Jean-Paul Gaultier muestra en París su verdadera piel
Retrasado por la llegada tardía de Catherine Deneuve, salió ante su público uno de los más esperados artistas de los desfiles parisinos, Jean-Paul Gaultier, autor del
Retrasado por la llegada tardía de Catherine Deneuve, salió ante su público uno de los más esperados artistas de los desfiles parisinos, Jean-Paul Gaultier, autor del vestido blanco que la protagonista de La Vie en Rose, Marion Cotillard, portó para recoger su Óscar a la mejor actriz, y el viernes su César francés.
Entre sus elementos más característicos, la piel, en su más amplio sentido, de la cabeza a los pies, los grandes bolsos en bandolera y los pantalones muy ajustados estampados con pieles de animales. Junto con grandes jerséis y los vestidos muy simples, cortos para cóctel, o largos, drapeados, en seda, para las grandes ocasiones.
Sobre las pasarelas, Issey Miyake se fue de boda, de entierro y de nacimiento a la vez, en un desfile mixto dedicado a Los amantes del Apocalipsis, cuyos recuerdos "son poemas guardianes de la vida en la tierra", explicó el autor en un pequeño dossier. Menos mal.
La invitación presagiaba ya un mensaje consecuente, con sus parejas años 20 bailando alegre e inconscientemente... sobre calaveras. Sobre el podium, hombres y mujeres compartían responsabilidades al 50%, con líneas similares, primero en azul, luego en blanco; a continuación translúcidas, caladas, plisadas, brillantes, asimétricas y fluidas, en ocasiones con poéticos detalles en relieve.
Pantalones Galaxy tejidos con hilo de oro que reproducían motivos de esqueletos, trajes de ceremonia en seda gris, negros con rayas horizontales satinadas; bellísimos vestidos de papel no obstante desechables, blancos, levemente transparentes, y formas hexagonales, "símbolo de la estructura del cristal", dieron vida al contundente mensaje de la firma.
El nuevo rumbo de Loewe
Loewe cambia de destino y acaba de descubrir en París a su nuevo modisto, el británico Stuart Vevers, quien tomó las riendas artísticas de la firma en enero y en menos de dos meses ha reconstruido el guardarropa entero de prêt-à-porter para la próxima temporada invernal. El rico pasado de la firma española fue el pedestal sobre el que Stuart Vevers creó su colección en 20 conjuntos suntuosos, de los zapatos y las botas a las joyas, los guantes y, por supuesto, el bolso, a veces histórico, revisitado en versión siglo XXI.
Sin duda, declinado en nuevas versiones, como el legendario ‘Amazona’, o inventado por el hasta hace poco director artístico de Mulberry, el bolso será una de las claves del próximo invierno Loewe. Perfeccionista, Stuart Vevers prefirió no hacer desfile y presentar sus magníficas creaciones en los salones de uno de los más bellos teatros de París, el de la Opera Cómica.
Un lugar perfectamente a tono con la serena y audaz opulencia de sus modelos, en los que jugó con contrastes masculino-femenino, trabajó el nudo, la asimetría, la puntilla, la cadena, el tradicional pañuelo Loewe y el plisado, o utilizó materiales insólitos para revelar un traje de noche de cuero lila. Cinturones masculinos darán así el toque especial a un vestido de noche de encaje negro y cuello plateado, o a una falda de astracán de talle bajo, adornada con una camisa esmoquin.
Faldas largas hasta la media pierna, pantalones grises, faldas cortas abullonadas, chaquetones de zorro rosa, o de cuero verde con capucha forrados de visón. La inspiración vino de los años 70 y, en particular, de Paloma Picasso y Catherine Deneuve.
El número uno del lujo mundial, LVMH, propietario también de Dior, Givenchy, Louis Vuitton, Fendi, Marc Jacobs o Celine, puede celebrar su nuevo fichaje, que después de Nueva York, Milán y Londres reside ahora ya Madrid.
Retrasado por la llegada tardía de Catherine Deneuve, salió ante su público uno de los más esperados artistas de los desfiles parisinos, Jean-Paul Gaultier, autor del vestido blanco que la protagonista de La Vie en Rose, Marion Cotillard, portó para recoger su Óscar a la mejor actriz, y el viernes su César francés.