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Una mirada al Bósforo de los sultanes
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HOTEL

Una mirada al Bósforo de los sultanes

Hubo un tiempo en que Estambul era la ciudad imperial por excelencia. Por sus calles paseaba la realeza del imperio otomano y en sus mezquitas se

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Una mirada al Bósforo de los sultanes

Hubo un tiempo en que Estambul era la ciudad imperial por excelencia. Por sus calles paseaba la realeza del imperio otomano y en sus mezquitas se ocultaban los vestigios del momento en que la ciudad recibía el nombre de Constantinopla. Con una inigualable perspectiva de la zona de la cuidad que aún recuerda aquella época, la cadena hotelera Marmara ha creado el Marmara Istanbul, un alojamiento de lujo en el que la cuidada decoración intenta aunar el boato de un pasado imperial y la funcionalidad de un mobiliario adaptado a las necesidades del siglo XXI.

Situado en pleno corazón de la ciudad, este hotel de 375 habitaciones de alta gama fue construido en la zona alta del llamado ‘Estambul de las siete colinas’, lo que proporciona a sus huéspedes una singular perspectiva de los grandes monumentos y la zona histórica de la urbe que ha servido a lo largo de los siglos como puente entre Europa y Asia.

La oferta culinaria de los establecimientos que se unen a los servicios del hotel pasa por una selección de delicias de la cocina turca. La opción está en decidir entre una comida o cena con vistas a la ciudad iluminada y a la carta, escogiendo entre las delicatesen que el chef ofrece a los huéspedes, o el buffet en el que picar un poco de todo antes de decidirnos por algún sabor concreto. Los cócteles también tienen su espacio en el hotel, que dispone de dos salas a tal efecto en el que los ambientes varían desde el selecto y refinado de la sala Aqua Lounge, la intimidad del Tepe Lounge (un rincón acristalado donde volver a admirar las aguas del cuerno de oro), o la exquisitez del V.S.P.O. Bar, una sala al estilo británico ideal para la hora del té.

El cuidado por el descanso de los huéspedes también se deja ver en su servicio de spa, en el que, por descontado, no podían faltar la sauna y el baño turco en unas instalaciones fabricadas en mármol. Los tratamientos de belleza incluyen la aromaterapia, la reflexología y el shiatsu.

El Marmara Istanbul complementa su oferta con otro de los establecimientos de la cadena, el palacio Esma Sultan, un inmueble que perteneció a la familia real otomana y que tomó el nombre de la descendiente del trigésimo tercer monarca de la dinastía, Abdulaziz I, ahora un lugar de relax donde el huésped puede, además, organizar eventos.

El palacio ha sido, tras abandonar las manos reales, una escuela griega (1915), un almacén de tabaco (1918), un taller de carpintería (1922) un almacén de muebles y posteriormente de carbón. En 1975 la edificación fue devastada por un incendio. Hoy en día, la reconstrucción del edificiopor parte de Philip Robert, siguiendo los planos originales, ha permitido su reconversión en centro de encuentro, para convenciones, actos sociales o simplemente para acudir a disfrutar de una agradable velada y observar el otro lado del estrecho del Bósforo con el sabor de las antiguas leyendas sobre sultanes y princesas de un pasado que nunca tuvo por qué ser mejor que el presente.

Hubo un tiempo en que Estambul era la ciudad imperial por excelencia. Por sus calles paseaba la realeza del imperio otomano y en sus mezquitas se ocultaban los vestigios del momento en que la ciudad recibía el nombre de Constantinopla. Con una inigualable perspectiva de la zona de la cuidad que aún recuerda aquella época, la cadena hotelera Marmara ha creado el Marmara Istanbul, un alojamiento de lujo en el que la cuidada decoración intenta aunar el boato de un pasado imperial y la funcionalidad de un mobiliario adaptado a las necesidades del siglo XXI.