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La versión más natural de la alta cocina
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RESTAURANTE

La versión más natural de la alta cocina

Si algo bueno tiene Madrid, además de su inagotable oferta cultural y gastronómica, son sus alrededores. A falta de esa utópica costa que salpique y refresque

Foto: La versión más natural de la alta cocina
La versión más natural de la alta cocina

Si algo bueno tiene Madrid, además de su inagotable oferta cultural y gastronómica, son sus alrededores. A falta de esa utópica costa que salpique y refresque la gran ciudad, podemos presumir de un precioso conjunto de serranías que constituyen nuestro mejor refrigerio. Como diría aquel, ‘aquí no hay playa’, pero la Sierra de Guadarrama, a escasos kilómetros de la capital, ofrece a los amantes de la montaña y la buena cocina todo cuanto pueden desear. Estos dos placeres se concentran en El Bosque, un lugar altamente recomendable en el que convergen la confortabilidad de su acogedor hotel, el bienestar de su apacible balneario y el encanto de su exquisito restaurante.

 

Dentro de todo este complejo, inaugurado hace ya cinco años, el Cenador de El Bosque se erige como uno de los espacios más reclamados. Su mirador y su enorme balcón con vistas al valle de Guadarrama son los principales atractivos que, junto a una cocina de calidad y un atento servicio, cautivan tanto a los residentes en el hotel como a los clientes externos. El restaurante, que cuenta con salones privados de diferentes dimensiones disponibles para la celebración de cualquier tipo de evento (bodas, banquetes, despedidas, etc.), se enmarca un ambiente rústico sin renunciar a la elegancia. Su chimenea y sus detalles de piedra combinan con la finura de sus manteles, la calidez de su iluminación y la viveza de sus toques vegetales.

 

El Bosque, además, es muy amigo de impulsar actividades en torno a la temática culinaria. El ejemplo más cercano es la recientemente clausurada Semana Gastronómica “Comidas del mundo”, en la que, para celebrar su quinto aniversario, la carta habitual dio paso a una propuesta diferente, o lo que es lo mismo, “un gustoso viaje gastronómico por los cinco continentes”, como lo definen sus propios precursores. Del 23 al 28 de septiembre se pudieron degustar muchos de los platos más reconocidos de la cocina internacional. Desde el sushi japonés al confit de pato a la naranja, pasando por el taboulé libanés, las ribs canadienses o el taco de pescado empanizado mexicano. Muy recomendable es el jugoso conejo a la Toscana (Italia), la degustación de quesos franceses - auque puede resultar demasiado pesado por el tamaño de la ración- y el canguro a la parrilla con espinacas y comino, una idea traída directamente de Australia. Una actividad que, gracias a su éxito, está previsto repetir próximamente.

El responsable tanto de la carta habitual como de las distintas actividades que propone el restaurante es Fernando Ortega, un chef de 30 años que a pesar de su juventud cuenta con una dilatada experiencia profesional junto a eminencias como Martín Berasategui y para restaurantes como José Luis (Madrid), El Ayoun (Ibiza) o el grupo Olivé. La cocina que propone Ortega es una cocina creativa basada en los productos de temporada, por lo que la carta va cambiando según las estaciones. La variedad y el mimo con el que se elaboran y presentan los platos son para él otros de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta el éxito de sus creaciones.

Para satisfacer todas las demandas de los clientes, El Bosque sorprende con una apuesta por lo más ‘verde’ como parte de su compromiso y respeto por la Tierra. En su carta incluye, además de carnes y pescados, opciones vegetarianas, platos ecológicos e incluso propuestas dietéticas especiales destinadas a los celíacos o los intolerantes a la lactosa. El menú se completa con una extensa carta de infusiones y tés ecológicos y una selección de vinos, estos también con certificación ecológica.

EL BOSQUE

Dirección: Calle del Guerrero, 5. Mataelpino. Madrid.

Teléfono: 91 842 65 65

http://www.el-bosque.org/

Si algo bueno tiene Madrid, además de su inagotable oferta cultural y gastronómica, son sus alrededores. A falta de esa utópica costa que salpique y refresque la gran ciudad, podemos presumir de un precioso conjunto de serranías que constituyen nuestro mejor refrigerio. Como diría aquel, ‘aquí no hay playa’, pero la Sierra de Guadarrama, a escasos kilómetros de la capital, ofrece a los amantes de la montaña y la buena cocina todo cuanto pueden desear. Estos dos placeres se concentran en El Bosque, un lugar altamente recomendable en el que convergen la confortabilidad de su acogedor hotel, el bienestar de su apacible balneario y el encanto de su exquisito restaurante.