Los chicos malos no se llaman Michael

Son pocas las ocasiones en que el protagonista de la familia más gamberra de la televisión tiene razón. Pero en este caso, Homer Simpson sabía muy bien lo que decía. En el capítulo en el que se narra el nacimiento de su hijo mayor Bart hay una escena en la que Homer, tal como si fuera un escolar, comprobaba si los nombres que su mujer le proponía para el pequeño Bart podrían ser en un futuro objeto de burlas. Pues bien, ahora resulta que la escena puede tener algo más que un mero componente gracioso.