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Rajoy se refugia en Doñana hasta que testifiquen Cospedal, Arenas y Cascos
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ASÍ ES EL PALACIO DE LAS MARISMILLAS

Rajoy se refugia en Doñana hasta que testifiquen Cospedal, Arenas y Cascos

El presidente del Gobierno vuelve, por segundo año consecutivo, a la residencia veraniega que ya utilizaron González, Aznar y Zapatero

Será que la naturaleza de Doñana, a veces dulce y apacible, a veces abrupta y salvaje, coloca a los presidentes del Gobierno delante de una metáfora natural de su propia existencia en la Moncloa, tan convulsa, tan implacable.

Será que este paisaje cambiante los ha conducido siempre, inevitablemente, en medio del silencio y del sopor, a una reflexión del vaivén de la política, tan amable, tan puta...

Será que aquí, la inmensidad de arenas y pinos, de dunas y de mar, se confabula con el vértigo de sentirse minúsculo, impotente, y hace pequeño cualquier poder.Será el contraste persistente, la belleza ingobernable de este rincón único de Europa. Será la paz. “Desierto y paraíso, vergel y páramo”, siempre en los extremos, como definió esta inmensa reserva natural Cecilia Böhl de Faber y Larrea, la escritora Fernán Caballero entusiasmada con Doñana desde que la descubrió.

Doñana, la sublime Doñana, y en el extremo sur del parque, el palacio de Las Marismillas. Aquí es donde han plantado su residencia de descansolos distintos presidentes del Gobierno en España, desde que Felipe González eligió este lugar para pasar sus vacaciones. Luego Aznar y después Rodríguez Zapatero, y ahora, por segundo verano consecutivo, Mariano Rajoy. Llegó a Doñana el viernes 2 de agosto, nada más concluir el último Consejo de Ministros del curso político, y estará aquí hasta que, otra vez, la actualidad se convulsione y lo reclame, tras ir y volver ayer a Palma para verse con el Rey.

"Una pléyade de ecosistemas y paisajes"

Llegó sin que consten las fotos habituales del desembarco en Sanlúcar de Barrameda, con una copa de manzanilla en la mano antes de cruzar el Guadalquivir hacia Doñana, y se marchará antes de que los juzgados comiencen a hervir de nuevo por el caso Bárcenas.

Y ese episodiotiene ya la fecha marcada, el martes 13 de agosto, cuando comience la ronda de comparecencias de tres de los secretarios generales que han sido citados por el juez Ruz, Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas y María Dolores de Cospedal. Luego, Galicia, en la segunda quincena del mes, para cerrar las vacaciones antes del inicio de un nuevo curso político.

Salón del palacio de Las Marismillas. El palacio de Las Marismillas,refugio de descanso de los presidentes españoles, es, según cuentan los catálogos, “una pléyade de ecosistemas y paisajes” que en su contorno aglutina amplias marismas que se inundan y se desecan anualmente, inmensas dunas móviles junto a kilómetros y kilómetros de playa virgen y copiosas zonas de pinares centenarios y monte bajo. Un lugar infranqueable, con sólo dos accesos cerrados a vehículos no autorizados, que remonta sus coqueteos con el poder a Alfonso XI, que convirtió este parque en el siglo XIV en una de sus reservas de caza preferidas.

Tras seis siglos en manos de los duques de Medina Sidonia (el nombre de Doñana le viene de doña Ana de Silva y Mendoza, hija de la princesa de Éboli y esposa del VII duque de Medida Sidonia), en 1900 adquirió estas tierras el bodeguero jerezano Guillermo Garvey. Fue entonces cuando se comenzó a levantar este palacio de Marismillas de estilo victoriano. A mediados del siglo pasado, la propiedad pasa a manos de los duques de Tarifa, que acentuaron con varias reformas el estilo de casa de campo inglesa de este palacio.

Quizá, por eso, por ese aire de casa de campo, nada desprende lujo ni boato en este edificio que reúne en su plantasuperior 18 dormitorios y cuartos de baño, mientras que en su planta baja destaca un gran salón y un comedor para invitados, con una mesa de cinco metros de largo, de una sola pieza de caoba de Cuba, que Guillermo Garvey compró en un concurso de muebles de San Francisco (EEUU). Antes de que el Estado español expropiara la finca de Marismillas ya entrados los años 80, la finca fue propiedad de los marqueses del Borghetto y luego de sus hijos, la familia Morenés, los últimos que descubrieron la “paradisíaca soledad" de Doñana, en palabras de Carlos Morenés y Mariátegui, marqués del Borghetto.

Tartessos, fenicios y romanos dejaron huella de su estancia en Doñana y, desde el siglo XIII se conservan documentos escritos que acreditan este paraíso como uno de los sitios preferidos por la realeza para cazar. Aquí se vino Felipe V con todo su séquito para una de las ampulosas jornadas de caza y de fiestas reales y fue aquí donde cuenta la leyenda que Goya pintó a su amante, la duquesa de Alba, desnuda y vestida, durante los apasionados días que el pintor pasó en Doñana, en la primavera de 1797, invitado por Cayetana, esposa del XV duque de Medina Sidonia. Será este paisaje, será la soledad, será la historia que aquí se marca como pasos en la arena que pronto se los llevará el viento.

Será que la naturaleza de Doñana, a veces dulce y apacible, a veces abrupta y salvaje, coloca a los presidentes del Gobierno delante de una metáfora natural de su propia existencia en la Moncloa, tan convulsa, tan implacable.

Mariano Rajoy Parque de Doñana
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