Yoga: 10 razones (y beneficios) por las que deberías empezar ya a practicarlo
Quita de encima el estrés, mejora las relaciones sexuales, nos conecta con la naturaleza. Hay para todos los gustos (hasta acroyoga) y se puede hacer en casa. O en la playa
Yoga por aquí, yoga por allá. Que si la reina Letizia está ganada para la causa, que si Elsa Pataky lo practica como la que más, que si celebrities han descubierto la última tendencia yogui... Estamos ya tan acostumbrados a oír a hablar de él que se nos ha olvidado la raíz. Que yoga viene del sánscrito (la lengua que se hablaba antiguamente en India) y que significa 'unidad', la del cuerpo y la mente. Justo lo que necesitábamos. Aprovechamos el Día Internacional del Yoga para recordar todo lo que esta disciplina puede hacer por ti. Mejora las relaciones sexuales, te quita dolores y estrés y te conecta... con la naturaleza. Un chollo.
1. Es bueno para la salud (no solo nuestra)
Así de sencillo. Y no lo decimos nosotros, sino la Misión Permanente de la India ante la ONU. Palabras mayores: “El yoga puede contribuir de manera holística (no hay que tener miedo a estas palabras) a lograr un equilibrio entre mente y cuerpo”, lo que redunda directamente en la salud, en “el desarrollo sostenible y en avanzar hacia estilos de vida que están en armonía con la naturaleza”. Un prevenir mejor que curar en toda regla.
2. Es mucho más que ejercicio
Ya lo dejó claro el primer ministro indio, Narendra Modi, ante la Asamblea General de Naciones Unidas: “No se trata solo de ejercicios, se trata de una manera de descubrir el sentido de identidad de uno mismo, el mundo y la naturaleza”. Por si estas palabras resultaran poco definitivas, viene la OMS a recordarnos que el sedentarismo es una de las diez causas más frecuentes de muerte en el mundo “y un factor clave de enfermedades no transmisibles, como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares”. Y lo que es el yoga lo tiene todo: haces ejercicio, revisitas tu rutina sexual, reduces el estrés, alivias los dolores, corriges malas posturas y puntos suspensivos. Seguimos.
3. Nos conecta y no con internet
Sino con la realidad, con la vida misma. Así lo explican desde el centro Yoga Sivananda Madrid: “El yoga ayuda a eliminar los obstáculos interiores y nos da fortaleza para mantenernos ecuánimes, calmados y conectados cuando nos enfrentamos a los retos diarios de la vida moderna”. Se resume en cinco mandamientos según su fundador, Swami Vishnudevananda (1927-1993). A saber: ejercicio adecuado (léase asanas), lo cual mejora la flexibilidad de las articulaciones y la circulación; respiración adecuada (pranayama), que conecta al cuerpo con su batería, el plexo solar, una enorme reserva de energía; relajación adecuada (savasana), que suena a música celestial, adiós músculos y mente sobrecargados y hola a un sueño infinitamente mejor; alimentación adecuada, sencilla y natural (vegetariana), y pensamiento positivo y meditación (vedanta y dhyana), claves para la deseada paz mental. "Controlando los movimientos de la mente podemos eliminar patrones de pensamiento negativos", explican.
4. Mejora las relaciones sexuales
Algo que es pura lógica, al tratarse el yoga (y lo otro) de posturas básicamente y de volvernos más flexibles, elásticos y equilibrados. ¿No tiene cualquier asana algo de circense? Como señalan en la Yogateca, hay posiciones de yoga que también funcionan en el sexo. No siempre hay que recurrir a los últimos gagdets, esta tradición milenaria también ayuda a salir de la rutina sexual. Es el momento de aprender a hacer el escarabajo (dicen en la Yogateca que cuando tu pareja te vea, va a saber exactamente qué quieres con la postura en cuestión); la cobra, ideal para el sexo oral y para estimular los genitales; o el conejo, con el trasero en alto, nos dicen, "pudiendo el otro hacerte de todo". Si te ha entrado la risa, es que todo va bien.
5. Desnudos, por los aires o a todo calor
Es solo el tradicional y ya tiene un sinfín de ramificaciones... A estas hay que sumar todas las que han venido después de su modernización y occidentalización hasta caer en los amorosos brazos de las últimas tendencias. A los más o menos ortodoxos Hatha, Kundalini, Bikram o Anusara, hay que añadir estos otros que vienen pisando fuerte. A saber: el yoga desnudo, que se practica tal cuando vinimos al mundo para sentir la libertad total y la comunión ídem con la naturaleza, nada de restricciones ni apreturas y cero complejos; el aéreo, suspendidos en el aire, bien de una tela o trapecio, para practicar inversiones además de los asanas clásicos; el de la risa, que no necesita explicación; el acroyoga, que incorpora acrobacias; el hot yoga, que no es para el verano, porque requiere de ambiente caldeado para eliminar toxinas por sudoración y quién quiere ahora tal cosa; el acuático, que sí es para estas fechas, de bajo impacto y en la piscina, o el redundante terapéutico.
