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La dieta mediterránea, un patrimonio con aceite y fritangas varias
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GASTRONOMÍA

La dieta mediterránea, un patrimonio con aceite y fritangas varias

Volvamos al tópico de que España está de moda. Que si nuestra cocina es soberbia, que si en los últimos años hemos mejorado mucho... Tanto se

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La dieta mediterránea, un patrimonio con aceite y fritangas varias

Volvamos al tópico de que España está de moda. Que si nuestra cocina es soberbia, que si en los últimos años hemos mejorado mucho... Tanto se ha hablado en la prensa nacional sobre la gastronomía de la piel de toro desde que surgió la ‘batalla de los chefs’ que hasta la internacional ha llegado el eco. Medios europeos y estadounidenses han recogido con interés las andanzas de Santamaría y Adrià, pero oír a los cocineros españoles criticar las características de nuestra gastronomía parece haber abierto los ojos en los medios internacionales y ahora ya se cuestionan directamente si la nuestra es, tal y como nos jactamos nosotros y quiere el Gobierno, un tesoro universal.

El International Herald Tribune publicaba en su edición de este martes un artículo de la agencia Reuters sobre la propuesta española de incluir la dieta mediterránea en el listado del Patrimonio inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, en una candidatura conjunta con Italia, Grecia y Marruecos, y recogía al respecto las opiniones de algunos extranjeros residentes en Madrid.

“Adoro la comida española, pero no es exactamente eso de las cinco raciones diarias de fruta y verdura”. Esta es la opinión de la británica Susie Goodall, entrevistada por la periodista Sarah Morris en la madrileña plaza de Santa Ana, uno de esos lugares que a los viajeros se les vende como “típicamente españoles” pero que suele ser en realidad, y para desesperación de las autoridades turísticas, un ‘engañaguiris’. Goodall, originaria de un país en el que la mantequilla es la grasa por preferencia para frituras y guisos a pesar de su origen animal, se asombra por el extendido uso del aceite vegetal: “Si pides una ensalada de tomate, te dan siete tomates... ¡cubiertos de aceite!”.

Sin entrar en chauvinismos y aparte del archiconocido interés patrio por sacarle los euros al extranjero con un poco de sangría y algo que con la imaginación de un Cervantes se podría asemejar a una ración de bravas, lo cierto es que en España la carne se come en abundancia y posiblemente más de la que resultaría recomendable. El artículo del IHT destaca que “entre los platos favoritos de los menús destacan las chuletas de cerdo, los filetes de ternera o las pechugas de pollo, normalmente servidos con patatas fritas y ensaladas mínimas”.

El interés por convertir la dieta mediterránea en patrimonio inmaterial tiene, en cualquier caso, una vertiente económica que no puede ser dejada de lado: la comercialización de algunos productos como el aceite de oliva, el jamón o el vino conseguiría superar barreras comerciales que hasta ahora han impedido su venta masiva alrededor del globo.

El artículo de IHT concluye recordando que la obesidad es un problema creciente en España: en diez años el índice de esta enfermedad se ha duplicado desde el 7% hasta el 14% entre adultos, y uno de cada tres niños tiene sobrepeso u obesidad, la tasa más alta de la Europa occidental junto a Italia y Grecia. Lo cierto es que nuestros pequeños consumen muchos más alimentos preparados, grasas hidrogenadas y azúcares que antes... aunque eso no es precisamente dieta mediterránea.

Volvamos al tópico de que España está de moda. Que si nuestra cocina es soberbia, que si en los últimos años hemos mejorado mucho... Tanto se ha hablado en la prensa nacional sobre la gastronomía de la piel de toro desde que surgió la ‘batalla de los chefs’ que hasta la internacional ha llegado el eco. Medios europeos y estadounidenses han recogido con interés las andanzas de Santamaría y Adrià, pero oír a los cocineros españoles criticar las características de nuestra gastronomía parece haber abierto los ojos en los medios internacionales y ahora ya se cuestionan directamente si la nuestra es, tal y como nos jactamos nosotros y quiere el Gobierno, un tesoro universal.