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Pies que hablan y manos que curan
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Pies que hablan y manos que curan

La cara es el espejo del alma pero, ¿y los pies? Prestamos muy poca atención a esta parte fundamental de nuestra fisonomía cuando, sin embargo, los

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Pies que hablan y manos que curan

La cara es el espejo del alma pero, ¿y los pies? Prestamos muy poca atención a esta parte fundamental de nuestra fisonomía cuando, sin embargo, los pies son capaces de darnos información acerca de nuestro estado de ánimo y las dolencias que padecemos. De aprovechar esto mismo se encarga la reflexología podal, una técnica alternativa que atenúa o activa las funciones del organismo por medio de la aplicación de presiones digitales en puntos muy concretos de esta zona del cuerpo.

“La forma de los pies, la planta, los dedos… dan mucha información acerca de la personalidad, de las dolencias, de cómo se encuentra la energía de la persona”, asegura a Vanitatis Rosa González, especialista en reflexología del Instituto de Terapias Integrales y Enseñanzas Energéticas (ITIEE). Algo que nuestros antepasados, hace más de 4.000 años, ya conocían. En el antiguo Egipto el masaje podal era habitual, y su práctica forma parte de las técnicas energéticas ancestrales de los países asiáticos.

La reflexología es una terapia complementaria de la medicina natural que consigue relajar el cuerpo y aliviar la mente activando nuestra capacidad natural de autocuración. Se basa en la interconexión entre los órganos internos y las extremidades, llamadas zonas reflejas, relacionados entre sí por medio del sistema nervioso. De esta forma, una vez detectada la alteración del organismo en el pie, se estimula la zona correspondiente, hasta disolver el bloqueo que causó el desequilibrio o la enfermedad. “Primero se procede a ‘limpiar’ el organismo y, después, se trabaja la patología”, explica Rosa. “En diez sesiones es posible acabar con el problema”.

Los beneficios de estos masajes pueden apreciarse en una sola sesión, dependiendo de la capacidad receptiva de la persona y de su trastorno. Chelo Moredas, terapeuta del centro Chi-Spa de Madrid, cuenta a Vanitatis que “los efectos dependen de la dolencia; si es para la migraña, la mejora se nota desde la primera sesión; si es un problema crónico se tardará más, por eso se suelen recomendar unas diez sesiones, con una frecuencia de dos por semana”.

“En general, lo primero que notaremos es una eliminación de toxinas a través de la orina, y una relajación de cuerpo y alma. El nivel de estrés en los procesos intelectuales baja considerablemente y la energía sube, por lo que nos sentiremos más capacitados para enfrentarnos a la locura de la vida en la ciudad”, añade Rosa González. “Mucha gente viene simplemente para que les den un masaje, les toquen los pies y relajarse. Algunos incluso se quedan dormidos”.

Esta terapia está recomendada para todo tipo de pacientes. Las personas sanas recurren al masaje de pies para activar sus defensas, como medio preventivo ante la aparición de enfermedades y como terapia contra el estrés, el nerviosismo, el agotamiento y la carencia anímica. Los pacientes enfermos pueden llegar a mejorar su calidad de vida, encontrando equilibrio y bienestar, y superar enfermedades ya manifestadas como desórdenes digestivos, menstruales, desequilibrios endocrinos, lumbago, mala circulación, reúma, problemas respiratorios… y también dolores de cabeza, de espalda, insomnio o vértigo.

Por otro lado, la reflexología puede realizarse también en la cara e, incluso, en las manos y las orejas, aunque la más eficaz es, sin duda, la practicada en los pies, dado que a esta parte del cuerpo es donde llegan todas las terminaciones nerviosas. “La diferencia entre la facial y la podal es que la primera es más eficaz para músculos y procesos agudos, no crónicos”, aclara Rosa González. “Además, es interesante a nivel estético porque, cuanto más se trabaja la cara, más sangre fluye, más oxigenación y mayor facilidad para eliminar toxinas. Con lo que la piel se muestra más saludable. El pie, por su parte, es más sensible, más receptivo. A través de suaves y ligeros toques se producen grandes beneficios”. Con esto, la reflexología podal ofrece una manera alternativa de cuidarse por dentro y por fuera, sin renunciar por ello a los más gratos placeres.

La cara es el espejo del alma pero, ¿y los pies? Prestamos muy poca atención a esta parte fundamental de nuestra fisonomía cuando, sin embargo, los pies son capaces de darnos información acerca de nuestro estado de ánimo y las dolencias que padecemos. De aprovechar esto mismo se encarga la reflexología podal, una técnica alternativa que atenúa o activa las funciones del organismo por medio de la aplicación de presiones digitales en puntos muy concretos de esta zona del cuerpo.