6. Se puede hacer en casa
No hace falta que te apuntes a un centro de yoga ni al último gimnasio de moda, también te lo puedes montar tú solo, con horario 'non stop' y en la república independiente de tu hogar. Tendrás que comprarte una esterilla, hacerte con un manual o tutorial, buscarte un espacio donde reine la tranquilidad (las velas y el incienso te ayudarán), elegir un momento sin ruidos y en soledad, desconectar los teléfonos, marcarte una rutina y escoger una música ad hoc. Y ya en materia, según recomendaciones de la Yogateca, comenzar con ejercicios de respiración para calmar la mente y pasar al calentamiento (posturas de pie, flexiones de espalda, inclinaciones hacia adelante... y con relajación final) antes de entrar en materia. Lo más recomendable es descansar un día a la semana e ir introduciendo variedades.
7. En la playa...
La blanda arena que lame el mar es un escenario perfecto para hacer yoga, en especial al amanecer, cuando todo vuelve a empezar, o al atardecer, cuando el sol se acuesta en el horizonte y de pronto todo resulta más espiritual. Aprovecha las vacaciones y otras escapadas para regalarte una sesión en la playa de tus sueños. ¿Te imaginas de yogui en cualquiera de los rincones del Cabo de Gata o de Tarifa y alrededores?
8. ...Y en otros paraísos
Como puede ser Costa Rica. En sus playas, sí, pero también a los pies de un volcán, en cascadas perdidas, en bosques exuberantes o en la península de Nicoya, territorio de Playa Nosara, un lugar muy recomendable para hacer yoga por ser una de las zonas azules del planeta; esto es, “una de las regiones más longevas del mundo y que según los expertos emana una energía especial para los yoguinis”, según nos dicen desde la Oficina de Turismo de Costa Rica. Su magnífica naturaleza invita a ello.
El hotel Harmony, en plena selva, ofrece clases de Harmony Yoga, Vinyasa, yoga terapéutico o aéreo con hamacas suspendidas en el techo, además de semanas de revitalización con programas individualizados. Y todo ello con el sonido envolvente de los pájaros. Otra opción es lanzarse al SUP Yoga, que es yoga encima de una tabla de 'stand up paddle', en la provincia de Guanacaste (playa Hermosa o Panamá), con estancia en el hotel Mangroove, tenido por templo de la serenidad y la sostenibilidad, en medio de su manglar y con vistas al océano. O apuntarse al acroyoga en el hotel Samasati, ya en el Caribe, al otro lado del país, en la zona de Puerto Viejo. Sus fundadores son profesores de yoga y defensores del turismo sostenible. No decimos más.
9. Te llevará a hoteles de lujo
A los que ya hemos nombrado se suma el hotel Banyan Tree Tamouda Bay, en la bahía del mismo nombre, en la costa noroccidental de Marruecos, a quince kilómetros de Tetuán. Lo que hay allí son 92 villas a todo lujo, de estilo árabe-andaluz con espacios rodeados por canales de agua, donde, oh cielos, se practica yoga. Ahí está la Spa Sanctuary Pool Villa, esperando a los que necesitan desconectar, con vistas al mar, piscina privada, hidromasaje, sala wellness, carta de masajes y clases de yoga al amanecer en la playa. Para volver como nuevo. Sin salir de España, aquí hace lo propio el beach club Estrella del Mar, en el hotel Vincci del mismo nombre, en Marbella, que ofrece, además de su infinity pool, sus cócteles, sus tardeos, DJ y demás, el mayor relax del mundo en su Nammu Áreas Spa, yoga incluido.
10. Está de moda y es cosa de celebrities
Está tan de moda que de pronto se sale de la India y aterriza en un gimnasio de Los Ángeles (Earth's Power Yoga) y se hace llamar Yogascape. Y lo de escaparse es porque las paredes de la sala se convierten en desiertos, playas, montañas o lagos y otras imágenes que prometen, vídeo mediante, una experiencia multisensorial. Por si fuera poco el inventor es Steven Metz, el instructor de yoga favorito de celebrities como Renée Zellweger o nuestra Penélope Cruz, amantes del género, como también lo es Elsa Pataky, puro yoga en su versión australiana y con el paisaje tan propio de allí; Genoveva Casanova, una de las reinas de nuestro papel cuché, enamorada de la India y de elasticidad más que probada (ahí está su Instagram), o nuestra Reina con mayúsculas. Y no lo decimos por lo del 'compi yogui', que conste, sino porque Letizia es una adicta a estas prácticas, en concreto a la modalidad Iyengar (todo muy técnico).
Por haber hay hasta un yoga para hombres (Broga) y un Beer Yoga, que ya suena, tradición manda, a degeneración. ¿Yoga bebiendo cerveza? Por supuesto, nació en Alemania.
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Yoga por aquí, yoga por allá. Que si la reina Letizia está ganada para la causa, que si Elsa Pataky lo practica como la que más, que si celebrities han descubierto la última tendencia yogui... Estamos ya tan acostumbrados a oír a hablar de él que se nos ha olvidado la raíz. Que yoga viene del sánscrito (la lengua que se hablaba antiguamente en India) y que significa 'unidad', la del cuerpo y la mente. Justo lo que necesitábamos. Aprovechamos el Día Internacional del Yoga para recordar todo lo que esta disciplina puede hacer por ti. Mejora las relaciones sexuales, te quita dolores y estrés y te conecta... con la naturaleza. Un chollo.
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