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Afterwork: hay vida (y cañas y cócteles) después del trabajo
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Afterwork: hay vida (y cañas y cócteles) después del trabajo

Nada mejor que estos lugares para el reposo del guerrero. Aquí hay que olvidarse del traje gris porque lo que corre es la cerveza, el cóctel, las ostras y el champán. Veamos

Foto: Casa Mono
Casa Mono

Sí, realmente hay vida después del trabajo, al otro lado de la oficina, cruzada la frontera de la rutina laboral. Para nuestra fortuna está regada por esas cañas de barra de siempre y esos cócteles de exotismo hasta los bordes de ahora. Y en un escenario que nada tiene que ver con las tascas de antes. Aquí lo que manda, delicias aparte, es el diseño. Lo más alejado del gris. Bienvenidos al reino del 'afterwork'.

1. La Contraseña

Ofrece una "apacible tregua" para después del trabajo en un espacio que peca lujuriosamente de cosmopolita y que tiene una barra donde entregarse, sin ceremonias, a las tentaciones de las tapas de autor o las raciones compartidas mientras corren los cócteles en su Gin Club y los DJ afilan sus herramientas para el fin de semana. Además, una sala central y un patio cubierto que es la antesala a una antigua vaqueriza del barrio de Chamberí. Y todo muy colonial.

Pídete: rollitos crujientes de capón gallego, tacos de cordero maridados con cítricos, un 'gin-tonic' Citadelle o una piña colada, por ejemplo.

Dónde: C/ Ponzano, 6. Madrid.

placeholder La Contraseña es disfrutar
La Contraseña es disfrutar

2. Casa Mono

Al final el 'afterwork' es el irse de cañas de toda la vida pero con un toque 'cool', eso sí. Y quien dice cañas, dice tapas. Las de Casa Mono, por ejemplo, un clásico de la rutina poslaboral con aire castizo y del llegar y besar el santo, o sea, sin esperas y sin reservas. ¿Cócteles? Por supuesto, esta vez en un rincón neoyorquino en plan sofisticado y en la planta superior del local. También terraza-porche para exprimir la primavera como si fuera un limón.

Pídete: un trío de bombones de 'foie', una tempura de verduras con salsa de soja y miel, un daiquiri o un Sex on the Beach (con vodka). Los cócteles son así: refrescantes.

Dónde: C/ Tutor, 37. Madrid.

placeholder Casa Mono es castizo y neoyorquino a la vez
Casa Mono es castizo y neoyorquino a la vez

3. Glass Bar

Para llegar hasta este auténtico reposo del guerrero hay que cruzar el umbral del hotel Urban. Se trata de un 'oyster bar', donde los cócteles se alternan con las ostras, el champán y otros caprichos gastronómicos de inspiración japonesa para dar al trabajador un respiro de lujo. El nombre no es casual: hay vidrio y una lámpara de araña de cristal que vino de Marruecos y sillas transparentes Ghost firmadas por Philippe Starck para darle aún más glamour al refugio.

Pídete: 'sacchetti' de pera con crema de boletus y gruyer, o un Mariachi, con su tequila reposado, su kiwi, su zumo de limón y su azúcar.

Dónde: Carrera de San Jerónimo, 24. Madrid.

placeholder El Glass Bar tiene hasta una lámpara de araña
El Glass Bar tiene hasta una lámpara de araña

4. Angelita

En Angelita lo que va y viene son vinos y cócteles, que son los que animan este proyecto de los hermanos Villalón. Barra de vino en la primera planta, entre madera y con grandes ventanales a las calles de Madrid, para despachar caldos de pequeños productores y muchos borgoñas, cervezas artesanas y una selección de quesos, mermeladas y frutos secos a bordo de un pequeño carruaje. El bar americano es el del sótano, el reino de la coctelería semiclandestino, tras una puerta de chapa, con más de 500 destilados en carrito de época. El picoteo y la comida más formal vienen en gran parte del huerto ecológico familiar.

Pídete: espárragos y kale (nuestra col rizada o berza) con jugo de cebolletas, alcachofas con langostinos o lomo de vaca vieja zamorana, en las cosas del comer.

Dónde: C/ Reina, 4. Madrid.

placeholder El bar americano del Angelita, un lugar perfecto para desconectar
El bar americano del Angelita, un lugar perfecto para desconectar

5. Ay, Manuela

El nombre no es por la alcaldesa de Madrid, sino por la heroína que se apellida Malasaña; suyo es el barrio. El Ay, Manuela no son solo cañas, sino también 'focachas' recién horneadas, música en vivo y en directo, vía DJ, y una decoración cuando menos especial. Ah, y las cañas se sirven en tazas de latón. Prometen tardes divertidas jueves y viernes: de 18 a 22 h y de 16 a 22 h, respectivamente. Tiene un rincón para los artistas, comercios y vecinos malasañeros para que pongan a la vista sus monederos de diseño retro, sus frutas con sabor, sus bicicletas retro y cosas así. Es desenfadado y con luces de bohemia.

Pídete: una jarra de cerveza de medio libro con tapa gratis (3,5 euros) o un tercio con lo mismo(2,9 euros).

Dónde: Hotel Ibis. C/Manuela Malasaña, 6. Madrid.

placeholder Ay, Manuela, en Malasaña tenía que ser
Ay, Manuela, en Malasaña tenía que ser

6. The Hat

Es un 'hostel' para "viajeros inteligentes", sí, pero también un lugar en el que refugiarse del mundanal ruido aunque la guarida en cuestión esté en medio de él, entre la Gran Vía y La Latina, nada menos. Es lo que tienen los lugares así, tan cerca del cielo. Este es de quitarse el sombrero. En verano, el solárium que buscabas y en un palacete. En primavera, qué te vamos a contar.

Pídete: una copa de vino al aire libre mientras se pone el sol.

Dónde: C/ Imperial, 9. Madrid.

placeholder The Hat, un 'sombrero' para Madrid
The Hat, un 'sombrero' para Madrid

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Sí, realmente hay vida después del trabajo, al otro lado de la oficina, cruzada la frontera de la rutina laboral. Para nuestra fortuna está regada por esas cañas de barra de siempre y esos cócteles de exotismo hasta los bordes de ahora. Y en un escenario que nada tiene que ver con las tascas de antes. Aquí lo que manda, delicias aparte, es el diseño. Lo más alejado del gris. Bienvenidos al reino del 'afterwork'.

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