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Un planeta repleto de trucos de belleza
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SALUD Y BELLEZA

Un planeta repleto de trucos de belleza

Aloe vera, jugo de papaya, barro, sales, cataplasmas de hierbas… son sólo algunos de los tratamientos que los rincones remotos del planeta pueden ofrecernos. A lo

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Un planeta repleto de trucos de belleza

Aloe vera, jugo de papaya, barro, sales, cataplasmas de hierbas… son sólo algunos de los tratamientos que los rincones remotos del planeta pueden ofrecernos. A lo largo de la historia, los tratamientos de belleza se han sucedido. Algunos han llegado hasta nuestros días, unos como curiosidad y otros, como el uso de aceites naturales para nutrir e hidratar la piel, han continuado como base de la cosmética actual.

Cada uno de los continentes esconde sus propios secretos de belleza. Así, los indios nativos de Norteamérica controlaban la secreción de grasa de la piel con salvia. Recientes estudios han demostrado los múltiples beneficios de esta sustancia natural, entre los que destaca su uso para regular la presión sanguínea, que puede aplicarse mediante baños aromáticos. Una forma muy sencilla de preparar un baño con la esencia es convertir nuestra bañera en una infusión gigante. Esto se puede lograr con una taza de harina de avena y dos cucharadas de salvia (fresca o seca), que colocadas dentro de un par trozos de tela de muselina, cerrados a modo de bolsita de té y sumergidos en el agua caliente, serán un buen aliado para activar la circulación de la sangre.

En Australia, sin embargo, el mayor cosmético es el aceite de emú, un ave autóctona parecida al avestruz (aunque un poco más pequeña que ésta) de la que los aborígenes llevan extrayendo siglos este elemento. Actualmente, las excelencias cosméticas de este aceite han sido ensalzadas por entendidos y profanos. Incluso algunas estrellas lo han probado, como es el caso de Demi Moore, según publica la página Femalefirst.com y, al parecer han quedado muy satisfechas con los resultados.

Los asiáticos, por su parte, confían tanto en los productos marinos como en los terrestres a la hora de buscar elementos que ayuden a mejorar su aspecto y su salud. Así, su alimentación a base de pescado les aporta una ingente cantidad de ácidos grasos (Omega 3 y 6) que ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares y, según recientes estudios, podría favorecer también la prevención de enfermedades como la demencia senil y el alzheimer.

Ya en la tierra el 'ramneo de mar', un arbusto que crece en múltiples zonas del continente, es uno de sus más usados como elemento cosmético. Los frutos de este arbusto, de aspecto similar a los de un níspero, han sido utilizados durante generaciones por los chinos, aún sin saber son una fuente de Omega 7, que ayuda a la regeneración celular y a mantener una piel radiante.

Tradicionalmente estos frutos han sido utilizados para tratar problemas de la piel y favorecer que se regenere con mayor rapidez. También es importante el efecto que el Omega 7 tiene en las membranas corporales, puesto que no sólo ayuda con los problemas de la piel sino que es un importante aliado a la hora de regular la flora intestinal.

Desde África es difícil no fijarse en el legado estético y cosmético del imperio de los faraones. Egipto fue la cuna no sólo de los grandes saberes, sino también del interés por el aspecto físico. Y es que los egipcios prestaban especial cuidado a su higiene y belleza. Para ello utilizaban aceites perfumadas que colocaban sobre la cabeza en forma de sólido, de tal forma que, con las altas temperaturas se iban deshaciendo perfumando así el resto del cuerpo.

La predilección de Cleopatra por sumergirse en leche de burra es uno de los trucos de belleza más difundidos a lo largo de la historia, así como el uso de Khol, una sustancia que utilizaban para dibujar una línea sobre sus pestañas que les servía no sólo como maquillaje sino también como protección para evitar las infecciones oculares y que además era un repelente de insectos muy práctico y cómodo.

Sin embargo, en la vida cotidiana lo habitual era desmaquillarse cada noche con leche, hidratar posteriormente la piel con cremas caseras hechas a base de este mismo elemento y miel, o masticar raíces de una planta llamada Falsa Biznaga (Amni majus) para activar la melanina de la piel y evitar las quemaduras solares, o incluso, los masajes para evitar que saliesen estrías durante el embarazo.

Pero los europeos también hemos tenido siempre esos pequeños trucos como la hidratación y la nutrición de la piel con aceite de oliva, o el agua de rosas, que continúa utilizándose por sus propiedades astringentes y antisépticas. En el caso de Escocia, con un truco de belleza único que se está exportando a todo el planeta: una variedad de kelp, un alga de color parduzco que crece en las aguas que lindan con el suelo escocés. Esta alga, rica en vitaminas A, B, C y E, cuyas propiedades la hacen ideal para mantener el pelo en óptimas condiciones, fortalecer los folículos y, por su alta concentración de yodo, para prevenir el bocio, una enfermedad que afecta a la glándula tiroides, encargada de el control del metabolismo.

Aloe vera, jugo de papaya, barro, sales, cataplasmas de hierbas… son sólo algunos de los tratamientos que los rincones remotos del planeta pueden ofrecernos. A lo largo de la historia, los tratamientos de belleza se han sucedido. Algunos han llegado hasta nuestros días, unos como curiosidad y otros, como el uso de aceites naturales para nutrir e hidratar la piel, han continuado como base de la cosmética actual.