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Estilo industrial: 25 claves para convertir tu salón en un 'loft' neoyorquino
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Estilo industrial: 25 claves para convertir tu salón en un 'loft' neoyorquino

Peca de austero, de abusar de las líneas rectas y de seducir dejando al descubierto tuberías, tabiquería y viguería. Materiales como el hierro, el acero, la

Peca de austero, de abusar de las líneas rectas y de seducir dejando al descubierto tuberías, tabiquería y viguería. Materiales como el hierro, el acero, la madera o el hormigón conforman el ADN del estilo industrial. Una rama decorativa compleja donde la luz y el espacio juegan un papel fundamental. Esta corriente decorativa empieza a tener relativa importancia en la década de los años 50 del siglo pasado, cuando fábricas y almacenes situados en las afueras de grandes ciudades se convierten en estudios para artistas. Estos los adquieren y comienzan a crear dos espacios: uno de trabajo y otro de vivienda -el archiconocido ‘loft’-.

Grandes bancos de trabajo pasan a convertirse en mesas toscas cuyo encanto reside, precisamente, en no ocultar el paso del tiempo y el desgaste de su uso. Un aspecto basto que se extrapolará a banquetas, taburetes y estanterías de hierro o madera para el almacenaje. El mueble industrial, por tanto, pasa a ser el elemento decorativo de estos lugares y llega a nuestros días conservando la esencia de antaño. Es por ello que, para acogerse a este estilo con el recién estrenado otoño, es muy importante tener en cuenta algunos aspectos morfológicos y decorativos. A continuación, 25 razones para sucumbir a estos aires 'deco'.  

 

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Peca de austero, de abusar de las líneas rectas y de seducir dejando al descubierto tuberías, tabiquería y viguería. Materiales como el hierro, el acero, la madera o el hormigón conforman el ADN del estilo industrial. Una rama decorativa compleja donde la luz y el espacio juegan un papel fundamental. Esta corriente decorativa empieza a tener relativa importancia en la década de los años 50 del siglo pasado, cuando fábricas y almacenes situados en las afueras de grandes ciudades se convierten en estudios para artistas. Estos los adquieren y comienzan a crear dos espacios: uno de trabajo y otro de vivienda -el archiconocido ‘loft’-.