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En busca de la mejor tarta de queso
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En busca de la mejor tarta de queso

Comparto con mi hijo Gonzalo su pasión por la tarta de queso en los postres, la cual solemos compartir salvo que sea tan deliciosa

Comparto con mi hijo Gonzalo su pasión por la tarta de queso en los postres, la cual solemos compartir salvo que sea tan deliciosa que tengamos la irresistible tentación de tomarnos una cada uno. Es una afición que veo cada vez más extendida, pues es casi obligada, tanto en restaurantes sencillos y caseros como en los de mayor postín, la elaboración de la casa de una tarta con el mágico ingrediente: el queso. Fresco o curado, suave o intenso, el queso da lugar a múltiples elaboraciones a partir de tres grandes familias.

La primera es la de los flanes de queso suaves, donde para mí, la tarta Florentina de El Higuerón de Mijas es uno de sus mejores exponentes. No obstante, la elaborada con queso manchego de Aldaba es magnífica. Este formato tiene como ventaja ser el más seguro; es raro equivocarnos cuando vemos una tarta de queso tipo flan y la pedimos, pues mejor o peor en todos los lugares suele estar rica y es la mejor opción de postre casero en muchas casas de comida sencillas.

Luego tenemos las versiones inspiradas en queso fresco, acompañadas habitualmente de frutas, entre las que tenemos la cheesecake americana, habitualmente con mayores niveles de azúcar, y donde las elaboradas por la Cheesecake Factory del Macys de Union Square en San Francisco son la meca. En su versión de autor, la que elabora Rodrigo la Calle desde Aranjuez, combinando el Philadelphia, la nata y la compota de fresas locales es el referente en España.

Por último está todo el conjunto de tartas horneadas, desde la quesada pasiega a la Käsekuchen alemana, y aquí es donde mayores sorpresas en positivo y negativo podemos encontrar. Las grandes referencias las encontramos en Zuberoa o en Cañadio.

Hace ya más de dos años que el equipo de Santi Santamaría en San Celoni abrió su restaurante La Cesta en la madrileña calle de Recoletos, buscando un formato más informal donde pudieran presentar sus elaboraciones de mercado y de carácter tradicional pero evolucionado. Ha sido en la última visita de este fin de semana cuando he quedado irremediablemente enamorado de dos platos de la casa: su tortilla de patata con cebolla, tradicional, jugosa pero ligada, con patatas empapadas pero sin expulsar el huevo (para mí la mejor actualmente en la capital); y su tarta de queso horneado, sublime.

Completan las entradas obligadas una estupenda tosta de burrata y su huevo escalfado sobre berenjenas asadas. En los platos principales es donde uno sale ligeramente decepcionado. Sus anillos de rabo de toro y sus dados de rape o de solomillo son correctos, pero no enamoran. Sin embargo, a la hora de los postres, llega el segundo 'subidón' tras la tortilla.

Su tarta de queso horneado, mezcla de sabores entre crème brûlée y quesada, suave y esponjosa, sobre crujiente galleta, deja noqueado a cualquiera. Está entre las mejores que he tomado y les confirmo que son muchas. Su precio, 6 €, es más que razonable.

El local, con distintas zonas y decorado por Pascua Ortega, nos ofrece un entorno distendido e informal para acompañarnos durante el yantar, reuniendo por ello La Cesta todo los ingredientes para ser uno de mis lugares 'BBB'.

Por último, animo a los lectores a que incorporen sus mejores propuestas de tartas de queso, según formato.

Comparto con mi hijo Gonzalo su pasión por la tarta de queso en los postres, la cual solemos compartir salvo que sea tan deliciosa que tengamos la irresistible tentación de tomarnos una cada uno. Es una afición que veo cada vez más extendida, pues es casi obligada, tanto en restaurantes sencillos y caseros como en los de mayor postín, la elaboración de la casa de una tarta con el mágico ingrediente: el queso. Fresco o curado, suave o intenso, el queso da lugar a múltiples elaboraciones a partir de tres grandes familias.

Azúcar