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Un tesoro para los sentidos perdido en Asturias
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RESTAURANTE

Un tesoro para los sentidos perdido en Asturias

Si hay un pueblo perdido en la Asturias rural, ése es Malleza. Pero aparte de varias casas de indianos de bella factura, Malleza guarda un auténtico

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Un tesoro para los sentidos perdido en Asturias

Si hay un pueblo perdido en la Asturias rural, ése es Malleza. Pero aparte de varias casas de indianos de bella factura, Malleza guarda un auténtico tesoro para los sentidos: el restaurante centenario Al son del indiano, cuya fama se ha extendido por el boca a boca y se ha convertido en visita obligada de los aficionados a la buena mesa que se acercan al Principado.

Y no sólo por el sabor de su cocina, sino también por el del propio local: ambiente familiar, trato cálido sin fingimientos, decoración colonial de principios de siglo, salones, jardines y una atmósfera de café antiguo que invita a la tertulia, la lectura reposada de la prensa o largas partidas de ajedrez. En una palabra, desconectar del estrés. En el bar sirven unos mojitos por 3 euros comparables a los cubanos y hasta absenta con todo su ritual, para que se hagan una idea.

El artífice de esta resurección de un restaurante que abrió sus puertas por primera vez en 1895 es Paulino Lorences, hijo de emigrantes asturianos en París y funcionario de la administración francesa, que se "aburría de estar todo el día sin hacer nada leyendo Le Monde" -lo de los funcionarios no es cosa sólo de España- y decidió volver a la tierra de sus padres en 1993 para embarcarse en esta aventura. En ella le acompaña Luis Rubio, jefe de cocina formado con grandes de la gastronomía asturiana como Luis Alberto, de Casa Fermín de Oviedo, y Faustino Helguera, de la Casa del Chocolate de Gijón.

En lo que se refiere a la comida en sí, la carta se basa en productos de temporada -cambian la carta en cada estación- con un equilibrio entre carnes y pescados, mucha verdura y toques de fantasía sin pasarse. Por ejemplo, destacan platos como el bocadito de hojaldre con cebolla confitada, trucha de Barganeiro y queso afuega´l pitu roxo (literalmente "se ahoga el pollo", por su consistencia y sabor ácido), el queso con wasaby, langostinos y crujiente de puerros, o algunas de las incorporaciones de la nueva carta para el invierno como el rabo de toro con puré de zanahoria o la lubina al horno con salsa de limón.

También son muy recomendables las croquetas líquidas de ortigas con queso de cabra y reducción de remolacha, el atún en dos cocciones con terrina de frutos rojos y aceite de eucalipto, o la carne asada al estilo del concejo de Salas. Todo ello, acompañado por una carta de vinos de 45 referencias en la que se puede encontrar desde sorpresas muy económicas hasta grandes reservas de tronío. Y, por supuesto, los postres: flan de huevo con helado de pimienta de Jamaica y streusels (todo un descubrimiento), otra forma de ver el arroz con leche (el nombre lo dice todo) y nuestro tiramisú.

Con todo, lo mejor no son estos platos, sino el trato y el ambiente. Paulino puede amenizar la velada -si el cliente lo desea- explicándole qué significa exactamente confitar o cuál fue el descubrimiento clave para que la sidra natural pueda conservarse. Asimismo, son muy útiles los consejos de Elena, la camarera-sumiller a la hora de escoger los platos o el mejor vino para acompañarlos. Los precios, entre 10 y 17 euros las entradas, entre 15,50 y 18,50 los pescados, y entre 13,50 y 17,50 las carnes.

AL SON DEL INDIANO
Plaza del Conde de Casares, 1, Malleza (Salas) - Asturias
(Malleza se encuentra en la carretera AS-225 entre Pravia y Salas)
985.835.844
www.alsondelindiano.com
Comidas de 14:00 a 16:00, cenas de 21:00 a 23:00. Martes cerrado.

Si hay un pueblo perdido en la Asturias rural, ése es Malleza. Pero aparte de varias casas de indianos de bella factura, Malleza guarda un auténtico tesoro para los sentidos: el restaurante centenario Al son del indiano, cuya fama se ha extendido por el boca a boca y se ha convertido en visita obligada de los aficionados a la buena mesa que se acercan al Principado.