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Cuando las cárceles se convierten en hoteles de lujo
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Cuando las cárceles se convierten en hoteles de lujo

El viajero despierto siempre busca salir de la cotidianeidad y descubrir nuevas experiencias en los lugares que visita pero a la hora de ir a dormir

El viajero despierto siempre busca salir de la cotidianeidad y descubrir nuevas experiencias en los lugares que visita pero a la hora de ir a dormir lo común es olvidarse de la originalidad y elegir hoteles (albergues, hostales, cinco estrellas... eso es lo de menos) que parecen tristemente cortados por el mismo patrón. Si está harto de ir siempre a los mismos, aquí van algunas sugerencias para convertir las próximas vacaciones en un acontecimiento inolvidable:

¿Dormir en una antigua prisión? Sí señor, las opciones son variadas y van de Finlandia a Estados Unidos pasando por Letonia de acuerdo con un ranking elaborado por Rumbo.es. En el país escandinavo el hotel Best Western Premier Katajanokka guarda entre sus paredes la historia de todos los presos que pasaron parte de su vida entre las rejas de esta antigua prisión. Con más de 170 años de antigüedad, llegó a albergar al 40% de todos los reos fineses. Hoy es un espléndido cuatro estrellas de alto standing rodeado por un bello parque que le confiere una atmósfera que casi podríamos calificar de romántica y en un edificio protegido por el organismo oficial encargado del patrimonio nacional. Si quiere imbuirse del ambiente carcelario no deje de visitar el restaurante Jailbird. Si por el contrario lo suyo no es la claustrofobia, cámbielo por la terraza con grill durante los meses de verano.

En la muy señorial Boston, en el estado norteamericano de Massachusetts, el Liberty Hotel promete a sus huéspedes una estancia de lujo en lo que antiguamente fue una cárcel. Este lujoso establecimiento combina de manera ejemplar la arquitectura histórica del penal con un estándar elegante y refinado, cuya belleza decorativa, de corte moderno, se integra de manera perfecta con sus muros centenarios. La estructura panóptica, adoptada en el diseño carcelario de todo el mundo desde los proyectos del filósofo Jeremy Bentham en el siglo XVIII hasta que se adoptó el de cárcel modelo, se ha respetado y hoy es posible contemplar los vestigios de las antiguas celdas.

 

Hasta aquí todo normal, pero ¿y si queremos no sólo alojarnos en un sitio peculiar, sino vivir una experiencia irrepetible sintiéndonos como las personas que pasaron por allí antes de que aquello fuera un hotel? Si lo suyo son las emociones fuertes, su lugar es Karosta's Palace. Tras este sugerente nombre se esconde en realidad una prisión levantada en 1900 que fue utilizada sucesivamente por los nazis y las tropas soviéticas. De allí nadie escapó y de hecho la prisión fue comparada en muchas ocasiones con Alcatraz. Las condiciones dentro del establecimiento son terribles: agua fría, castigos para los visitantes si no cumplen las normas... el sueño de todo masoquista, vamos. Por supuesto, todo se trata de puro teatro, pero aun así antes de entrar hay que firmar un documento de aceptación de las condiciones de la cárcel.

 

¿Cuántas veces ha tenido que aguantar haciendo noche en los bancos de una desolada estación de ferrocarril esperando a la conexión con el siguiente tren? Olvídese de las penurias vividas hasta ahora: en Torre del Compte no sólo deseará hacerlo, es que no querrá salir de allí nunca más. A dos kilómetros de este pequeño pueblo turolense, una vanguardista rehabilitación a medio camino entre el estilo contemporáneo industrial y uno de cariz más histórico ha convertido esta antigua estación de tren en un hotel con mucho encanto que transporta al huésped a otros lugares y otros tiempos. Desde la villa, además, se vislumbra en la lejanía un conjunto de edificios en almagra y albero envueltos en un verde paraje.

 

 

 

El encanto de Toledo se siente con más pasión si uno se hospeda en el hotel Abad Toledo, situado a un paso de la plaza de Zocodover y junto a la mezquita del Cristo de la Luz, en pleno casco histórico de la capital castellano-manchega. Al igual que el resto, este establecimiento también guarda en sus cimientos el recuerdo de los otros usos que tuvo el edificio. Durante siglos fue una herrería aunque tras una profunda reforma el espacio ha quedado convertido en un encantador hotel. Las habitaciones están repartidas en cuatro plantas con mampostería descubierta de piedra y amplios ventanales, todo en un espacio con tonos rojos en el que domina la estética minimalista.

 

 

El viajero despierto siempre busca salir de la cotidianeidad y descubrir nuevas experiencias en los lugares que visita pero a la hora de ir a dormir lo común es olvidarse de la originalidad y elegir hoteles (albergues, hostales, cinco estrellas... eso es lo de menos) que parecen tristemente cortados por el mismo patrón. Si está harto de ir siempre a los mismos, aquí van algunas sugerencias para convertir las próximas vacaciones en un acontecimiento inolvidable: