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Oviedo: descubre la ciudad a través de un recorrido por sus estatuas más conocidas
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Oviedo: descubre la ciudad a través de un recorrido por sus estatuas más conocidas

Oviedo cuenta con más de 100 esculturas urbanas. VANITATIS redescubre la capital asturiana a través de sus figuras más famosas

Foto: A Oviedo lo conoceréis también por sus estatuas
A Oviedo lo conoceréis también por sus estatuas

Mafalda, Woody Allen o La Regenta son algunos de los vecinos más queridos de la capital del Principado, convertida en un gran museo de la escultura al aire libre. Pateamos el centro de Oviedo, sin miedo al 'orbayu', para conocer sus siete estatuas más famosas.

1. Mafalda

"¡No quiero sopa!”. A la Mafalda que se encuentra en el parque San Francisco de Oviedo, delante del estanque de los patos, solo le hace falta hablar. Vestida de rojo, con un lazo en el pelo y cara de buena, la niña mimada de Quino soporta, sentada en un banco, las interminables sesiones de fotos de los turistas. Creada por Pablo Irrgang, la estatua, de 80 centímetros de altura, es la hermana gemela de otra que se encuentra, desde hace años, en Buenos Aires. La escultura se inauguró el año pasado con motivo del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades que recibió el genial humorista gráfico argentino.

Entre los aleteos de las palomas, los niños que lanzan migas de pan a los patos y algunos pavos reales presumidos -que se atreven, ante el asombro de los turistas, a cruzar la calle hasta llegar al emblemático hotel de la Reconquista-, se encuentra Mafalda con aire pensativo. ¿Estará esperando a su amigo Felipe?

2. Woody Allen

“Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella, limpia, agradable, tranquila y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera... Oviedo es como un cuento de hadas”. Así describía la ciudad Woody Allen, que recibía el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2002 y, un año más tarde, se convertía en otro de los ‘vecinos de bronce’ de la capital asturiana. El director de cine neoyorkino, que hace muy poco cumplía 80 años, cuenta con una estatua, tamaño real, en la calle Milicias Nacionales, al lado de la calle Uría, la zona comercial más concurrida de Oviedo. La escultura, creada por Vicente Santarúa, recrea con maestría el gesto melancólico del artista y su peculiar manera de caminar.

La figura se mimetiza con el ambiente del centro de la ciudad, entre los peatones que vienen y van a la calle Uría cargados con compras para estas Navidades. Este Woody carbayón tiene que luchar, cada cierto tiempo, contra los ladrones de gafas. Aunque el director de ‘Vicky, Cristina, Barcelona’ (película con algunas escenas rodadas en Oviedo), milagrosamente, siempre acaba recuperando sus lentes.

3. El culo

Una de las estatuas más sorprendentes de Oviedo es un gigantesco culo que se encuentra delante del emblemático teatro Campoamor. Sí, tal y como te lo estoy contando, un pandero enorme, un 'Culis monumentabilus' (así es como se llama, de forma oficial, la escultura) que sería la envidia de Kim Kardashian.


La figura es fácil de describir: unas enormes nalgas de bronce embetunado en negro –con formas redondeas y una tonelada de peso- que se levantan sobre una plataforma de granito. Su autor es el escultor vasco Eduardo Úrculo. ‘El culo’, que es como todos los ovetenses conocen este monumento, ha generado mucha polémica desde su inauguración en 2001. Algunos valoran su originalidad y otros desearían aplastarla, montados en una apisonadora.

4. El viajero

En la céntrica plaza de Porlier, vestido con gabardina, sombrero y rodeado de varias maletas y un paraguas (que en Oviedo es un complemento bastante práctico), nos espera ‘El viajero’. Así es como los carbayones conocen a esta popular escultura, también de Úrculo, cuyo nombre oficial es ‘El regreso de Williams B. Arrensberg’. Esta figura de bronce, inaugurada en 1993, representa un hombre misterioso (amigo del escultor), que parece recién llegado a la ciudad.

La estatua, convertida en uno de los iconos de la capital asturiana, puede contemplar desde la lejanía la torre gótica de la catedral de Oviedo. Al estar situada a pie de calle, sin ningún tipo de pedestal, ‘El viajero’ es un personaje muy cercano para los turistas, que le avasallan cada día con cientos de 'selfies'.

5. La Regenta

Paseando por la plaza de la Catedral de Vetusta (así se llamaba la ciudad de Oviedo en la célebre novela de Clarín) nos encontramos con Ana Ozores, la protagonista de este clásico universal de la literatura. Elegante, vestida a la moda del siglo XIX, luce todo tipo de complementos: pendientes, collares, guantes, bolso de mano… Todos ellos labrados, al detalle, sobre el bronce. La figura, con un tamaño ligeramente superior al natural, es obra de Mauro Álvarez Fernández y fue inaugurada en 1997.

La Regenta, con la catedral de fondo, es la postal más buscada por los fotógrafos. Uno de los símbolos de Oviedo.

6. La gorda

-'¿Dónde quedamos esta tarde antes de irnos de sidras?'
-'Nos vemos en La gorda'.

La estatua de Botero, situada en pleno centro de Oviedo, en la plaza de la Escandalera, es uno de los puntos de encuentro de la ciudad. Aunque el nombre oficial de la escultura es ‘La maternidad’, todo el mundo la conoce de forma cariñosa como ‘La gorda’. Como sucedió con ‘El culo’, el monumento ha estado rodeado de cierta polémica (se inauguró en 1996), pero con el paso del tiempo los ovetenses le han cogido cariño. La figura, que representa una madre rolliza, desnuda, con su hijo sentado en las rodillas, guarda el estilo inconfundible de todas las gordas del escultor y pintor colombiano.

Cerca de la estatua se encuentran algunas de las mejores pastelerías de la ciudad, donde probar, entre otras maravillas, las moscovitas o los carbayones (por ejemplo, la confitería Rialto o Balbona). Solo para los más 'llambiones' (golosos, en asturiano).

7. La lechera

La plaza de Trascorrales, situada muy cerca del ayuntamiento, parece sacada de una acuarela. Allí se encontraba el antiguo edificio del mercado de pescado (1866), que hoy en día es un espacio para eventos y exposiciones. Dominando este rincón, delante de los edificios de colores, se encuentra ‘La lechera’, una escultura de Manuel García Linares que sirve de homenaje a aquellas muyeres de aldea que, a lomos de los burros, llevaban los cántaros de leche a la ciudad. Un oficio tradicional asturiano que, como muchos otros, desapareció en los años 70 con el despegue industrial de la región.

En esta singular plaza termina nuestro paseo por la ciudad de las estatuas. Seguro que Mafalda y Rufo -una reproducción en bronce del perro callejero más famoso de la ciudad, inaugurada el pasado mes de septiembre en la calle Uría- no serán los últimos. ¿Cuál será el próximo ‘vecino’ de Oviedo?

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Fotos: Alberto. L Vega

Mafalda, Woody Allen o La Regenta son algunos de los vecinos más queridos de la capital del Principado, convertida en un gran museo de la escultura al aire libre. Pateamos el centro de Oviedo, sin miedo al 'orbayu', para conocer sus siete estatuas más famosas.

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