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Edificios que son nuevos iconos urbanos
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Razones para viajar

Edificios que son nuevos iconos urbanos

Nos sobran las razones para viajar. Por si fueran pocas, aquí hay alguna más. Están en Londres, Lens, Glasgow y Nueva York. Merecen por sí solas una peregrinación.

Foto: Foto: Vista áerea de The Shard, en Londres
Foto: Vista áerea de The Shard, en Londres

Nos sobran las razones para viajar. Ysi no fuera así,aquí van nuevos motivos en formade iconos urbanos: realidades que definen las ciudades que los acogen y que merecenpor sí solos una peregrinación.

RIVERSIDE MUSEUM (EN GLASGOW)

A la capital escocesa no es que Edimburgo le hiciera sombra: es queprácticamentelatenía sepultada en el olvido. Y eso que Glasgow, durante siglos la segunda ciudad másimportante del Imperio Británico -tras Londres, por supuesto-, está cargada de razonespara que eso no fuera así: del legado arquitectónico del genial Alexander Mackintosh ala shopping experience de Merchant Street, pasandodesde luegopor la dualidadfutbolística Rangers-Celtics y una escena nocturna en la que brotan como setastalentazos musicales como Joy Division.Así que la ciudad se apuntó a la búsqueda delefecto Guggenheim bilbaíno y se encomendó a la arquitecta angloiraní Zaha Hadid, quiendiseñó el Riverside Museum. Asomado al río Clyde,se inauguró en 2011 y desde entoncesha atraído a miles y miles de visitantes con su colección de más de3.000 automóviles, motos, trenes y maquetas navales, yfue elegido, además, MejorMuseo Europeo en 2013. Con el bellísimo Tall Ship -un carguero victoriano de tres palosque sirve de homenaje a cuando Glasgow era el puerto más laborioso del imperioBritánico- atracado a la puerta y el Clyde Auditorium -conocido como El Armadillo- de SirNorman Foster en la panorámica, el skyline de Glasgow luce más que nunca.

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ONE WORLD TRADE CENTER (EN NUEVA YORK)

Quedan unos meses para su inauguración oficial, pero en la Gran Manzana nadie dudade que el One World Trade Center será el nuevo icono de la ciudad, a la altura -nuncamejor dicho- de esos otros monumentos al ADN neoyorquino que son la torre Chrysler o elEmpire State Building. El rascacielos, que se yergue sobre el solar que ocupaba una lastorres del malogrado complejo World Trade Center -en concreto sobre el de la torre 6, queera el edificio más pequeño de todos con solo ocho plantas-, ya es el más alto delhemisferio occidental, y el cuarto más alto del mundo, con 541 metroso 1776 pies: unacifra nada casual, pues ese fue el año en que se proclamó la independencia de losEstados Unidos y que le dio al coloso el sobrenombre con el que se dio a conocer en unprincipio,la Torre de la Libertad. A su sombra, el National September 11 Memorial -dospiscinas con cascadas que ocupan el solar donde estaban las Torres Gemelas- recibemiles de visitas al día.

THE SHARD (EN LONDRES)

Cuando se le contempla desde Shoreditch, el rascacielos más alto de la Unión Europea -310 metros uno encima de otro le dan el título- parece una torre de lanzamiento de navesespaciales sacada de una película de cienciaficción; su nombre oficial, The Shard, -laastilla- le define a la perfección. Esta torre de cristal, diseñada por Renzo Piano y depropiedad del estado de Catar, no solo acoge oficinas, restaurantes y algunos de losapartamentos más exclusivos de la ciudad sino, sobre todo, el observatorio The ViewFrom The Shard: a 244 metros de altura prometesimplementela mejor vista posible deLondres. Y lo cumple.

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MUSEO LOUVRE-LENS (EN LENS, FRANCIA)

Era imposible que la mezcla que creó el museo Louvre-Lens no resultara ganadora:fondos del Louvre parisino expuestos en periodos de cinco años, una ciudad de tamañomedio que cede los terrenos de una mina abandonada, un premiadísimo estudioarquitectónico japonés que diseña el contenedory el tren de alta velocidad en la puertapara traer desde París en un suspiro a los visitantes. En el poco más de un año que hatranscurrido desde la apertura del museo Louvre-Lens se han pulverizado las previsionesdel número de visitantes para el espectacular y tremendamente Louvre-a-Lens, unamaravilla de aluminio y cristal quede pura y bellísima simplezaparece que siempreestuvo ahí,cuando no es así, claro. El edificio rezuma paz y serenidad: no puede negarsu paternidad japonesa -es obra del estudio SANAA de Tokio- en sus volúmenes de cristaly aluminio, en los que entra una luz tamizada que te acompaña muy tranquilamente en tuvisita para que nada te distraiga del disfrute de su exposición, formada pordoscientas cincuenta obras. La estrella,del mismo modo que en París es LaGioconda,esaquíel cuadro de Delacroix La libertad guiando al pueblo.

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Nos sobran las razones para viajar. Ysi no fuera así,aquí van nuevos motivos en formade iconos urbanos: realidades que definen las ciudades que los acogen y que merecenpor sí solos una peregrinación.

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