La crisis es menos crisis con mascarillas de tomate

No, no hablamos del extinto programa de sobremesa de Telecinco, sino del rojo vegetal. El tomate (solanum lycopersicum), que los conquistadores españoles trajeron a Europa en el siglo XVI, puede salvarnos en tiempos de crisis, al igual que otros trucos que ya hemos comentado. Cierto, los tomates para ensalada han subido más de un 4% desde octubre del año pasado, pero aún así siguen siendo un producto básico en la cesta de la compra de cualquier familia. Lo que no tanta gente sabe es que este primo cercano de la berenjena (solanum melongena) y lejano de las petunias también esconde remedios caseros de belleza que nos pueden ayudar a sobrellevar la crisis.

Su potencial radica en sus componentes, especialmente en su alto aporte de vitamina C y vitamina A, lo que lo hace un aliado perfecto para las personas con piel áspera o con problemas de acné, y además es un antiedad ideal: para comprobarlo, nada mejor que una mascarilla de tomate una vez a la semana durante unos momentos: la piel se hidrata y vuelve a tomar una textura suave en cuestión de minutos. El cosquilleo en el rostro nos indicará que es el momento apropiado para retirarla.

 

Pero no sólo eso: combinado con pepino resulta muy útil para las personas con tendencia a una piel grasa. La técnica es igual: preparar una mascarilla con la mezcla resultante de los dos vegetales y aplicarla sobre la piel. Y aquellos que sufren con las recurrentes y antiestéticas espinillas también pueden darse al tomate sin remordimientos: es un remedio ideal para eliminar el exceso de grasa en la piel y aliviar la inflamación que suele acompañar a los granos.

¿Más ventajas del tomate como cosmético casero? Por supuesto. Mezclado con yogur natural se convierte en un aliado perfecto para las quemaduras del sol, y combinado con lima reduce los poros en el óvalo facial. Diez minutos de esta mascarilla son suficientes para notar los primeros resultados.