Berlín ya cuenta con su propio Upper East Side

El bulevar Unter den Linden de Berlín, la arteria histórica de la ciudad que desemboca en la Puerta de Brandeburgo, cuenta desde ahora con un nuevo y exclusivo complejo comercial, el Upper East Side, que aúna tiendas, oficinas y apartamentos de lujo en la misma manzana. En la esquina con la céntrica Friedrichstrasse, la que fuera la avenida comercial, teatral y musical de Berlín por excelencia hasta la subida al poder del nazismo en los años treinta, cinco edificios componen el complejo, que dispone de 10.000 metros cuadrados de superficie comercial y 18.000 más para oficinas y viviendas.

Tres tiendas de ropa -entre ellas la española Zara- y una perfumería han abierto ya sus puertas aunque se espera que la compañía telefónica O2, filial de Telefónica, y la marca automovilística Daimler se instalen en el complejo próximamente. En palabras de su director, Hubert Garzorz, el proyecto busca evocar "la calidad y exclusividad" del lujoso barrio de la neoyorquina isla de Manhattan, amén de ser un buen "eslogan promocional".

Para Garzorz, con la referencia al "lado este" no se busca ironizar sobre la división que vivió Berlín entre 1961 y 1989, pese a que el complejo se ubica precisamente en el corazón de la zona oriental. "El 'Upper East Side' de Berlín completa el centro de la ciudad. Con su extraordinaria arquitectura permite brillar con un nuevo fulgor la esquina entre la Friedrichstrasse y Unter den Linden", que había quedado destruida por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

El proyecto aporta un nuevo valor a Unter den Linden, una avenida en la que conviven embajadas, concesionarios y tiendas de souvenirs pero que cuenta con escasos establecimientos comerciales. Los visitantes de Berlín podrán con este centro que ha supuesto una inversión de 200 millones de dólares y dos años de obras rellenar un hueco fundamental y hasta ahora desocupado en la calle comercial del este por excelencia, que abarca desde el río, por el norte, hasta el barrio multicultural de Kreuzberg, por el sur.

Los cinco edificios, algunos de los cuales están todavía pendientes de ser terminados, han sido diseñados por varios arquitectos aunque mantienen una cierta homogeneidad en cuanto a materiales, pues todos han sido construidos a partir de mármol blanco, y en lo amplio de sus cristaleras. "Queríamos que cada uno tuviera su propia personalidad en un acto de equilibrio entre reconstruir la arquitectura histórica de Berlín y crear una arquitectura contemporánea y claramente estructurada", apunta uno de sus responsables.