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Vida, milagros, heroína y muerte del americano medio
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Muere Philip Seymour Hoffman

Vida, milagros, heroína y muerte del americano medio

Philip Seymour Hoffman fallece de una posible sobredosis. Desde Jack Lemmon, nadie había interpretado mejor a los tipos corrientes

Foto: Philip Seymour Hoffman (REUTERS)
Philip Seymour Hoffman (REUTERS)

Si Philip Seymour Hoffman (PSH) fuera español diríamos que ha muerto el vecino del quinto. Pero como era neoyorquino decimos que Philip Seymour Hoffman(1967-2014) se convirtió en leyenda gracias a sus memorables encarnaciones del americano medio. Sólo que sus ciudadanos corrientes no eran unos ciudadanos corrientes cualesquiera. Eracomo si al americano medio del siglo XX –ese decente trabajador de clase media tan honrado como insatisfecho que bordó Jack Lemmon– se le hubiera cruzado un poco un cable con el cambio de siglo.

Si los roles de Jack Lemmon era unos pringadillos, los de Seymour Hoffman eran unos PRINGADOS con mayúsculas. Si los personajesde Jack Lemmon eran buenas personas por vocación, los de Seymour Hoffman lo eran pese a todo (carencias afectivas graves) o no lo eran en absoluto. Los perdedores de Philip Seymour Hoffman eran más perdedores que los de Jack Lemmon. Sus tipos corrientes eran más perversos.Como si todo un país, EEUU, hubiera perdido la inocencia urbana por el camino que va de uno a otro.

El actor tenía una jeringuilla junto al brazo cuando murió

A PSH lo encontraron ayer muerto en su apartamento de Manhattan. Según un policía citado por el New York Times, el actor tenía una jeringuilla junto al brazo. Causa más que probable de la muerte: sobredosis de heroína. En los últimos meses se habían publicado varias informaciones sobre sus entradas y salidas de clínicas de desintoxicación.

En teoría se trataba de una recaída tras un cuarto de siglo limpio. PSH había reconocido más de una vez que en su época universitaria fue un consumidor compulsivo de drogas. Y que si la fama le hubiera llegado de joven, habría acabado en el arroyo por la víarápida.

Ocurrió que PSH dejó las drogas, inició una carrera como actor y pasó de icono indie a actor hollywoodiense de referencia. La paradoja es que la heroína (en teoría) ha acabado llevándoselo por delantecuando ya era un hombre maduro, asentado, casado y con tres hijos.

Un joven viejo

Pero lo más extraño de todo no es que PSH nos haya dejado a los 46años, sino que ya parecía tener46años la primera vez que le vimos en pantalla a mediados de los noventa. PSH era el tipo poco agraciado, rechoncho y de voz graveque hacía de secundario en algunos de los títulos indies clavesde los noventa: de Happiness (Todd Solonz, 1998) a El gran Lebowski (Hermanos Coen, 1998).

Pero sobre todo erael actor fetiche del director americano más importante de su generación, Paul Thomas Anderson, que le dirigió en Boogie Nights (1997), Magnolia (1999), Punch-Drunk Love (2002) y The Master (2012).

Su capacidad para robar escenas era tal que no le hizo falta pasar desecundario a protagonista para que Hollywood le convirtiera en uno de esos actores capaz de dar prestigio a cualquier superproducción: de Misión imposible III (2006) a Los juegos del hambre, en llamas (2013).

Eso sí, cada vez que PSH pasaba de secundario a protagonista, se armaba el quilombo: como su papel de tipo acomodado con tendencias autodestructivas (adicto a la heroína y capaz de matar a un familiar por pasta) en la demoledora Antes de que el diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet, 2007). O su Oscar porCapote (Bennet Miller, 2005), donde se transformó enel escritor Truman Capote.

La paradoja de este Oscar es la siguiente: tras toda una carrera interpretando al americano medio, dado que PSH podía pasar por un tipocualquiera con sobrepeso, resulta que el actorse parecía bastante a Truman Capote.No obstante, pese a la carambola de parecerse al sofisticado escritor, PSH sabía que su físico le dabasobre todo para interpretar a hombresgordos y sudorosos conproblemas. Ese es el PSH icónico.

Algo a lo que no le importó sacar juego: interpretó a fulanospoco agraciados físicamente, sin que su ego quedara mermado por ello, como confesóuna vez al New York Times: "Soy mucho más vanidoso en la vida real que en el trabajo... Cuando me miro al espejo en casa, me pregunto: ¿qué ha pasado aquí?... Pero cuando estoy en el trabajo, doy gracias por mi aspecto. Doy gracias portener un cuerpo con el quepuedo convertirme en... cualquiera".

La muerte de Philip Seymour Hoffman es, por tanto, el entierro del americano medio con todos sus vicios y debilidades. Descanse en paz.

Si Philip Seymour Hoffman (PSH) fuera español diríamos que ha muerto el vecino del quinto. Pero como era neoyorquino decimos que Philip Seymour Hoffman(1967-2014) se convirtió en leyenda gracias a sus memorables encarnaciones del americano medio. Sólo que sus ciudadanos corrientes no eran unos ciudadanos corrientes cualesquiera. Eracomo si al americano medio del siglo XX –ese decente trabajador de clase media tan honrado como insatisfecho que bordó Jack Lemmon– se le hubiera cruzado un poco un cable con el cambio de siglo.