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Shanghai se prepara para conquistar el cielo
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Shanghai se prepara para conquistar el cielo

En estos tiempos que corren pocos se atreven, por no decir casi nadie, a invertir su dinero en proyectos inmobiliarios. La razón básica y principal es

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Shanghai se prepara para conquistar el cielo

En estos tiempos que corren pocos se atreven, por no decir casi nadie, a invertir su dinero en proyectos inmobiliarios. La razón básica y principal es que no ofrecen ninguna rentabilidad. Además como ya dijo Maslow lo más prioritario, al no disponer del capital suficiente, es que tan sólo se cubran las necesidades básicas y primarias como el alimento o el vestido. Así es no es de extrañar que nos dejen sin habla las excentricidades del gigante asiático: China. El único que, de momento, y a pesar de los malos resultados económicos, sigue creciendo.

Realmente su expansión ha sido brutal. El caso más llamativo lo ha protagonizado Shanghai, que en menos de 18 años ha transformado su aspecto hasta convertirse en una ciudad moderna y cosmopolita en la que se encuentran varias sedes de importantes multinacionales. Tal ha sido el cambio que su distrito financiero (Luijiazui) está considerado uno de los más altos del mundo, como así lo atestiguan sus increíbles rascacielos. Precisamente en dicho lugar, una franja que hace menos de 18 años era  una amplia zona de cultivo, y justo al lado de la Torre Jin Mao y el Shanghai World Financial Center, se está construyendo desde haces unos días la Torre Shanghai, considerada como la más alta de China.

Reflejo del poderío chino

 

El proyecto, que será una realidad en 2014, empezó a fraguarse en la década de los noventa. No obstante, no fue hasta 2006 cuando se obtuvieron las licencias necesarias. El diseño del mismo correrá a cargo de la firma internacional de arquitectura Gensler. Éstos contarán con la ayuda de los ingenieros de Thornton Tomasetti, los de Cosentini Associates y el Instituto de Investigación y Diseño Arquitectónico de la Universidad de Tongji. Realmente se trata de un ambicioso plan, pues la torre tendrá una altura de 632 metros o lo que es lo mismo, unos 2.074 pies, lo que la convertirá en el rascacielos más alto de China y el segundo del mundo si nadie lo supera antes.

 

En su interior habrá espacios para oficinas de clase A, varias tiendas, un hotel de lujo y diversos establecimientos culturales. Las plantas subterráneas conectarán con el metro de Shanghai y dispondrán de tres aparcamientos. Además se podrá usar para celebrar eventos de alta gama y, como no, para disfrutar de unas impresionantes vistas de la ciudad. Siguiendo los nuevos aires, el edificio se construirá respetando el medio ambiente. Así habrá importantes ahorros en calefacción y aire acondicionado debido al empleo de una doble piel que actuará de aislante entre la construcción y su pared exterior de vidrio. De igual modo tendrá una cubierta en forma de embudo de la que se podrá recoger el agua y emplearla en los inodoros y contará con energía eólica para alimentar el alumbrado exterior.

 

La torre costará más de 2.200 millones de dólares y, según se sabe, ha sido financiada en su mayor parte por el gobierno de China, quien a su vez planea invertir 18 billones de dólares para ayudar a disminuir el impacto de la crisis financiera en su país. Sin duda algo por lo que muchos piensas que China, y Arabia Saudí, son los únicos mercados actuales en los que habrá oportunidades de este tipo.

En estos tiempos que corren pocos se atreven, por no decir casi nadie, a invertir su dinero en proyectos inmobiliarios. La razón básica y principal es que no ofrecen ninguna rentabilidad. Además como ya dijo Maslow lo más prioritario, al no disponer del capital suficiente, es que tan sólo se cubran las necesidades básicas y primarias como el alimento o el vestido. Así es no es de extrañar que nos dejen sin habla las excentricidades del gigante asiático: China. El único que, de momento, y a pesar de los malos resultados económicos, sigue creciendo.