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La última colección de Vasari, por amor al arte
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JOYAS

La última colección de Vasari, por amor al arte

Hay casas que eligen su nombre sin buscarle mucho sentido, pero en otras ocasiones hay toda una filosofía escondida tras el bautismo. El caso de la

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La última colección de Vasari, por amor al arte

Hay casas que eligen su nombre sin buscarle mucho sentido, pero en otras ocasiones hay toda una filosofía escondida tras el bautismo. El caso de la joyería Vasari es de los segundos. La casa, que abrió hace ya 25 años su primera boutique en el paseo de Gracia barcelonés, escogió con fundamento la marca con la que se daría a conocer: Giorgio Vasari fue un hombre renacentista en toda regla. Pintor, arquitecto y escritor, su recopilación de biografías de artistas en el libro Vite es fundamental para comprender la historia del arte italiano.

El mismo esmero con el que el florentino clasificó la impresionante lista de pintores y escultores transalpinos del quattrocento y el cinquecento es el que aplica la casa de joyería a cada una de sus piezas: un ansia renacentista y la concepción de la joya como una auténtica de arte. Y su colección para este otoño/invierno, de clara inspiración bizantina, no desmerece en absoluto a sus predecesoras.

Vasari ha dividido su actual colección en tres series diferenciadas. Por un lado, la línea Tatoo, que surge de los pendientes Tatoo de diamantes. No podía ser de otro modo: la pieza se convirtió en un must y tomándola como musa la casa ha creado joyas inspiradas en motivos étnicos y figuras tribales con un aire primitivo.

La línea incluye brazaletes, collares, sortijas y broches elaborados con materiales tan exclusivos como perlas tahití, zafiros, ice diamonds o diamantes negros. La ruptura y trasgresión en el diseño, tan marca de la casa como la utilización de materiales antes no tenidos en cuenta en la joyería, también se dejan ver en los broches y colgantes de la línea, repletos de perlas barrocas. Por si fuera poco, la movilidad de las piezas permite personalizar las joyas de modo que se adaptan a la perfección al gusto de sus propietarios. Cada pieza de Vasari es una obra única, aurática, dotada de un significado propio y único.

Las dos líneas con las que se completan las últimas incorporaciones al ya de por sí amplio catálogo de la joyería son los colgantes bizantinos y las sortijas Giorgio Vasari. A partir de la simbólica flor de lis, la casa ha creado una serie de colgantes Bizancio, realizados en engarces de oro amarillo, rojo y blanco. Las piezas de orfebrería del arte de este antiguo imperio vuelven a la actualidad gracias a los colgantes, en los que la casa ha depositado todo el buen hacer de su contrastada técnica.

Por último, las sortijas de la línea Giorgio Vasari, paradigma del estilo de la casa, encandilan a los clientes nuevos y a los que siguen sus diseños desde el principio. En esta ocasión dominan los juegos florales y las lágrimas, aunque las líneas básicas, esto es el oro blanco, los brillantes y el aprovechamiento de la geometría natural de la propia piedra, no cambian.

Hay casas que eligen su nombre sin buscarle mucho sentido, pero en otras ocasiones hay toda una filosofía escondida tras el bautismo. El caso de la joyería Vasari es de los segundos. La casa, que abrió hace ya 25 años su primera boutique en el paseo de Gracia barcelonés, escogió con fundamento la marca con la que se daría a conocer: Giorgio Vasari fue un hombre renacentista en toda regla. Pintor, arquitecto y escritor, su recopilación de biografías de artistas en el libro Vite es fundamental para comprender la historia del arte italiano.