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Relaciones con contrato: enamorarse por escrito
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Relaciones con contrato: enamorarse por escrito

A veces el amor no solo está en el aire, sino en una hoja de papel. O en muchas, porque un acuerdo con tu media naranja puede llegar a tener 31 páginas.

Foto: 'Las amistades peligrosas'
'Las amistades peligrosas'

Después del momento DTR (Define The Relationship), las pareja de nerds Sheldon y Amy se convirtieron oficialmente en novios. Pero el científico patoso protagonista de la serie The Big Bang Theory impone a su media naranja un acuerdo de relación de 31 páginas. Un contrato con reglas disparatadas, como "Solo está permitido darse la mano en las siguientes circunstancias: A) Cualquiera de las partes esté en peligro de caerse por un precipicio, acantilado o cornisa. B) Cuando cualquiera de las partes gane el Premio Nobel o como apoyo moral si a alguno de los dos nos están poniendo la vacuna de la gripe". En el capítulo número 11 de Cincuenta sombras de Grey, Christian propone a Ana firmar un contrato de diez páginas para mantener relaciones sexuales. Ella le expone sus propias condiciones y al final rubrican el documento.

Ficción aparte, la novia de Marck Zuckerbergrecurrió a un acuerdo de novios en el que exigía: "Una cita por semana, un mínimo de cien minutos de tiempo a solas, no en su apartamento y definitivamente no en Facebook", según publicó Sarah Lacy en su libro Once You’re Lucky, Twice You’re Good. Una cláusula peculiar pero comprensible por lo ocupado que puede llegar a estar el fundador de la red social. Este tipo de convenios han proliferado entre enamorados del otro lado del charco, en una tendencia práctica y que algunos terapeutas de pareja emplean en las terapias.

En los contratos de relación, sin vinculación jurídica, suelen acordarse cuestiones como la división de las tareas del hogar, la necesidad de cuidar y fomentar la comunicación entre la pareja, la confianza mutua, fidelidad, tiempo a solas para salir con amigos, las visitas a la familia, compartir gastos y otras temas monetarios ("Tenemos que empezar a ahorrar dinero para comprar una casa, por lo que hemos decidido no hacer un montón de compras y no malgastar dinero", reza uno de los que se encuentran en internet). En otros se impone hasta el número de veces que deben hacer el amor a la semana, las fechas señaladas en las que hacerse regalos o el largo de las uñas. Los hay de una página con diez sucintas reglas y hasta de varios folios y minuciosas disposiciones. Más o menos extenso, cada pareja consensua a su medida el acuerdo. ¿Tú firmarías uno?

"Este tipo de acuerdos pueden funcionar en algunos casos, incluso está muy bien acordar la frecuencia de las relaciones sexuales, porque el sexo resulta necesario en la pareja y en España nos encontramos muy por debajo de la media", afirma Virginia Valdominos, terapeuta de pareja. Sin embargo, "en las relaciones hay que ganar libertad más que apresarse, y estos acuerdos parecen más carcelarios que vitales", sostiene la experta, para quien sí son necesarios los pactos, porque te mantienen unido, pero sin tener que escribir y firmar nada. "Cuando prohíbes cosas, el ser humano tiende a saltárselas. Hay que construirse una vida de acuerdo con los propios deseos y la pareja es un elemento más en la vida", aconseja esta experta. Como dice Jorge Bucay: "Enamorarse es amar las coincidencias, amar es enamorarse de las diferencias".

Después del momento DTR (Define The Relationship), las pareja de nerds Sheldon y Amy se convirtieron oficialmente en novios. Pero el científico patoso protagonista de la serie The Big Bang Theory impone a su media naranja un acuerdo de relación de 31 páginas. Un contrato con reglas disparatadas, como "Solo está permitido darse la mano en las siguientes circunstancias: A) Cualquiera de las partes esté en peligro de caerse por un precipicio, acantilado o cornisa. B) Cuando cualquiera de las partes gane el Premio Nobel o como apoyo moral si a alguno de los dos nos están poniendo la vacuna de la gripe". En el capítulo número 11 de Cincuenta sombras de Grey, Christian propone a Ana firmar un contrato de diez páginas para mantener relaciones sexuales. Ella le expone sus propias condiciones y al final rubrican el documento.

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