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Cerler y Formigal, la mejor nieve de Aragón para reestrenar la temporada
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Cerler y Formigal, la mejor nieve de Aragón para reestrenar la temporada

Las copiosas nevadas de toda la semana han devuelto a la cara sur de los Pirineos el blanco invernal que se resistió a instalarse en diciembre

Foto: Cerler y Formigal, la mejor nieve de Aragón para reestrenar la temporada
Cerler y Formigal, la mejor nieve de Aragón para reestrenar la temporada

Las copiosas nevadas de toda la semana han devuelto a la cara sur de los Pirineos el blanco invernal que se resistió a instalarse en diciembre y principios de enero para desesperación de los esquiadores. Baqueira, la única estación española al otro lado de la cordillera, ya no es la excepción: los centros invernales aragoneses presumen de kilómetros esquiables, espesores y calidad de nieve polvo recién caída para competir con el Valle de Arán. La temporada se reestrena en Aragón e invita a los aficionados de toda España a acercarse a los 320 kilómetros de pistas que ofrece entre las grandes estaciones del Pirineo, que este año incluyen también Candanchú, y las más pequeñas de la Ibérica.

Aramón, que agrupa la oferta de turismo de nieve y montaña de Aragón, tiene la estación más grande de España (Formigal, con 137 kilómetros esquiables) y también la más ‘alpina’ y con mayor desnivel: Cerler (79 kilómetros). Y por fin podrán desplegar a partir de mañana todo su mapa de pistas al servicio de los aficionados con espesores que llegan a los dos metros y calidad de nieve polvo. La única contrapartida puede ser el exceso: nada de esquiar fuera de pista, que el peligro de aludes es máximo.

Formigal y Cerler son casi dos polos opuestos para las preferencias de los esquiadores. Formigal, en el Valle de Tena, está bien comunicada por carretera, tiene cómodos accesos a los valles que la forman, los remontes más modernos y presenta todo tipo de servicios añadidos hasta para quien no vaya a esquiar. En las pistas, de mediana altitud, predomina el azul ideal para principiantes y deportistas más cómodos.

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La ampliación hacia el Puerto del Portalet, en la frontera francesa y con magníficas vistas a la pirámide partida del Midi D’ Ossau, uno de los picos más bonitos del Pirineo, le ha permitido ganar extensión y calidad de nieve en las partes más altas, por encima de los 2.000 metros. Pero los esquiadores más expertos siguen prefiriendo la zona de Tres Hombres, en el núcleo original de la estación, con las mayores inclinaciones. Predominan las pistas fáciles y cortas, pero también anchas y soleadas. La oferta de restaurantes, bares, y cafeterías con terrazas en la nieve abruma: 25 puntos. Destaca la cabaña de La Glera, restaurado refugio de pastores en medio de las pistas.

Cerler, en el Valle de Benasque (que agrupa el mayor número de picos de más de 3.000 metros en el Pirineo, representa lo contrario a Formigal. Está más lejos, peor comunicada por carretera, pero ofrece el paisaje más salvaje y puro del Pirineo para permitir la práctica del esquí más duro en la mejor nieve de la cordillera. Es cuestión de altitud y orientación. Desde el punto más alto, al pie del Pico del Gallinero (2.728 metros) se puede bajar hasta la base de la estación (casi 1.200 metros de desnivel) en un recorrido de 9 kilómetros, la mayoría por pistas azules (asequibles), pero que pone a prueba las piernas de los esquiadores más fuertes. Es el descenso más largo y con más desnivel que se puede hacer en ambas vertientes del Pirineo.

En Cerler predominan las pistas rojas (difíciles) y la mayoría está por encima de los 2.000 metros, lo que asegura durante más tiempo el disfrute de la nieve polvo. Para muchos aficionados, los descensos desde el Gallinero, por la canal y el tubo, variantes roja y negra, son los mejores de la cordillera.

La parte más negativa de Cerler es que está expuesta a los vientos del norte, con lo que el aficionado debe estar pendiente de las borrascas procedentes de la parte francesa porque suelen equivaler a cierre de remontes en mayor proporción que en los demás valles aragoneses. Para cuando el viento sopla en exceso en las alturas, lo más recomendable es concentrarse en las pistas de bosque, entre pinos negros. La mejor es ‘la del Rey’ (Pinar), señalada así por el propio Don Juan Carlos una vez que viajó al Valle de Benasque a esquiar y comer bien.

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Hoteles recomendables

Formigal (en la urbanización y en Sallent de Gállego) y Cerler (en Benasque y en el pueblo que da nombre a la estación) ofrecen una variada oferta de hoteles y apartamentos para los esquiadores; en esta temporada, tercera de la crisis en el sector, con precios de hace seis años y ofertas de todo tipo. Los más recomendables siguen siendo los más clásicos y que primero se llenan. En Formigal está el hotel Villa de Sallent, con edificio de tres estrellas y otro de cuatro con piscina cubierta. En Benasque destaca por calidad-precio, trato y muy especialmente la cocina el hotel Ciria con el restaurante El Fogaril, referencia de la cocina altoaragonesa en todo el valle.

Las copiosas nevadas de toda la semana han devuelto a la cara sur de los Pirineos el blanco invernal que se resistió a instalarse en diciembre y principios de enero para desesperación de los esquiadores. Baqueira, la única estación española al otro lado de la cordillera, ya no es la excepción: los centros invernales aragoneses presumen de kilómetros esquiables, espesores y calidad de nieve polvo recién caída para competir con el Valle de Arán. La temporada se reestrena en Aragón e invita a los aficionados de toda España a acercarse a los 320 kilómetros de pistas que ofrece entre las grandes estaciones del Pirineo, que este año incluyen también Candanchú, y las más pequeñas de la Ibérica.