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El plantón de Mohamed VI, un rey cada vez más interesado en el ocio y menos en la diplomacia
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El plantón de Mohamed VI, un rey cada vez más interesado en el ocio y menos en la diplomacia

Nadie en la delegación española expresó su disgusto por el plantón del monarca al presidente del Gobierno. El rey continuará rehuyendo sus responsabilidades pese a las presiones de sus colaboradores

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Jalal Morchidi)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Jalal Morchidi)
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Hubo un tiempo en que Mohamed VI, de 59 años, recibía en audiencia a los ministros de Asuntos Exteriores de países importantes para Marruecos y hasta a personalidades sin responsabilidades de gobierno. Al español Josep Piqué le echó incluso una bronca en octubre de 2001 en el palacio real de Agadir y se reunió, por ejemplo, con el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, en diciembre de 2001. Faltaban aún tres años para que llegara a la Moncloa.

Mohamed VI lleva casi 24 años en el trono y su actividad como rey es, sin embargo, cada vez más reducida. Por primera vez no recibió este miércoles al jefe del Gobierno de España en el marco de una reunión de alto nivel, como se denominan las cumbres con Marruecos, que se celebró en Rabat. El monarca sustituyó la audiencia real por una conversación telefónica con el presidente Pedro Sánchez.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Jalal Morchidi) Opinión
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El soberano alauí ha dado muchos plantones en la última década, pero nunca había llegado tan lejos como con Sánchez. En la lista de los que se quedaron sin verle al pasar por Rabat figuran nada menos que Erdogan, primer ministro de Turquía, en junio de 2013; Dimitri Medvedev, primer ministro de Rusia, en octubre de 2017, un país con derecho de veto en el Consejo de Seguridad, y Mike Pompeo, secretario de Estado de EEUU, en septiembre de 2019. A los reyes de España les aplazó sine die, en enero de 2018, con tan solo seis días de antelación, una visita de Estado alegando “problemas de agenda”. Así, pudo alargar su estancia en París.

A todos les canceló la cita apalabrada —a Pompeo le iba a ofrecer una cena— porque estaba en el extranjero. Con el huésped estadounidense sucedió exactamente lo mismo que con Sánchez. Mohamed VI decidió, en el último momento, prorrogar un poco sus vacaciones en su residencia de Pointe-Denis, en Gabón, y no regresó a tiempo a Marruecos. Con Pompeo, la demora fue solo de unas horas; con Sánchez será, probablemente, más larga. El martes llegaron varios aviones marroquíes al aeropuerto de Libreville (Gabón) con comida y un personal de servicio que tomará el relevo de los que llevan allí 39 días.

Foto: Mohamed VI. (Getty/Carlos Álvarez)

Mohamed VI voló a Gabón el 25 de diciembre y, si se exceptúa una excursión a Zanzíbar (Tanzania), allí permanece sin que se sepa cuándo regresará. Desde que consideró que había acabado la pandemia, el monarca alauí ha reanudado su tradición viajera, que empezó hace más de una década. El año pasado ya pasó cinco semanas, entre finales de febrero y principios de abril, en Pointe-Denis, donde leyó, el 14 de marzo, la carta de Sánchez alineándose con la propuesta marroquí para resolver el conflicto del Sáhara Occidental.

Después, desde el 1 de junio hasta principios de octubre, estuvo algo más de cuatro meses casi seguidos en el palacete que compró en París, en plena pandemia, por 80 millones de euros, y en el castillo familiar de Betz (Departamento de l’Oise), a 75 kilómetros al noreste de la capital francesa. En total, en 2022 pasó cinco meses y medio fuera de su país.

Hasta 2018, el soberano viajaba solo o con su mujer e hijos —le acompañaron a Cuba, a Estambul o a Florida—, pero cuando se anunció, a través de ¡Hola!, en marzo de ese año, su divorcio de Lalla Salma, cambió de hábitos. A partir de entonces se desplazó con los tres hermanos Azaitar, alemanes de origen marroquí, dos de los cuales fueron campeones en artes marciales mixtas.

