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“Bautista, no vuelva mañana, está usted despedido”
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LUJO

“Bautista, no vuelva mañana, está usted despedido”

Mantienen la casa en un orden perfecto, lavan la ropa, llevan a los niños al colegio y les cuidan cuando salen de él, sacan al perro

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“Bautista, no vuelva mañana, está usted despedido”

Mantienen la casa en un orden perfecto, lavan la ropa, llevan a los niños al colegio y les cuidan cuando salen de él, sacan al perro de paseo, cocinan y ponen la mesa en orden, ejercen de confesores y guardianes de secretos y por si todo esto fuera poco, tratan a un grupo de desconocidos como si fuera su propia familia. Más allá del mito del mayordomo hierático (aunque haber, sigue habiéndolos), las vicisitudes de la vida moderna habían convertido a los empleados del servicio doméstico en un elemento indispensable en muchas familias para poder organizar el hogar, pero en estos tiempos todo ajuste es poco y han acabado convertidos una de las primeras víctimas colaterales de la crisis. En Estados Unidos algunas empresas de selección de este tipo de personal hablan de descensos de hasta el 30% en el negocio. En España el panorama tampoco resulta muy diferente.

 

“Se nota la bajada en las contrataciones, y ocurre por muchos motivos”, explica a Vanitatis.com Ariadne Lang, directora de House & Kids, una empresa madrileña dedicada a la selección y formación de servicio doméstico. “Por un lado, en muchas familias ha dejado de trabajar uno de los dos miembros que aportan ingresos”, algo que se da sobre todo “en las familias medias”, tal y como explica esta empresaria, autora también de un completo manual para empleadas del hogar y contratadores. En esos casos suele ocurrir que el que pierde el empleo pasa a desempeñar las tareas del hogar, un modo de ahorrar dinero y ocupar el tiempo.

 

En tiempos de crisis “el cuidado del hogar es uno de los primeros lujos en desaparecer del presupuesto familiar”, explicaba la semana pasada a The New York Times Erin Krex, propietaria de una empresa de servicio doméstico en Chicago. Algunas compañías del otro lado del Atlántico reconocen un descenso del 10% en el negocio durante este año, aunque en casos determinados la caída ha alcanzado el 30% y, como afirma una directiva del sector al diario estadounidense, “las cosas se van a poner peor”.

 

Por ahora en España las familias más adineradas siguen contando con sus empleadas internas y mayordomos. La oferta de este tipo de empleados es más limitada, mientras que hay muchas más personas dispuestas a trabajar por horas (externas) que a recibir un sueldo fijo por cuidar la casa y pernoctar (internas). Además, “a nada que hables con el conserje o con conocidos encuentras alguna”, por lo que la mediación ya no resulta tan necesaria en estos casos, como explica Rosa Lozano, propietaria de la empresa homónima dedicada a la selección de personal doméstico.

 

La situación está llevando a algunas familias estadounidenses a encontrar soluciones creativas tras despedir al mayordomo. Por ejemplo, compartir a la niñera con otras personas o ayudarle a encontrar un nuevo empleo en caso de que la situación sea ya demasiado complicada. De todos modos, allí el negocio parece destinado al desastre: “Está muerto”, como reconocía hace poco a The Wall Street Journal Doris Dorenbaum, de una agencia californiana. Quizás esto ocurre porque algunos caprichos siguen siendo más importantes que la organización del hogar para ciertas personas. La confesión al diario económico de Suzanne Sirof, que acaba de despedir a la que ella misma consideraba “la segunda madre” de sus hijos, es un buen resumen: “No pienso renunciar a mis tratamientos de bótox por nada”. El bienestar de la familia puede esperar a que vuelvan las vacas gordas. Bautista, no vuelva usted mañana...

 

Mantienen la casa en un orden perfecto, lavan la ropa, llevan a los niños al colegio y les cuidan cuando salen de él, sacan al perro de paseo, cocinan y ponen la mesa en orden, ejercen de confesores y guardianes de secretos y por si todo esto fuera poco, tratan a un grupo de desconocidos como si fuera su propia familia. Más allá del mito del mayordomo hierático (aunque haber, sigue habiéndolos), las vicisitudes de la vida moderna habían convertido a los empleados del servicio doméstico en un elemento indispensable en muchas familias para poder organizar el hogar, pero en estos tiempos todo ajuste es poco y han acabado convertidos una de las primeras víctimas colaterales de la crisis. En Estados Unidos algunas empresas de selección de este tipo de personal hablan de descensos de hasta el 30% en el negocio. En España el panorama tampoco resulta muy diferente.

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