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¡Sin alcohol no significa aburrido!
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GASTRONOMÍA

¡Sin alcohol no significa aburrido!

El sol empieza a ponerse ya en la playa. Imagine que es quince de julio y hace ya tiempo que el calor nos ha vencido: cansados

El sol empieza a ponerse ya en la playa. Imagine que es quince de julio y hace ya tiempo que el calor nos ha vencido: cansados después de un buen día de verano, es hora de sentarse en la terraza para disfrutar del ocaso con algo refrescante a mano que baje nuestro sofoco. ¿Hay algo que combine mejor con esta escena que un cóctel? La bebida sofisticada por antonomasia está asociada inconscientemente con alcoholes fuertes que las más de las veces nos ponen colorados en vez de refrescarnos, pero no tiene por qué ser así. Es posible tomar cócteles glamourosos sin necesidad de acabar en momentos de exaltación de la amistad, sólo hace falta imaginación. Bueno, zumos, frutas y refrescos también son importantes…

 

Los cócteles pueden resolver sin problemas un aperitivo, acompañar diferentes platos o también servir como refrescantes digestivos que ayudan a nuestro estómago a sacar el jugo de los alimentos. Utilizando bebidas refrescantes de naranja o limón, con cola o con tónica, se convierten además en una opción al alcance de cualquiera sin importar la edad. Para acompañar un buen aperitivo, ¿qué tal un tónica cooler? El barman de La Floridita Fran Lola nos cuenta cómo preparar esta bebida que “sirve como aperitivo y abre el apetito”, explica: “Tiene una sensación picante pero agradable”. Para prepararlo necesitaremos un tomate cherry, el zumo de medio limón, un poco de mostaza a la antigua y de Dijon, pimienta y sal (tres toques de cada), seis golpes de salsa LeaPerrins, tabasco a elección, 75 mililitros de zumo de tomate y tónica.

 

Quizás usted prefiera los sabores intensos de las frutas rojas de bosque. En ese caso nada como un raspberry fresh lemon squash, “un cóctel muy refrescante que sirve para cualquier época del año” en palabras de Lola. Con un limón pelado y majado, 20 mililitros de azúcar líquido, cuatro frambuesas y soda y tras los siete segundos de batido de rigor (“Tiempo suficiente para enfriar rápidamente sin que el hielo se derrita”, explica el sumiller José Ángel Sierra) tendremos una bebida perfecta para disfrutar tras platos fríos.

 

Dani Verdú, que también muestra sus acrobáticas habilidades con la coctelera en La Floridita, toma el relevo para descubrirnos los secretos del lemon black sea fish, perfecto para tomar entre platos calientes. En este caso tenemos que hacernos con 15 mililitros de zumo de arándanos, un golpe de puré de moras, el zumo de medio limón y refresco de limón.

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Si el cóctel es lo suficientemente completo puede incluso sustituir a un postre. Fran Lola se pone manos a la obra para preparar un orange virgin mimosa y para ello se hace con tres cucharadas de puré de fruta de la pasión, 15 mililitros de zumo de naranja, un golpe de mango, cinco mililitros de azúcar líquido, cinco mililitros de lima y refresco de naranja. “Es semiácido pero agradable al paladar”, comenta. Con un trago es como si nos trasladáramos: “Da la sensación de estar entre frutales, en el camplo o en la playa”.

 

Los cócteles llevan con nosotros siglos: las recetas clásicas surgieron en el Caribe en los siglos XVII y XVIII y se dice que “el nombre proviene de México, de una mezcla de bebidas preparadas tras las peleas de gallos”, asegura Sierra: al parecer los asistentes conservaban al llegar al bar algunas plumas del rifirrafe, un avispado camarero se acordó de la cola del ave (cock tail en inglés) y el resto es historia... o leyenda. Ya sea servidos en copa de cóctel, en vaso ancho o alto o en una copa balón para percibir la combinación de los aromas, hoy son sinónimo de sofisticación y usted ya no se quedará fuera aunque no sea uno émulo dipsómano de las habilidades de James Bond.

El sol empieza a ponerse ya en la playa. Imagine que es quince de julio y hace ya tiempo que el calor nos ha vencido: cansados después de un buen día de verano, es hora de sentarse en la terraza para disfrutar del ocaso con algo refrescante a mano que baje nuestro sofoco. ¿Hay algo que combine mejor con esta escena que un cóctel? La bebida sofisticada por antonomasia está asociada inconscientemente con alcoholes fuertes que las más de las veces nos ponen colorados en vez de refrescarnos, pero no tiene por qué ser así. Es posible tomar cócteles glamourosos sin necesidad de acabar en momentos de exaltación de la amistad, sólo hace falta imaginación. Bueno, zumos, frutas y refrescos también son importantes…