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Tire su cuchilla de afeitar: la barba es tendencia
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TENDENCIAS

Tire su cuchilla de afeitar: la barba es tendencia

Puede ser cosa de la crisis, por aquello del ahorro en maquinillas y espuma, o simplemente capricho de la moda, pero la barba vuelve. Sí, se

Puede ser cosa de la crisis, por aquello del ahorro en maquinillas y espuma, o simplemente capricho de la moda, pero la barba vuelve. Sí, se acabaron la rutina de cada mañana frente al espejo y los cortes, la cuchilla de afeitar acabará guardada en el cajón del baño donde yacen los objetos olvidados y el olor del after shave se convertirá en un vago recuerdo. El vello facial es para muchos hombres un signo de identidad y manifestación externa de una filosofía de vida, pero para apuntarse a la tendencia no hace falta convertirse ni en un Ángel del infierno ni al castrismo. Lo único que hace falta es tener paciencia para dejar que crezca.

Haga un repaso mental de los rostros de algunos de los sex symbols masculinos del momento: el ‘duque’ casi podría pasar por un auténtico aristócrata si no fuera por la barba descuidada de tres días que lleva Miguel Ángel Silvestre. En el filme Australia Nicole Kidman bebe los vientos por un hirsuto Hugh Jackman. James Franco, el último niño bonito de Hollywood, luce un bigote muy 70s en Mi nombre es Harvey Milk. Aunque para mostachos, el que lleva Brad Pitt desde hace unos meses. Y si hablamos de tendencias, pocos que la creen tanto como el diseñador Carlos Díez, que luce unas melenas en la cara que serían la envidia del mismísimo Charles Darwin.

¿Demasiado increíble para ser cierto? Pues pasemos a los datos: la NBC informaba hace unos días de que las ventas de máquinas de afeitar eléctricas han descendido en EEUU un 12% durante el último año, justo lo contrario de lo que ocurre con el fenómeno en la red: hay blogs dedicados a su crecimiento y cuidado, a las mil formas para recortarla y darle forma, con consejos estéticos y trucos para conseguir una lo más estética posible.

 

¿Estética? Sí, porque la barba es uno de los pocos recursos estéticos que se permiten los hombres, siempre tan acostumbrados a vestir igual que los demás y no destacar. Si ellas tienen su flequillo a lo Betty Page o su melena a lo garçon, ellos intentan marcar su identidad con respecto a los demás con un bigote daliniano, una larga barba o una perilla estilizada: formas de diferenciarse de los demás, que es al fin y al cabo una de las bases de la moda.

 

Una vez convencidos, ¿cómo ponerse manos a la obra? En la web beards.org lo resumen en tres pasos. El primero, comprometerse. “¿Por qué dejarla crecer?”, se preguntan. “¿Y por qué no?”, es la sencilla respuesta. A partir de ahí hay que dejar de afeitarse y esperar a que crezca. Si la genética nos acompaña, en unas semanas la luciremos con orgullo. Y si nuestros padres nos dejaron una piel lampiña, siempre podemos optar por injertos: sí, exactamente iguales –aunque más delicados– que los de la parte superior de la cabeza.

 

A la hora de dejarse barba lo mejor es hacerlo en vacaciones, relajados y sin presiones de los compañeros. Y nada de afeitarse durante el primer mes aunque lo único que busquemos sea un bigote: así luego podremos perfilarlo con detalle. Sí, es cierto, puede que pique, pero las molestias acaban pasando. Una vez crecida hay que mantenerla, lavarla con el mismo cuidado que el cabello y recortarla regularmente con una maquinilla...¡Y a marcar tendencia! 

Puede ser cosa de la crisis, por aquello del ahorro en maquinillas y espuma, o simplemente capricho de la moda, pero la barba vuelve. Sí, se acabaron la rutina de cada mañana frente al espejo y los cortes, la cuchilla de afeitar acabará guardada en el cajón del baño donde yacen los objetos olvidados y el olor del after shave se convertirá en un vago recuerdo. El vello facial es para muchos hombres un signo de identidad y manifestación externa de una filosofía de vida, pero para apuntarse a la tendencia no hace falta convertirse ni en un Ángel del infierno ni al castrismo. Lo único que hace falta es tener paciencia para dejar que crezca.