Christian Louboutin, el hombre pegado a las suelas rojas

Christian Louboutin se recorría las bambalinas de los principales music halls de París cuando aún casi no le había crecido el bigote para intentar vender sus diseños de calzado a las bailarinas. Años después sus zapatos y bolsos son el fetiche favorito de las estrellas, aunque ya no se trata de artistas de cabaret, sino de celebrities del mundo del espectáculo. Es nuevo icono de lo exclusivo, a pesar de que sus stilettos son tan comunes entre las más glamourosas como unas Chucks de Converse lo pueden ser entre la muchachada universitaria. Nunca unas suelas rojas habían dado tanto de qué hablar.

El diseñador, que un buen día decidió dar un aire de laca colorada a la parte más olvidada del calzado, logró con su feliz idea dos cosas: hacer de algo oscuro y sucio un espacio de belleza al mismo tiempo que revestía su nombre de un marchamo de calidad y sofisticación en el camino. Ahora reivindica para sí la exclusiva de los bajos del color de la pasión en forma de batalla legal, aduciendo que el uso de ese tono en las imitaciones sólo tiene el objetivo de confundir al público reproduciendo la patente de corso de su marca.

Mientras tanto, Louboutin prepara la próxima gala de los Oscar con el mismo cuidado que siempre. El mismo embrujo que le provocaba el music hall sigue poniéndole nervioso al tratar con las actrices de Hollywood, a las que calza, a las que mima como si de princesas de cuento se tratara. Hasta ahora se encargaba de que no viajaran solos para evitar posibles extravíos, pero seguramente podrá evitarlo a partir de ahora, gracias a la tienda que acaba de abrir en Hollywood

Y es que, aunque se ponga excéntrico (como con los tacones de 26 centímetros que fotografió David Lynch para la exposición ‘Fetiche’), las celebrities se pelean por las rompedoras creaciones que siguen saliendo del pequeño taller que se esconde tras la tienda de Louboutin en la Rue Jean-Jacques Rousseau de París, la misma que abrió por primera vez sus puertas hace 15 años.

Allí nacieron sus primeros diseños, con pieles texturizadas, vinilo, pompones, lazos y los vertiginosos 130 milímetros de tacón, los que consiguieron convencer al público de que cualquier mujer puede ser una estrella, y allí también han visto la luz los de su última colección, con el botín y el modelo Oxford como estrellas de la temporada. En definitiva, otra vuelta de tuerca más en su universo creativo.