencia a propuestas modernas. Quieren que les den lo que buscan”, afirma Ramos. Hasta la fecha, y observando la respuesta de la audiencia española hacia este cine, es destacable que cuanto más jóvenes menos les afecta negativamente la marca española. Las chicas son las más entregadas en este tipo de productos. Ellas son siempre más afines a un tipo de cine que vaya de la comedia al romance pasando por toques de thriller o terror y esto es económicamente más viable en nuestra industria.

Dakas destaca cómo el cine adolescente puede entenderse dentro de la cultura cinematográfica y no meramente como algo comercial: “El cine para jóvenes es tan cultura como cualquier otro. Cada edad tiene sus códigos de comunicación y sus propios mensajes. Pero definitivamente es cultura y como prueba de ello podemos ver cómo la juventud española tiende a parecerse, cada vez más, a los arquetipos que nos vienen desde Hollywood”.

Contraste con la audiencia americana

Las dificultades por las que pasan las salas españolas para mantener este hábito son totalmente opuestas a las que vive la gran meca del cine. EEUU sigue siendo responsable de cerca del 30-35% del grueso de las recaudaciones mundiales y el pasado año vio cómo el sector de joven es el que acude con mayor frecuencia a las salas.

Según la Motion Pictures Association of America (una entidad privada que agrupa todos los grandes productores del país) durante 2012 la población de entre 12 y 24 años creció en un 31% su afluencia en salas. Cerca de 15 millones de jóvenes de esas edades (apenas un 18% de la población) acudían al menos una vez al mes a las salas, generando entre 180 y 250 millones de entradas. Este dato se traduce en 1.300 millones de euros solo entre los espectadores “frecuentes”.