Corales y arte en los museos de Berlín
La ‘nueva capital’ de Europa se mueve deprisa, tanto como los trenes, metros y tranvías que cruzan puntualmente la ciudad de punta a punta. Berlín, monarca
La ‘nueva capital’ de Europa se mueve deprisa, tanto como los trenes, metros y tranvías que cruzan puntualmente la ciudad de punta a punta. Berlín, monarca de la sobriedad y la monumentalidad durante el día y embajadora del más irredento de los hedonismos durante la noche, es también un lugar donde disfrutar de algunos de los mejores museos de Europa. La nueva muestra en el Museo de Historia Natural de la ciudad es la excusa perfecta para darse un salto a la capital alemana y recorrer parte de su amplia oferta museística.
Situada al norte de Mitte (el distrito central de Berlín) y junto a la nueva estación central de Berlín (la Hauptbahnhof) la Universidad Humboldt, que acoge el recinto del Museo de Historia Natural (Invalidenstrasse 43), no sólo es la más antigua de la ciudad: Schopenhauer o Einstein pasaron por este centro que ha formado hasta 29 premios Nobel. En su interior se reúne estos días una exposición que sumerge al visitante en el fascinante mundo de los corales para conmemorar el año internacional de los arrecifes, conocer su historia milenaria y alertar de los peligros que amenazan estos ecosistemas.
Todo el mundo conoce los arrecifes, con sus coloridos peces, la particular simetría de las estrellas de mar y la belleza petrificada de los corales, y sabe de su influencia en la preservación de los ecosistemas marinos. En el museo berlinés, unas quinientas piezas de corales y fósiles de la fauna y flora de los arrecifes dan idea de la riqueza del universo marino que, además de al mediático ‘Nemo’, cobija a miles de variedades de peces, invertebrados, algas, moluscos, plancton y otros microorganismos.
El museo berlinés se transforma en uno de esos barcos turísticos con suelo de cristal y adentra al espectador en las profundidades marinas para que pueda bucear entre los conjuntos de corales, cuyos llamativos colores brillan en la oscuridad de la sala. Gracias a unas gafas de buceo y una pantalla tridimensional, uno puede explorar estas 'ciudades del agua', que en todo el planeta suman una superficie de 212.000 kilómetros cuadrados.
No se puede abandonar el museo sin visitar las ‘perlas’ de esta muestra: los fósiles de los corales de hace más de cuatrocientos millones de años, que permiten conocer un poco más acerca de la evolución de los mares y océanos. Además, decenas de vitrinas muestran los restos de esqueletos y otros fósiles centenarios, de diversos colores y tamaños, que adoptan formas tan curiosas como la del cerebro humano o los cuernos de un ciervo.
Toda una isla dedicada a la cultura
Junto a la otra sede de la Humboldt-Universitat, al final de la impresionante avenida de Unter den Linden (‘Bajo los tilos’) se levanta la Isla de los Museos o Museumsinsel, ubicada en un islote urbano en medio del río Spree. En ella ideó un día el rey Federico Guillermo IV de Prusia un ‘espacio para el arte y la ciencia’ que con el paso de los siglos se ha convertido en uno de los lugares con más piezas artísticas, antropológicas y naturales por metro cuadrado.
El Museo Antiguo (‘Altes Museum’) alberga una colección de arte de la Antigüedad romana y griega, con esculturas, ánforas y, por encima de todas ellas, el famoso busto de la reina Nefertiti, a quien los habitantes de esta ciudad gustan de llamar ‘la berlinesa más bella’, y que formará parte del Museo Nuevo (‘Neues Museum’), dañado durante la II Guerra Mundial y cuya reapertura está prevista para 2009.
La Galería Nacional Antigua (‘Alte Nationalgalerie’) fue diseñada por August Stüler, al igual que el desaparecido Neues Museum. En su interior, lo que empezó siendo el espacio expositivo para la colección de arte del XIX donada por un banquero es hoy en día una de las principales pinacotecas alemanas que estudia esta época artística. Con su significativa cúpula cobriza, el Museo Bode acoge por su parte los fondos artísticos de la tardo-antigüedad y el período bizantino.
Sin embargo, el recinto que más visitantes recibe es el Museo de Pergamon (Pergamonmuseum), que alberga en su interior grandes obras arquitectónicas como el altar de Pérgamo, la puerta de Ishtar de Babilonia y la puerta del mercado de Mileto. La colección artística de la Isla de los Museos, declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1999, ofrece al visitante la posibilidad única de obtener una visión unificada del arte europeo desde la Antigüedad hasta el siglo XIX.
Aparte de la Museumsinsel, Berlín acoge otras muchas instituciones dedicadas a la recopilación y exposición de los tesoros artísticos y de la Historia de la ciudad y del país que el visitante no puede olvidar en esta escapada cultural. Entre ellos el Museo de Historia Alemana, con su interesante ampliación proyectada por el arquitecto I.M. Pei, el Museo Judío con su alabado edificio de exterior metálico diseñado por Daniel Libeskind o el Museo de Artes Decorativas, que recorre la historia de la decoración, la moda y el diseño desde la Edad Media hasta la actualidad.
HOJA DE RUTA
Cómo llegar: Tanto las aerolíneas de bandera como las low cost ofrecen viajes a Berlín por precios económicos. Si se planifica con tiempo es posible volar por menos de 100 euros i/v.
Dónde comer: La comida callejera en Berlín es económica y agradable. Por pocos euros se puede comer cualquier variedad, desde tallarines orientales a curry indio pasando por durums turcos o frikadelles alemanes. Para paladares más sofisticados, las opciones pasan por el Bonfini en Münzstraße (barrio de Mitte) o Nola's am Weinberg en Veteranenstraße (barrio de Prenzlauer Berg), entre otros.
Dónde dormir: Berlín cuenta con una cuidada oferta hotelera. Desde el reconstruido y señorial Adlon junto a la Puerta de Brandeburgo hasta el barroco Askanischer Hof (U-Bahn Adenauer Platz) o el minimalista Hotel Q! (U-Bahn Uhlandstraße).
La ‘nueva capital’ de Europa se mueve deprisa, tanto como los trenes, metros y tranvías que cruzan puntualmente la ciudad de punta a punta. Berlín, monarca de la sobriedad y la monumentalidad durante el día y embajadora del más irredento de los hedonismos durante la noche, es también un lugar donde disfrutar de algunos de los mejores museos de Europa. La nueva muestra en el Museo de Historia Natural de la ciudad es la excusa perfecta para darse un salto a la capital alemana y recorrer parte de su amplia oferta museística.