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¡Ponte tu mejor disfraz y entra en el carnaval!
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¡Ponte tu mejor disfraz y entra en el carnaval!

Medio mundo se oculta, se desinhibe, critica o muestra una personalidad distinta durante el Carnaval, una fiesta que nos desenmascara detrás del disfraz que lucimos. Mientras

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¡Ponte tu mejor disfraz y entra en el carnaval!

Medio mundo se oculta, se desinhibe, critica o muestra una personalidad distinta durante el Carnaval, una fiesta que nos desenmascara detrás del disfraz que lucimos. Mientras en Venecia prevalece la estética y la identidad se preserva tras las máscaras como el bien más preciado, en Cádiz la crítica y la parodia alcanzan a todos los estamentos de poder y representación en sus populares comparsas y chirigotas.

El carnaval boliviano de Oruro, declarado por la UNESCO Obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, tiene sus manifestaciones mas importantes en la diablada, cuando el diablo danza por las calles, y la morenada, una sátira contra la utilización de esclavos para trabajar en las minas de plata de Oruro y Potosí.

"Quien lo vive es quien lo goza", reza la sabiduría popular de Barranquilla, en el norte de Colombia, al referirse a su carnaval, declarado Patrimonio de la Humanidad y en el que el mestizaje está presente en todas las celebraciones a ritmo de tamboras, flautas de millo y acordeones vallenatos.

En otras ciudades como la brasileña Río de Janeiro y Veracruz, en México, la sensualidad recorre las calles e inunda todos los rincones, hasta el punto de que las autoridades de esta última ciudad han decidido este año distribuir un millón de condones entre los miles de turistas que participan en el carnaval.

Con un origen controvertido, como toda tradición, el sentido liberador del carnaval es tan necesario que le permitió sobrevivir en España, bajo otro nombre y fecha, la prohibición que hubo sobre él durante los cuarenta años del franquismo. Antes de ese veto, abría en Madrid en 1920 un establecimiento dedicado al alquiler de disfraces, Cornejo, que desde entonces ha vestido a mucha gente y alquilado vestuario para series de televisión como La Regenta  o películas como Las Crónicas de Narnia (The Chronicles of Narnia), La edad de oro (The Golden Age), Che: El argentino (The argentine) o El código da Vinci.

Músicos, piratas y gladiadores

 

"Para este carnaval nos piden mucho traje del siglo XVIII. Sobre todo de Mozart, como en los años 90", explica Humberto Cornejo, nieto del fundador y actual dueño de una empresa que "podría vestir a todos los residentes de una ciudad como Segovia" (que tiene alrededor de 55.000 habitantes). "Hasta hace unos años, antes de 'la salida del armario', muchos hombres querían disfrazarse de mujer. Ahora esto ha disminuido muchísimo", añade. En carnaval muchos quieren ser como los protagonistas de películas. "Todo el que viene aquí desea verse mejorado y bien, pero cuando alguien quiere ser Gladiator, y no es corpulento como Russell Crowe, y encima tiene piernecitas, pues...", agregó Cornejo.

Otro español, el artista Armando Vallés, creó en Río de Janeiro hace 50 años, Condal, una fábrica tradicional dedicada a la producción de mascaras y referencia internacional en el mundo del carnaval que lleva ahora su viuda, Olga Gibert. Gibert afirmó que la estrella del carnaval de este año "es sin duda Barack Obama". Se han hecho ya 10.000 pedidos de él.

"Exhibir lo oculto" es una de las razones que llevan a las personas a disfrazarse, señala la psicoanalista Isabel Sanfeliu, presidenta de la Sociedad Española para el desarrollo del Grupo, la Psicoterapia y el Psicoanálisis. "Cuanto mas rígidos y establecidos sean los roles mas sentido tiene la necesidad del disfraz transgresor que permite 'manifestar lo oculto' a través de la máscara", explica.

Pero ahora, cuando se ponen en cuestión el sexo, la jerarquía, etc... "se hace necesaria también la máscara cotidiana, que se convierte en un uniforme al que agarrarse que permite la identificación con un papel, igual que si la vida fuera una película", agrega la psicoanalista.

La maquilladora norteamericana Bobbi Brown explica en su web que las mujeres para ocultar una expresión de tristeza de su rostro tienden a "echarse color y más color y 'tapar'. Si se opta por querer esconder ese estado de ánimo a toda costa, el efecto será el opuesto: todos sabrán que es lo que se quiere ocultar". A la exhibición y la ocultación, acciones complementarias de todos los carnavales, se refiere la sentencia de Maquiavelo: "Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos" y la sugerente frase calderoniana: "Si fingimos lo que somos, seamos lo que fingimos".

 

 

Medio mundo se oculta, se desinhibe, critica o muestra una personalidad distinta durante el Carnaval, una fiesta que nos desenmascara detrás del disfraz que lucimos. Mientras en Venecia prevalece la estética y la identidad se preserva tras las máscaras como el bien más preciado, en Cádiz la crítica y la parodia alcanzan a todos los estamentos de poder y representación en sus populares comparsas y chirigotas.

El carnaval boliviano de Oruro, declarado por la UNESCO Obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, tiene sus manifestaciones mas importantes en la diablada, cuando el diablo danza por las calles, y la morenada, una sátira contra la utilización de esclavos para trabajar en las minas de plata de Oruro y Potosí.

"Quien lo vive es quien lo goza", reza la sabiduría popular de Barranquilla, en el norte de Colombia, al referirse a su carnaval, declarado Patrimonio de la Humanidad y en el que el mestizaje está presente en todas las celebraciones a ritmo de tamboras, flautas de millo y acordeones vallenatos.

En otras ciudades como la brasileña Río de Janeiro y Veracruz, en México, la sensualidad recorre las calles e inunda todos los rincones, hasta el punto de que las autoridades de esta última ciudad han decidido este año distribuir un millón de condones entre los miles de turistas que participan en el carnaval.

Con un origen controvertido, como toda tradición, el sentido liberador del carnaval es tan necesario que le permitió sobrevivir en España, bajo otro nombre y fecha, la prohibición que hubo sobre él durante los cuarenta años del franquismo. Antes de ese veto, abría en Madrid en 1920 un establecimiento dedicado al alquiler de disfraces, Cornejo, que desde entonces ha vestido a mucha gente y alquilado vestuario para series de televisión como La Regenta  o películas como Las Crónicas de Narnia (The Chronicles of Narnia), La edad de oro (The Golden Age), Che: El argentino (The argentine) o El código da Vinci.