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Los días felices de Urdangarin: cuando el duque se ‘forraba’ con el Instituto Nóos
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IMÁGENES INÉDITAS DEL YERNO DEL REY

Los días felices de Urdangarin: cuando el duque se ‘forraba’ con el Instituto Nóos

Corría el año 2004 e Iñaki Urdangarin, que entonces contaba 36 años y disfrutaba de todos los privilegios de un 'excelentísimo señor', era un hombre feliz

Foto: Los cerebros del Valencia Summit: Pedro Parada, Iñaki Urdangarin, Marcel Planellas y Diego Torres (Ricardo Grenville, Ivy Business Press)
Los cerebros del Valencia Summit: Pedro Parada, Iñaki Urdangarin, Marcel Planellas y Diego Torres (Ricardo Grenville, Ivy Business Press)

Corría el año 2004 e Iñaki Urdangarin, que entonces contaba 36 años y disfrutaba de todos los privilegios de un excelentísimo señor, era un hombre feliz. La vida le sonreía: era un tiposimpático, atractivo y triunfador; su matrimonio con la infanta Cristina de Borbón discurría plácidamente; tenía tres hijos encantadores (el cuarto, Irene, nacería un año después) y su suegro, el rey Don Juan Carlos, era la bisagra que abría de par en par las puertas -y las arcas- de administraciones públicas y empresas privadas.

Un año antes se había asociado con Diego Torres, su antiguo profesor en la elitista escuela de negocios ESADE de Barcelona, para fundar el Instituto Nóos, una asociación sin ánimo de lucro que resultó ser la herramienta perfecta para desvalijar de fondos públicos a varios ayuntamientos ycomunidades autónomas, casi todasgobernadaspor el PP, y hacer caja con los jugosos donativos que las principales compañías -Telefónica, La Caixa, Cepsa, BBVA…- se peleaban por ofrecer. Todos se rifaban al yernísimo.

Tras haber arramplado con 2,3 millones de euros del Gobierno balear por la organización de dos minicongresos sobre turismo y deporte, Urdangarin y Torres, entonces uña y carne -aquel llegó a prestarle 400.000 euros, sin intereses, para la compra de una lujosa vivienda-, desembarcaron en la otra orilla del Mediterráneo. En 2004 organizaron la primera edición del Valencia Summit, que les reportó otros 1,2 millones de beneficio. Y el yerno simpático, atractivo y triunfador -Torres no tenía ni su don de gentes ni su buena planta, pero también era un tipo feliz- posó ante el fotógrafo junto a su socio para inmortalizar aquellos días de vino y rosas.

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Esa y otras imágenes del Valencia Summit 2004, que hasta ahora permanecían inéditas, han sido recopiladas por Ricardo Grenville, un escritor y ensayista español afincado en la ciudad estadounidense de Cambridge (Massachussetts). Grenville ha investigado por su cuenta algunas de las múltiples ramificaciones del caso Nóos, especialmente el papel decisivo que ESADE jugó en la planificación y ejecución de las tres ediciones del Valencia Summit -un foro internacional para debatir la influencia de los eventos deportivos en las grandes ciudades-, que reportaron a Urdangarin y Torres unas ganancias de casi 3,5 millones de euros.

Si algunos de los conferenciantes que participaron en el Valencia Summit de 2004, y no pocos patrocinadores, tenían renombre internacional, fue gracias a las gestiones personales que el Rey hizo en favor del duque de Palma. Urdangarin pidió al monarca que “animase” a Bernie Ecclestone (Fórmula 1), Joseph Blatter (FIFA) o Jaques Rogge (COI) a que “aceptasen la invitación” que les había cursado, y Don Juan Carlos echó mano de sus muchas influencias para complacer a su yerno. El jefe del Estado también pidió a su amigo Bernard Arnault que aportase fondos para sufragar los costes del evento, y el dueño del imperio Louis Vouitton desembolsó casi 90.000 euros, además de enviar a Valencia como conferenciante a su entonces hombre en España y cuñado de Urdangarin, Jaime de Marichalar.

Corría el año 2004 e Iñaki Urdangarin, que entonces contaba 36 años y disfrutaba de todos los privilegios de un excelentísimo señor, era un hombre feliz. La vida le sonreía: era un tiposimpático, atractivo y triunfador; su matrimonio con la infanta Cristina de Borbón discurría plácidamente; tenía tres hijos encantadores (el cuarto, Irene, nacería un año después) y su suegro, el rey Don Juan Carlos, era la bisagra que abría de par en par las puertas -y las arcas- de administraciones públicas y empresas privadas.

Iñaki Urdangarin
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