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Francisco Jackson y el esperpéntico homenaje marbellí al Rey del Pop
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Francisco Jackson y el esperpéntico homenaje marbellí al Rey del Pop

Una noche mágica hace ‘solo’ veintiún años, Michael Jackson, con sombrero negro, bufanda tapándole el rostro y una chaqueta roja para quitarle el rocío, llegaba al

Foto: Francisco Jackson y el esperpéntico homenaje marbellí al Rey del Pop
Francisco Jackson y el esperpéntico homenaje marbellí al Rey del Pop

Una noche mágica hace ‘solo’ veintiún años, Michael Jackson, con sombrero negro, bufanda tapándole el rostro y una chaqueta roja para quitarle el rocío, llegaba al hotel Los Monteros de Marbella para celebrar su primera actuación en España ante más de 28.000 espectadores. El jueves, para conmemorar este concierto, Marbella organizó un tributo oficial al artista que, en el mejor de los casos, no dejó indiferente a nadie.

El elegido para tal evento, ni más ni menos que el doble oficial del Rey del Pop, Francisco Jackson, todo un colmo de despropósitos del absurdo. En el otro lado del pueblo, otra doble más. La artista Mikki Jay, una británica que realiza shows en vivo imitando al mítico artista, llenaba el aforo de Puente Romano con más de 2.400 espectadores. Pasen y vean. Algunas personas heredan riquezas o un título y Marbella ha recibido con los brazos abiertos a los herederos de los apellidos del Rey del Pop.

Cuando alguien desde el Ayuntamiento nos comentaba que iba a celebrarse el primer homenaje, “Michael Jackson King for ever”, todos pensábamos que vendrían Diana Ross, Gloria Gaynor o Alicia Keys. Pero no: el acto de bienvenida de las autoridades municipales, donde se recordó públicamente a Michael Jackson con plaquita a título póstumo incluida, fue para el doble oficial en España, Francisco Jackson. Sin cometarios.

Como dirían Los Secretos, ya “nada es igual”. Adiós al embrujo de Jackson y adiós al Hotel Los Monteros, uno de los cinco estrellas gran lujo más emblemáticos de la Costa del Sol, precintado por uno de esos nuevo ricos rusos que han arribado a Marbella pegándole una patada en el trasero a los 45 años de historia que han esculpido en sus habitáculos Deborah Kerr, Sean Connery, Richard Burton, Luis Miguel Dominguín, Elisabeth Taylor y hasta la mismísima Audrey Hepburn.

Michael otra vez en Marbella

Y viendo deambular a estos personajes de pacotilla, una trata de recordar, a manera de batallitas del abuelo Cebolleta, otra de las apariciones de Michael en Marbella. Fue con motivo del Congreso Mundial de Sony en el Hotel Don Carlos. El llegó en un avión privado para interpretar el tema de su disco promocional. Se alojó por unas horas en los Jardines las Golondrinas, una urbanización muy próxima al Hotel Don Carlos donde nadie le podía localizar. Pero traidores hay en todos sitios y el ‘soplo’ de uno de ellos nos permitió verle durante un par de segundos en una imagen que ahora se me antoja inmortal.

En el piso segundo y tumbado en un sofá con todas las ventanas cerradas, allí se encontraba el “pequeño príncipe del pop”, que más que un rey parecía un huésped desvalido, tan diminuto como un personaje de Dickens y vestido debajo de su mascara de un corazón abandonado. Horas más tarde, las cámaras de seguridad del hotel captaban la instantánea de Michael entrando en la sala del congreso donde le esperaba el presidente de Sony, el gran Tommy Mottola, para que el genio interpretase por primera vez en Marbella su éxito mundial ante los capos de la compañía.

Tiempos de dobles

Pero como íbamos diciendo, “estos eran otros tiempos”, tiempos para la complicidad y el buen gusto. El aquí y el ahora es el que presenciamos jueves. El doble oficial del cantante, Francisco Jackson, paseaba con un coche de lujo por las calles de Marbella seguido de un desfile de vehículos deportivos que iban escoltados por las motos Harleys Davidson. La caravana se dirigió hasta Puerto Banús y el desfile se cerró en la discoteca Paloosh, el Pepe Moreno de toda la vida.

Allí se hizo el homenaje oficial. Mientras tanto, muy cerca de esta discoteca, en el Club de Tenis del Hotel Puente Romano de Marbella, resonaba la estridente voz de la doble oficial inglesa de ‘Jako’, Mikki Jay. La británica, de 50 años y madre de tres hijos, ha sufrido un notable cambio de su fisionomía gracias a un sinfín de operaciones estéticas. Nariz, barbilla y mejillas, todo tratado por un bisturí para emular a Michael Jackson y aprovechar el negocio.

Se calcula que Jay gana alrededor de 150.000 euros anuales gracias a los espectáculos que monta sobre el Rey del Pop. Según asegura ella, parte de dinero lo invierte en mantener un vestuario como el del cantante original: chalecos militares, sombreros característicos, muchas lentejuelas, y hasta los barbijos de Michael que mostró anoche ante el público que la siguió.

Hay un extraño encanto que hace que ciertas personas se identifiquen de tal forma con un personaje reconocido que lleguen a imitar sus comportamientos, su forma de vestir, sus movimientos. Ella es un ejemplo. Unos sacan rédito económico de esto efectuando shows en vivo para un público deseoso de Jackson, que conforman sus ansias de ídolo con dosis de imitadores. Al fin y al cabo, todo recuerdos, hasta el deambular somnoliento por tierra de nadie, entre montañas rusas oxidadas, habitaciones vacías y personal doméstico sin cara donde los ecos de la música suenan desde cualquier rincón. Dicen que nunca ningún pasado fue mejor. Esta vez lo pongo en duda.

Una noche mágica hace ‘solo’ veintiún años, Michael Jackson, con sombrero negro, bufanda tapándole el rostro y una chaqueta roja para quitarle el rocío, llegaba al hotel Los Monteros de Marbella para celebrar su primera actuación en España ante más de 28.000 espectadores. El jueves, para conmemorar este concierto, Marbella organizó un tributo oficial al artista que, en el mejor de los casos, no dejó indiferente a nadie.

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