El grupo de nuevos amigos, siempre relacionados con deportes de lucha, se ha ido ampliando al tiempo que los Azaitar traían a padres y demás familia de Colonia (Alemania) a Rabat, donde viven a expensas del monarca. El último fichaje conocido es el de Yusef Kaddur, exviceconsejero de Juventud en Melilla, que apareció, por primera vez, en el vídeo viral en el que Mohamed VI se tambaleaba por la noche en una calle parisina en agosto.

Foto: Mohamed VI, con Abu Azaitar, en la primavera de 2018. (Redes sociales)

Este club de amigos, que mantiene una tensa relación con la familia real, aparta aún más al monarca de sus quehaceres cotidianos. Le tiene tan acaparado que hasta sus más íntimos colaboradores, como el consejero real Fouad Ali el Himma, deben, a veces, pasar por ellos para despachar con el rey los asuntos de Estado. Por eso, El Himma y los responsables de los servicios secretos y de la seguridad han fomentado desde 2021 campañas de prensa contra los Azaitar. Su propósito era convencer a Mohamed VI de que se aparte de ellos. No han surtido efecto alguno.

Si el rey de España o el de Suecia se escabulleran, las revistas del corazón les dedicarían muchas páginas, pero su desaparición e inaccesibilidad no pondrían en peligro el buen funcionamiento del Estado, porque en las monarquías constitucionales apenas tienen poder. En Marruecos, el monarca ostenta, según la Constitución de 2011, el grueso del poder ejecutivo. Su comportamiento plantea un grave problema de gobernanza del que son conscientes las élites marroquíes. No saben cómo remediarlo.

Foto: El Rey Mohamed VI preside el 12 de junio una conferencia religiosa con motivo del Ramadán. (MAP)

El problema lo padecen sobre todo los marroquíes, pero también, de rebote, los pocos huéspedes extranjeros que, como Sánchez, se acercan por Rabat. La prolongación de las vacaciones reales en Pointe-Denis no es tanto un desplante al presidente del Gobierno español como una confirmación de la pereza de Mohamed VI por la res publica y su afición al ocio compartido con sus amigos luchadores. Pero, pese a su desgana, no suelta las riendas del poder, no se plantea abdicar.

El entorno oficial del soberano, no los amiguetes exboxeadores, hizo, probablemente, estos días grandes esfuerzos para convencerle de que volviera a Rabat para recibir a Sánchez, líder de un país que es el primer socio comercial de Marruecos y su valedor en la Unión Europea. Por eso en Pointe-Denis se hicieron varios preparativos para regresar a casa al menos unos pocos días, según una fuente conocedora de los desplazamientos reales. Mohamed VI no quiso, al final, interrumpir sus vacaciones. Los canceló y sustituyó la audiencia con Sánchez por una conversación telefónica.

Como sus desplantes no tienen consecuencias, como nadie en la delegación que acompaña al presidente a Rabat manifestó públicamente su disgusto —más bien ensalzaron esa conversación telefónica—, el rey de Marruecos seguirá poniéndose el mundo por montera. Continuará dando plantones desde su lugar de vacaciones y trasladando una imagen penosa de su Reino a la que también contribuyen sus servicios secretos cuando son pillados, como sucedió en 2021, espiando los móviles de dirigentes de países amigos con el programa malicioso Pegasus.

Hubo un tiempo en que Mohamed VI, de 59 años, recibía en audiencia a los ministros de Asuntos Exteriores de países importantes para Marruecos y hasta a personalidades sin responsabilidades de gobierno. Al español Josep Piqué le echó incluso una bronca en octubre de 2001 en el palacio real de Agadir y se reunió, por ejemplo, con el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, en diciembre de 2001. Faltaban aún tres años para que llegara a la Moncloa.

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