Turismo sostenible: planes para viajeros eco-concienciados
La Unesco he hecho de este 2017 el Año del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Repasamos algunos destinos donde preservar el medio ambiente forma parte del viaje
Este 2017 ha sido declarado por la Unesco –por mediación de la OMT, su agencia consagrada al turismo– como el Año del Turismo Sostenible para el Desarrollo, así que nos vamos de viaje a lugares donde la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente, así como los modos de vida tradicionales son, además de una obligación responsable, un atractivo irresistible para convertir cualquiera de estos viajes en una experiencia única. ¡Allá vamos!
República Dominicana, el país que lo tiene todo
Además de esa colección de playas para el pecado –con las de Punta Cana al frente– y la capital más antigua de América (Santo Domingo), que merece toda la atención y más–, tiene, efectivamente, de todo. Desde picos de más 3.000 metros de altitud en los que hiela con frecuencia hasta llegar a sistemas dunares que son auténticos desiertos en miniatura como las Dunas de Baní. O lagos como el Enriquello que están por debajo del nivel del mar hasta llegar a la península de Samaná, el kilómetro cero de la biodiversidad del Caribe.
Un lugar donde lo mismo hay cascadas como el salto del Limón que yacimientos arqueológicos y manatíes, jutías o solenodontes ocultos en grutas entre los manglares en el parque nacional de los Haitises que centenares de ballenas jorobadas, que vienen a parir a las aguas de la bahía todos los meses de marzo. Todo dentro de lo que es uno de los espectáculos de la naturaleza más impresionantes que podemos vivir en el continente americano.
Ónix en Jordania
Este auténtico oasis de paz en Oriente Medio que es Jordania nos aguarda, además de con sus clásicos irresistibles, como Petra o Jerash, con 11 reservas naturales. Entre ellas destaca la de Dana, que atesora la mayor diversidad natural del país –más de 800 tipos de plantas y 449 especies animales– que podemos descubrir a nuestro propio ritmo en las ocho rutas que recorren la reserva.
Hay también exquisitos eco-resorts en su interior. Como el Feynan Ecolodge, donde nuestra huella sobre el medio ambiente será imperceptible. Está construido en adobe, la iluminación nocturna la dan velas colocadas por todo el establecimiento, las placas solares proveen de electricidad y toda la plantilla de empleados proceden de comunidades locales. Al noroeste del país, en la Reserva de Shaumari, espera la 'joya de la corona' de la fauna jordana, el órix de Arabia, un bóvido magnífico que, en realidad, solo podremos contemplar aquí o en Catar.
Yoga en Costa Rica
Pocos países en el mundo han sabido tan bien cómo hacer del turismo sostenible un motor de desarrollo. Y eso es, también, porque sus propuestas se reinventan y adaptan a todos los tipos de viajero: y hacer yoga en sus paraísos naturales nos va a reconectar con el planeta y con nosotros mismos como pocas cosas. Ya sea en medio de la selva, en una playa del Pacífico, a los pies de un volcán, en cascadas perdidas o en sus junglas, Costa Rica es ideal para los yoguis de todo el mundo. Lo es la Península de Nicoya, una de las Zonas Azules del Planeta y una de las regiones más longevas del mundo.
Según los expertos, emana una energía especial para los yoguinis. En Nicoya es muy popular Playa Nosara, enclavada casi en el bosque tropical y que atrae a personas de todo el mundo. Cerca de Nosara está el hotel Harmony, que cuenta con una completísima oferta de cursos y actividades de yoga y es uno de los pocos lugares que ofrece yoga aéreo, con hamacas suspendidas desde el techo.
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Este 2017 ha sido declarado por la Unesco –por mediación de la OMT, su agencia consagrada al turismo– como el Año del Turismo Sostenible para el Desarrollo, así que nos vamos de viaje a lugares donde la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente, así como los modos de vida tradicionales son, además de una obligación responsable, un atractivo irresistible para convertir cualquiera de estos viajes en una experiencia única. ¡Allá vamos!