Es noticia
Menú
Un paseo por el Siglo de Oro a dos horas de Madrid
  1. Estilo

Un paseo por el Siglo de Oro a dos horas de Madrid

“Quien señor de Castilla quiere ser, a Olmedo de su parte ha de tener”, reza el refranero. Razón y razones le sobran a la villa vallisoletana

Foto: Un paseo por el Siglo de Oro a dos horas de Madrid
Un paseo por el Siglo de Oro a dos horas de Madrid

“Quien señor de Castilla quiere ser, a Olmedo de su parte ha de tener”, reza el refranero. Razón y razones le sobran a la villa vallisoletana para enamorar a la vista, saciar apetitos, -de cultura o ración- y hacer que el alma descanse. Castilla vieja tan cerca de Madrid- a 140 kilómetros- Olmedo es la ciudad de los siete sietes porque “siete plazas poseía, siete iglesias, siete conventos, siete arcos, siete casas nobles, siete puentes y siete pueblos de su alfoz”.

Fue una de las poblaciones conquistadas por Alfonso VI antes de 1085 y repoblada en 1093 otorgándosele el fuero de Roa. En 1353 estuvo en ella Pedro ‘El Cruel’, huyendo de su esposa para volver a reunirse con María de Padilla, cuya hija adulterina Constanza, duquesa de Lancaster, recibió Olmedo y otras villas a cambio de la renuncia a sus derechos a la corona que otorgó en 1388.

Habiendo pasado más tarde al dominio de Aragón, cuando este declaró la guerra a Juan II de Castilla, Olmedo se alió con Juan II, siendo severamente castigada, pero el rey de Castilla se presentó con su ejército a sitiarla, y venció a los aragoneses que la abandonaron esa misma noche.

En 1467 fue corte del infante Don Alfonso, levantado en armas contra Enrique IV, y el 20 de agosto se trabó junto a Olmedo una batalla en que éste quedó vencedor; pero no llegó a entrar en la ciudad, la cual, al año siguiente, pasó a poder de la princesa que había de ser Isabel la Católica. Su esposo Fernando, despachó aquí su convocatoria de las Cortes de Aragón que en 1515 se reunirían en Calatayud.

Felipe V, el primer Borbón rey de España, concede un privilegio a Olmedo, que es firmado después por sus sucesores. En 1811, el francés José Bonaparte, entonces monarca por derecho de conquista, pasó unos días alojado en la villa.

Olmedo ha sido la cuna de grandes hombres que han contribuido a construir Castilla y España. Aquí nacieron entre otros ilustres: Juan de Sarmiento, consejero de Órdenes que inició la historia de la Orden de Alcántara; Ignacio Ortega y Cortés, fiscal del Consejo de Órdenes y adicionador de las obras de Diego de Covarrubias; Sebastián Cortés y Cárcel, camarista de Castilla y comisario general de Cruzada, autor de estimados tratados jurídicos; Fray Bartolomé Ochaita, consejero de Hernán Cortés...

Comer con Fabia

Los antiguos mesones y taberneros son la base de la gastronomía en Olmedo. Hoy  siguen vigentes los fogones y hornos donde se preparan los asados. El rey de la gastronomía es sin duda alguna el lechazo. También goza de especial importancia los guisos de cerdo y los quesos que tienen un espacio en la cocina olmedana.

De la afamada repostería de Olmedo dan buena cuenta sus deliciosos pasteles y turrones elaborados de forma artesanal, las rosquillas de aceite, ‘Las cagadillas de gato’ (rosquillas fritas), los bollos de azúcar, las magdalenas, los ‘mudejaritos’ (mantecados de almendra), el tortón de mosto y las delicias del caballero.

Extramuros de Olmedo y sobre las ruinas de la antigua muralla hay un restaurante con bodega que todo lugareño y a cualquier forastero se recomienda. Es ‘La Cueva de Fabia’, cuyos orígenes se remontan al siglo XV.

Fabia era la alcahueta del Caballero. Ayudó a que doña Inés supiese del amor de don Alonso, cuenta Fredi, lugarteniente actual, una vez se sienta uno a la mesa y espera que Sara, su mujer, traiga el yantar. Su juventud no es óbice para que su destreza y buenas maneras hagan que el visitante se sienta en casa. Se come bien, se innova lo justo y entre sus especialidades destacan los asados y una larga lista de pinchos, la mayoría premiados en varios foros gastronómicos del país. Amén de las 100 referencias de diferentes denominaciones de origen. Recomendable el vino de la casa, de la propia comarca, que es tierra de vinos.

Dentro de un castillo

Olmedo participa en la promoción de la cultura y el teatro clásico en su festival Olmedo Clásico que se celebra cada año en la Villa del Caballero, normalmente la última semana de julio.

Olmedo tiene un parque temático ¡del Mudéjar! Un paseo más que agradable por  mini-monumentos -réplicas exactas y a escala- del estilo más original que ha producido Castilla y León a lo largo de su historia. Para esta comunidad el Arte Mudéjar es más que un símbolo. Son su alma y su color. La villa de Olmedo reúne todos los elementos necesarios para ser el centro de difusión y de promoción del Arte Mudéjar de Castilla y León.

Un palacio virtual y una posada

Una de las casas más importantes de la ciudad es la del Caballero de Olmedo, palacio reconvertido en centro cultural que alberga un montaje inédito y acerca al público a la historia del Caballero de Olmedo, al teatro de Lope de Vega y a la España del Siglo de Oro.

La antigua mansión de los Condes de Bornos, que más tarde fue conocida como la casona de los Longué está en la plaza de San Julián. Para El Palacio del Caballero no sólo se ha rehabilitado este edificio, sino que, además, se han recuperado 5.000 m² en un patio rodeado por la antigua muralla de Olmedo.

De la mano del gran Lope y en un intenso paseo por siete salas- ya se sabe que en Olmedo todo sabe a siete- el espectador verá desfilar a algunos de los grandes protagonistas de este apasionante periodo de la historia y de la cultura españolas. Pero no es un paseo clásico ni al uso; es, también, un paseo sensorial, porque los sentidos pueden sorprenderse a cada paso. Los niños, de hecho, pueden llevarse algún que otro susto, que el que avisa no es traidor.

En fin, no hay que dar demasiadas pistas, mejor ir para descubrirlo…una noche, dos, tres... Al llegar, que el viajero pregunte por Marcial Ferreiro Ares y La Mesnada. Este gallego rendido a Olmedo le llevará a una antigua posada del siglo XV, que en su día eligieran Gonzalo de Borbón y Mecedes Licer para casarse, en donde el cuerpo y la mente encontrarán paz o algarabía, según se busque. 

“Quien señor de Castilla quiere ser, a Olmedo de su parte ha de tener”, reza el refranero. Razón y razones le sobran a la villa vallisoletana para enamorar a la vista, saciar apetitos, -de cultura o ración- y hacer que el alma descanse. Castilla vieja tan cerca de Madrid- a 140 kilómetros- Olmedo es la ciudad de los siete sietes porque “siete plazas poseía, siete iglesias, siete conventos, siete arcos, siete casas nobles, siete puentes y siete pueblos de su alfoz”.

Manuel Olmedo