El maquillaje masculino gana adeptos

El maquillaje forma parte de la historia del hombre. Indagando un poco encontraremos que los faraones que dominaban el antiguo Egipto usaban color para el rostro como símbolo de poder y virilidad. De hecho, siglos después muchos guerreros se pintaban el rostro como ritual para infundirse valor durante las batallas e intimidar al rival, y en el siglo XVIII llevar la tez pálida y empolvada se convirtió en signo de distinción entre la clase aristocrática. En la época de María Antonieta los hombres incluso usaban carmín y pelucas. Hoy en día asociamos el maquillaje masculino con aquellos hombres que trabajan en televisión o se dedican al espectáculo, y hay quien considera al que se maquilla afeminado. Sin embargo, poco a poco estos han pasado de ser 'bichos raros', a hombres que se preocupan por su aspecto y a los que les gusta cuidarse. El estereotipo de 'metrosexual' evoluciona. Y es que ellos también quieren verse bien, disimular sus imperfecciones y resaltar su belleza natural.