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¡Quiero el peinado de Amélie!: el cine que marca moda
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CINE Y MODA

¡Quiero el peinado de Amélie!: el cine que marca moda

La larga melena de Veronica Lake, la chaqueta roja de James Dean en Rebelde sin causa, el peinado de Amélie. Como arte de masas que es,

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¡Quiero el peinado de Amélie!: el cine que marca moda

La larga melena de Veronica Lake, la chaqueta roja de James Dean en Rebelde sin causa, el peinado de Amélie. Como arte de masas que es, el cine ha logrado como pocos marcar tendencia en el mundo de la moda, si bien en muchos casos no se sabe quién imita a quién. De momento, vamos a detenernos en algunos de los ejemplos más significativos en los que la influencia de una película o de una estrella del séptimo arte ha conseguido crear moda o al menos potenciarla.

Uno de los casos más claros es el de la mencionada Lake y su larga melena ondulada que le tapaba media cara. La lucía en películas como Me casé con una bruja y en la época en la que la mujer se incorporaba a la vida laboral de una manera más evidente se convirtió en un clásico ver a oficinistas o secretarias luciendo tal peinado un tanto incómodo para desarrollar sus funciones. En esa época, lo hombres descubrieron que debajo de una camisa no siempre había que llevar una camiseta de tirantes. Clark Gable lo demostró en Sucedió una noche y ese año descendió en EEUU la venta de este elemento antes esencial en la ropa interior de todo caballero.

Pero ojo, que no se dejó de utilizar, ya que hubo una vuelta muy fuerte. Marlon Brando demostró en Un tranvía llamado deseo que llevarla no tenía por qué ser hortera. Claro, que no cualquiera tenía la percha del prodigioso actor, inmortal en la escena en la que llamaba gritando a su Estella del alma. Muchos le imitaron y sacaron a la calle tan peculiar vestimenta, muchas veces acompañada de una gorda cadena al cuello, que ya sabemos que lo hortera no conoce de modas.

La boina ha tenido diferentes épocas de vigor siempre acompañada de una melena con corte boop. En los 40, Greta Garbo las lucía como nadie en películas como Ninotchka -aunque luego la cambiase por un sombrero más complicado, símbolo de su paso del comunismo al capitalismo-, pero en los 60 también Faye Dunaway. En Bonnie and Clyde las acompañaba de trajes con falda ajustada hasta debajo de la rodilla. Su estilo y el de Warren Beatty marcaron una vuelta a los treinta que ahora se va a producir gracias a películas como la última de Michael Mann, Enemigos públicos.

Los cuadritos vichy de Bardot

Brigitte Bardot montó todo un escándalo en los 60 cuando se casó ataviada con un vestido de de tela rosa de cuadritos de vichy. Jacques Sterel, modisto y amigo de la estrella eligió el tejido más pasado de moda y acertó: muchas fueron las que adoptaron este modelito, y no solo para su ceremonia nupcial, logrando sacarlo de la típica cocina norteamericana.

La estética colonial vivió un gran auge gracias a películas como Memorias de África o El cielo protector. Los trajes amplios de lino en colores terrosos, las gafas de sol de pasta beige y cristales oscuros, las boinas, los sombreros de ala ancha colocados con gusto fueron un must a finales de los 80.

En cuestión de peinados nada como el corte a lo garçon de Jean Seberg en Al final de la escapada o el de Audrey Tautou en Amélie. Pero estas películas también marcaron otras modas. La primera estableció el patrón básico de cómo debe vestir una chica un tanto alternativa y rebelde en el sentido más intelectual –camisetas de rayas, pantalón de pinzas-, pero también un estilo que incluso ha puesto de moda las camisetas con el nombre del periódico que en cierto momento de la cinta vende: New York Herald Tribune. Por su parte, la segunda apuntaba a chicas más soñadoras e introvertidas con una apuesta clara por los colores complementarios, principalmente rojo y verde.

En los ochenta hubo dos claros ejemplos en aquello de marcar o potenciar cierta tendencia. En Regreso al futuro se hace ostentación de las zapatillas Nike, que reciben un primer plano, o de los vaqueros Calvin Klein (Levi’s Strauss en España), que es como llama uno de los personajes del pasado al de Michael J. Fox porque lo ve en la etiqueta de sus calzoncillos. Top Gun fue otra de las que pegó fuerte: sus chaquetas de aviador y sus gafas Ray Ban de ídem, que ahora tanto se ven, dieron la campanada gracias a la película de Tom Cruise.

Por esas épocas marcó tendencia el estilo yupie femenino de Armas de mujer. Obligó a que toda buena ejecutiva tuviese que lucir una chaqueta de hombreras amplia arremangada sobre una camisa masculinizada de color blanco.

Hay muchos más ejemplos. Toda las estética rusa se puso muy de moda después de que Doctor Zhivago arrasase en los cines de todo el mundo –ese año Dior la adoptó en su colección de otoño invierno-, y del barroquismo que se vivió hace un par de décadas tuvo mucha culpa la exitosa adaptación de la novela de Cholderlos de Laclos, Las amistades peligrosas. Por último, un toque patrio: Almodóvar ha sido muy responsable de la vuelta a la estética colorista años 70.

Ya saben, si les apetece ser los primeros en marcar tendencia, no tiene más que echar un vistazo a la cartelera. Seguro que encuentra inspiración.

La larga melena de Veronica Lake, la chaqueta roja de James Dean en Rebelde sin causa, el peinado de Amélie. Como arte de masas que es, el cine ha logrado como pocos marcar tendencia en el mundo de la moda, si bien en muchos casos no se sabe quién imita a quién. De momento, vamos a detenernos en algunos de los ejemplos más significativos en los que la influencia de una película o de una estrella del séptimo arte ha conseguido crear moda o al menos potenciarla.

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