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Ronda, esencia del sur
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Ronda, esencia del sur

Ciudad de toreros y bandoleros, Ronda es, sin duda, una de las joyas que durante siglos ha enamorado a los incautos visitantes. Pueblo de orígenes neolíticos,

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Ronda, esencia del sur

Ciudad de toreros y bandoleros, Ronda es, sin duda, una de las joyas que durante siglos ha enamorado a los incautos visitantes. Pueblo de orígenes neolíticos, el río Guadalevín lo dividió en dos y conformó su peculiar orografía. Un profundo barranco de cien metros se abre camino entre las casas resultando un maravilloso espectáculo que hechiza las almas de los viajeros.

Situada en la provincia de Málaga, la historia de este peculiar asentamiento humano se remonta al paleolítico y buena prueba de ello son las extraordinarias manifestaciones de arte rupestre que todavía hoy se conservan en la Cueva de la Pileta, en la sierra que rodea la ciudad. Sin embargo, fue durante el período nazarí de Granada cuando, por su enclave cercano a los pueblos conquistados por los castellanos, la ciudad y la comarca a la que da nombre se erigieron como un territorio de especial importancia.

Pero fue el siglo XVIII el que marcó la imagen de la Ronda actual. Durante esta época se construyen los monumentos más significativos y emblemáticos de la aristocracia local: el Puente Nuevo y la Plaza de Toros. Un halo romántico envolvió la ciudad. La tauromaquia y una Serranía cuajada de bandoleros causaron una profunda impresión en muchos de los insignes viajeros que, como Ernest Heminway, pasaron por Andalucía.

“Avistamos Ronda. Estaba enriscada en la sierra, como una prolongación natural del paisaje y, a la luz del sol, me pareció la ciudad más hermosa del mundo”, decía el escritor Juan Goytisolo. Y es que la belleza natural de Ronda es, sin duda, su mayor atractivo. Más allá de la Colegiata de Santa María la Mayor o de la Casa de Mondragón, alojamiento habitual de los Reyes Católicos, es la Alameda del Tajo su mayor reclamo. Primavera y otoño son el momento ideal para visitar la ciudad. La floración en los balcones de las blancas casas de la serranía produce un espectáculo visual y aromático digno de ser contemplado. Durante la época otoñal, los nobles castaños tiñen sus hojas de rojos granate y rubí, y la ciudad se cubre del dulce aroma de la castaña.

Sin embargo, la ciudad se alza orgullosa de su pasado y ofrece muchas visitas interesantes a los transeúntes. En Ronda, el viajero puede encontrar gran cantidad de elementos arquitectónicos judíos y musulmanes. Puentes y murallas se mantienen todavía hoy en un magnífico estado de conservación. Pero es el Puente Nuevo el que constituye, junto con la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, el símbolo y el alma de la ciudad. Más de 40 años se invirtieron para la realización de esta obra maestra de la arquitectura que se inauguró, por fin y tras la caída de un primer puente, en mayo de 1793. Construida en sillares de piedra extraídos del fondo de la garganta del Tajo, este puente permitió la conexión del barrio moderno con el casco histórico de la ciudad y ofrece a los visitantes unas vistas incomparables.

El Palacio de Mondragón, conocido también como Palacio del Marqués de Villasierra, constituye el monumento civil más significativo de Ronda. Dice la leyenda que fue residencia del gran rey Abbel Malik, hijo del sultán de Marruecos Abul Asan, y también del último gobernador musulmán de la provincia. Esta casa localizada en la calle Cuesta de Santo Domingo ha sufrido frecuentes reestructuraciones fruto de los sucesivos cambios de propietario. La planta de la casa es irregular y laberíntica y su fachada presenta dos torres de distinta altura, así como dos puertas, coronadas por la concha de la familia Anjou y el escudo real de los Borbones.

Ronda es una ciudad marcada por el toreo. Orgullosa de su tradición, ha sido cuna de grandes familias de toreros como los Romero o los Ordóñez. La Real Mestranza de Caballería, concebida en piedra arenisca con un esquema monumental, la nobleza de su traza arquitectónica, con su doble galería de arcadas y la ausencia de tendidos al descubierto, le confiere un espíritu más de claustro que de recinto para espectáculos taurinos. Son los monumentos a los gloriosos maestros que adornan su entrada lo que recuerda que en este lugar se celebra cada año la conocida ‘Corrida Goyesca’.

Junto a este espectacular recinto se encuentra la bella Alameda del Tajo. Cinco avenidas paralelas que desembocan en un paseo con una impresionante balconada situada sobre el abismo. El camino se prolonga hacia el norte, bordeando la cornisa, hasta el Hotel Victoria, por el llamado ‘paseo de los ingleses’. Hacia el sur, el Parador Nacional de Turismo da la bienvenida a todos aquellos que quieran disfrutar de unos días en esta maravillosa ciudad esencia de Andalucía.

Ciudad de toreros y bandoleros, Ronda es, sin duda, una de las joyas que durante siglos ha enamorado a los incautos visitantes. Pueblo de orígenes neolíticos, el río Guadalevín lo dividió en dos y conformó su peculiar orografía. Un profundo barranco de cien metros se abre camino entre las casas resultando un maravilloso espectáculo que hechiza las almas de los viajeros.