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Gina Lollobrigida prefiere los niños a las joyas
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Gina Lollobrigida prefiere los niños a las joyas

La divísima italiana no desea que ningún marido de pega le saque rendimiento futuro a su joyero y ha preferido subastar 23 de sus piezas más legendarias. Entre ellas,

La divísima italiana no desea que ningún marido de pega le saque rendimiento futuro a su joyero y ha preferido subastar 23 de sus piezas más legendarias. Entre ellas, unos espectaculares pendientes de perlas en forma de lágrima, que se cree que pertenecieron a la colección particular de la casa real de los Hasburgo; otros de esmeraldas que la actriz se puso para el estreno del musical Sonrisas y lágrimas en Nueva York, en 1965; un anillo de esa misma piedra preciosa en casi 17 kilates que llevaba puesto esa noche, cuando cenaba con Dalí y su mujer, Gala; collares de diamantes...

Todas estas joyas vistieron de lujo a la Lollobrigida, y mucho, para acudir a todos los saraos en los que hizo acto de presencia durante los años 50 y 60. El martes cambian de dueño. Las va a subastar la casa Sotheby's en Ginebra y el dinero que saque (unos 3 millones de euros, según sus estimaciones) pretende Gina dedicarlo a la construcción de un hospital infantil en el que hacer investigación con células madre.

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La actriz se presentó el viernes por sorpresa en la capital suiza para echar un último vistazo a sus posesiones y, probablemente, para animar la venta (algunas piezas tienen un precio de salida de 300.000 euros). Y aprovechó para contar que su firma favorita siempre había sido Bulgari (de la casa italiana es la mayoría de lo que se subasta), y que nunca había dejado que ningún hombre le comprara joyas. Ni el multimillonario Howard Hughes, que se encaprichó con ella al verla en una foto y se la llevó a Hollywood, ni Fidel Castro, a quien entrevistó en exclusiva en 1974 y con quien se ha rumoreado siempre que tuvo un affaire. "Toda las joyas que poseo me las he comprado yo misma", le aseguró a The Telegraph. "Las adquiría cuando una de sus películas tenía éxito", explicó a EFE la responsable de la subasta, Daniela Mascetti

A Gina Lollobrigida la descubrió un agente cuando paseaba a los 18 años por las calles empedradas de su Subiaco natal, ciudad cercana a Roma. Cuando le propusieron que se dedicara a la interpretación, ella bromeó con que solo lo haría por un millón de liras. Lo curioso es que esa fue la cantidad que acabó consiguiendo con su primer trabajo.

La divísima italiana no desea que ningún marido de pega le saque rendimiento futuro a su joyero y ha preferido subastar 23 de sus piezas más legendarias. Entre ellas, unos espectaculares pendientes de perlas en forma de lágrima, que se cree que pertenecieron a la colección particular de la casa real de los Hasburgo; otros de esmeraldas que la actriz se puso para el estreno del musical Sonrisas y lágrimas en Nueva York, en 1965; un anillo de esa misma piedra preciosa en casi 17 kilates que llevaba puesto esa noche, cuando cenaba con Dalí y su mujer, Gala; collares de diamantes...