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Una casa de colores
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DECORACIÓN

Una casa de colores

Si los antiguos propietarios del inmueble en el que vive Elsa con su pareja vieran la magnífica transformación que ha tenido lugar en el que un

Si los antiguos propietarios del inmueble en el que vive Elsa con su pareja vieran la magnífica transformación que ha tenido lugar en el que un día fue su hogar, quedarían profundamente sorprendidos. La decoración ha llegado a este modesto piso de Carabanchel vestida de los colores más vistosos y modernos, inaugurando una distribución de ambientes basada en la diferenciación tonal.

La vivienda disponía en origen de cuatro habitaciones más cocina y salón, pero tras las reformas acometidas, esta casa ha visto gratamente trastocada la concepción de sus estancias. La eliminación de tabiques para la fusión de espacios y la ausencia de determinadas puertas ha logrado establecer una comunicación fluida y ordenada, además de contribuir al máximo a la sensación de amplitud.

Al perfecto sentido del gusto a la hora de combinar pinturas, se ha unido una esmerada selección de mobiliario y complementos decorativos. Piezas de exótica belleza que han recorrido kilómetros desde tierras lejanas se mezclan con puntos de iluminación de absoluto diseño y con sistemas para la separación de escenarios de carácter íntimo muy acertados.

Al alegre verde pistacho de la entrada que se ve en la primera instantánea le acompañan una serie de elementos que encierran toda la riqueza de algunas de las culturas más enigmáticas. La pasión por lo oriental queda patente en esta magnífica silla de madera de dos metros de altura, un lujo con sabor milenario.

El pasillo que aún actúa de eje en numerosas viviendas, va dejando de ser la columna vertebral de la distribución de estancias. Con la reforma, se prescindió de las puertas de las habitaciones que hoy albergan cocina y office. En la segunda imagen vemos un detalle: un corcho hecho, valga la redundancia, con corchos de botellas de vino.

Los objetos ornamentales foráneos ganan un peso sentimental magnífico, ya que detrás de sus formas han quedado prendidos recuerdos de viajes inolvidables. Así nos lo revela Elsa cuando fijamos la vista en una máscara ritual procedente de Kenia apreciable en la tercera fotografía.

Cada vez son más los que se atreven con tonos poco convencionales. La cocina de Elsa, que se ve en la última imagen, abrazó un risueño naranja fortuitamente: cuando les presentaron el papel con la distribución de la misma el fabricante utilizó el naranja para que se apreciara mejor el blanco de los muebles. Y decidieron hacerlo realidad.

Estas tres imágenes corresponden a la cocina y el comedor. Una barra de obra en tono wengué separa armónicamente las dos zonas. Las encimeras enfrentadas dividen las tareas a la perfección: en una están los fogones arropados por el brillante inox del frigorífico y la campana decorativa, y en la otra está el fregadero.

El entorno del office gana en calidez si sabemos elegir con criterio la iluminación que penderá del techo y los cuadros que mostrarán las paredes. En este sentido, tanto la preciosa lámpara de la fotografía cumple al 100% su función.

Una estantería blanca sirve para sustentar elementos vegetales y algunos imprescindibles como el teléfono y la agenda. Un pequeño sillón blanco de inspiración moderna comparte escenario con un amplio sofá gris con cojines y constituye un punto muy especial para la lectura.

El mueble bajo posibilita la prominencia visual de un revestimiento parcial a base de piedra que coincide con el lugar de la televisión. La tarea de destacar con una pintura diferente una de las paredes de la estancia ha recaído sobre el marrón chocolate. La cortina con conchas que da paso a la terraza es de México.

El recurso oriental recoge el testigo del recibidor a través de un impresionante armario rojo que los propietarios de este delicioso hogar emplean como minibar. Encima de esta riqueza milenaria hay una escultura de piedra de importante peso. Las plantas que flaquean al mueble renuevan el aire y dan un toque natural.

La habitación de invitados aún no está lista, pero hemos querido mostrar el delicado trabajo que se ha realizado en el aseo auxiliar, cuya superficie ha sido literalmente robada a este dormitorio. El gresite azul inunda este mínimo baño al que se ha dotado de una pila en acabado plateado y algunos cuadros temáticos.

Para el baño principal se optó por la elegancia del gresite negro y por el efecto de aislamiento de los muros de cristal pavés. Se ha jugado con objetos decorativos en blanco (piedras), rojo (jarrón y flores secas) y piedra veteada (recipientes y dispensador), así como con postales en blanco y negro.

Unos armarios a medida organizan toda la ropa y enseres de la pareja. Las cortinas, de grandes lunares de colores, le dan a la estancia un toque de alegría. Apoyado en el costado de uno de los armarios, se ha colocado un mueble con compartimentos coronado por una cajita y un maniquí, verdadero fetiche de Elsa.

El granate transmite una enorme pasión al dormitorio, iluminado por dos lámparas gemelas de papel colgadas a diferente altura. Las mesillas se han sustituido por estanterías. A los pies de las cortinas de seda salvaje granate observamos un mueble de madera oscura pendiente de restaurar y una sombrerera antigua.

Las ferias actuales inciden en los textiles con bordados geométricos con hilos dorados y espejos. La colcha de la cama tiene este esquema y la trajeron de las Islas Mauricio, mientras que hoy muchas tiendas españolas distribuyen modelos similares. El cabecero es una auténtica joya: una composición en bajo relieve de corte oriental.

Si los antiguos propietarios del inmueble en el que vive Elsa con su pareja vieran la magnífica transformación que ha tenido lugar en el que un día fue su hogar, quedarían profundamente sorprendidos. La decoración ha llegado a este modesto piso de Carabanchel vestida de los colores más vistosos y modernos, inaugurando una distribución de ambientes basada en la diferenciación tonal.