Abuelita, abuelita ¿me haces un gorro de lana?

¿Quién no tiene en casa unos patucos de lana o una bufanda artesanal? ¿Quién no le ha pedido alguna vez a su madre o su abuela que le hiciera ese bolso o poncho que estaba de moda pero que no podía comprar? Y aunque hubiera dinero para adquirirlo, a veces era preferible tener una pieza única y que nadie más pudiera copiar. Amparados en esta idea tan hogareña y ‘sentimental’ ha nacido una iniciativa en Francia, Golden Hook, que ofrece la posibilidad a sus clientes de diseñar un gorro de lana y elegir a la abuela que se encargará de tejerlo. 

 

El concepto surgió con la finalidad de recuperar las tradiciones perdidas con la vida urbana y a sabiendas de que los futuros consumidores, en su mayoría jóvenes, saben apreciar la importancia de lo artesanal aunque vivan rodeados de las últimas tecnologías. Personas que han empezado a entender que la noción de globalización es y debe ser perfectamente compatible con la supervivencia de las costumbres locales, tal como enseñar a los niños, y, estos a sus hijos, a hacer punto, coser...

 

La idea es más que sencilla. En primer lugar se elige entre los diferentes modelos de sombreros que se ofertan, desde los clásicos de toda la vida, pasando por los de estilo peruano e, incluso, con pompón. Una vez seleccionado, el cliente puede customizarlo como mejor le parezca usando diferentes colores. Eso sí, las tiras de colores encarecen el precio de forma considerable llegando hasta los 80 euros. Por poner un ejemplo, es como cuando pides una pizza y le añades más ingredientes de los tres básicos.

 

Una vez finalizado el diseño, llega el momento de seleccionar a una de las seis abuelas que tejerá nuestro preciado gorrito. Y, como si de una agencia matrimonial se tratara, podemos ver una ficha con una foto de cada una así como una breve descripción con sus aficiones y el tiempo que llevan adscritas al club de las abuelitas: desde la jovencita Élisabeth, de tan sólo 48 años, amante del baile y las películas de terror, a Sarah, de 85 años y nacida en Barcelona aunque ahora resida en París.

 

Todos los sombreros están numerados y llevan una etiqueta con el nombre de la abuela que lo tejió. Al adquirirlo por Internet lo envían a casa si bien no especifican el tiempo que tardarán. Seguro que la espera merece la pena.