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Filandón o cómo renovarse para no morir
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GASTRONOMÍA

Filandón o cómo renovarse para no morir

Renovarse o morir. Viejo dilema que muchos históricos de la cocina nacional no se atreven a afrontar y, cuando ocurre, lo hacen de forma errada confundiendo

Foto: Filandón o cómo renovarse para no morir
Filandón o cómo renovarse para no morir

Renovarse o morir. Viejo dilema que muchos históricos de la cocina nacional no se atreven a afrontar y, cuando ocurre, lo hacen de forma errada confundiendo adaptación con revolución.

 

Hago esta introducción para hablar una excepción: Filandón, el nuevo restaurante que ha abierto una de las sagas familiares con mayor tradición gastronómica de la capital, la de Evaristo García y sus hijos, propietarios de Pescaderías Coruñesas, O’Pazo y El Pescador. Un nuevo formato que responde a lo que se exige hoy en día a un restaurante: escrupuloso cuidado de la materia prima dentro de una mejor puesta en escena. Renovación que, sin duda, debiera ser tenida en cuenta en su reflexión por otros restaurantes similares, caso de Los Remos, Ponteareas o La Trainera.

 

Esta necesidad y voluntad de adaptación a los nuevos tiempos ya se manifestó con éxito en el renovado el Pescador y alcanza nuevas cotas en Filandón.

 

 

Sobre la ubicación de la vieja Casa Jaime en la carretera del Pardo a Fuencarral, Filandón nos hace una propuesta muy sugerente, tanto en el continente, decoración estilo country inglés -mezcla curiosa de informalidad y sofisticación- y un espacio entre las mesas que se echa en falta en El Pescador, como en el desarrollo culinario, orientado a los amantes de la parrilla, ya sea de carnes o pescado. El resto de los platos, que se pueden pedir en medias raciones, sirven de actores secundarios. Prima el producto de calidad, servido en sus formatos más puros, sin añadir adornos que perjudiquen su sabor natural. De hecho, es cuando se salen del guión cuando yerran en la ejecución.

 

Pedimos de entrada una Verduras y Carabineros en Fritura (14’5 euros, 8 la media ración) que, en su simplicidad, estaban deliciosas. Nos reservamos para las viandas principales. Así recorrimos el Pixín, Rape o Sapito (19 euros), el Rodaballo (24 euros) y el Lenguado (24 euros), todos ellos sensacionales en su frescura pero 'manchados' en exceso por un innecesario Sofrito de Ajos y Guindilla. Bordan, como acompañamiento, las Patatas Fritas (2 euros). Acabamos con la excepcional Oblea Caliente de Manzana (9 euros). Con vino de la casa, 50 euros por comensal.

 

En resumen, Filandón es una propuesta para el disfrute de los sentidos: olfato, vista y gusto, donde saborear de una cocina fiel a la calidad del producto basado en la utilización de la parrilla de forma aceptable pero a un paso de la excelencia, servicio correcto, precio razonable y en un entorno especialmente agradable que lo será aún más cuando abra su terraza.

 


 

Filandón
Carretera Fuencarral-El Pardo, Km. 1,9 - 28049 Madrid
T. 917 343 826

Renovarse o morir. Viejo dilema que muchos históricos de la cocina nacional no se atreven a afrontar y, cuando ocurre, lo hacen de forma errada confundiendo adaptación con revolución.