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De Archidona a los Pirineos: cuatro hoteles en España para pasar un fin de semana (o puente) idílico
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VIAJES

De Archidona a los Pirineos: cuatro hoteles en España para pasar un fin de semana (o puente) idílico

Nos lo ponen fácil pueblecitos con encanto como Lárrede o Madremanya, la soñada isla de Formentera y la Málaga blanca y barroca del interior. Nos vamos

Foto: El Racó de Madremanya, un refugio entre el Gironés y el Bajo Ampurdán.
El Racó de Madremanya, un refugio entre el Gironés y el Bajo Ampurdán.

Nos hemos imaginado un fin de semana idílico, aunque llueva, en algunos rincones con cierta magia en nuestra geografía. Que si Archidona, en la Málaga que no es la Costa del Sol, que si la siempre amada Formentera, que si el Pirineo de Huesca, que si la Gerona de las masías. En estos destinos hemos encontrado unos hotelitos con encanto. Volvemos a pecar de románticos. Veamos.

1. Almohalla 51, en Archidona (Málaga)

Esta vez no es Ronda ni Antequera y tampoco Mijas o la flamante Costa de Sol. Hemos marcado en el mapa Archidona, en la falda de la sierra de Gracia, que es sobradamente monumental y barroco. Solo hay que ver su magnífica (lo subrayamos) plaza Ochavada con fachadas en rojo y cal y la Casa del Pósito. No le faltan castillo ni caseríos, hornos de pan, fuentes, almazaras o molinos de harina. Muy auténtico todo. Ni tampoco una hotel rural con encanto en pleno casco histórico, el Almohalla 51, que es una casa típica andaluza, como las de antes pero para ahora. Con vigas de madera, puertas originales y salón con chimenea; no hablaremos ya de la piscina. Desde aquí se ve el santuario de la Virgen de Gracia, que fue mezquita. Precio: desde 100 euros.

No te pierdas: como ya hemos hablado de la plaza Ochavada, le toca el turno a la gastronomía. Esto es, a la porra de Archidona, la olla o cocido, el guisado de patas, las papandujas de bacalao o la cazuelilla moruna. En el terreno dulce, los aceitaos y el rosco de medio punto. Pruébalos en el restaurante del hotel Escua.

placeholder Un rincón del hotel malagueño Almohalla 51.
Un rincón del hotel malagueño Almohalla 51.

2. Can Aisha, en Formentera

También en otoño se puede ver la vida pasar desde un chiringuito donde parece que se inventó eso del 'chill out' o asistir a una puesta de sol roja sobre las aguas turquesas. La más pequeña de las Baleares siempre regala una emoción sin igual. Vete de playas, pinares, mercadillos y atardeceres a Formentera y alójate en este pequeño complejo de cinco estudios que sus propietarios definen como “modernos, funcionales y con un toque personal”. A nosotros nos parecen, sobre todo, muy de aquí. Los tienes entre las localidades de Es Pujols y Sant Ferran, con jardín, solárium y piscina. Es solo para adultos, eso sí. Precio: desde 101 euros.

No te pierdas: el restaurante Es Molí de Sal, un antiguo molino de la vieja industria salinera que ofrece los platos más típicos de la isla (arroces, paellas, fideuá, gambas de Formentera, pescados del día), con vistas a la playa de Illetas y al puerto de La Savina. Y la isla de Es Vedrà al fondo.

placeholder Can Aisha por dentro, puro Formentera.
Can Aisha por dentro, puro Formentera.

3. Hotel Viñas de Lárrede, en Huesca

A las puertas de los Pirineos, ante semejante paisaje con cumbres de más de 3.000 metros, que siempre resulta sobrecogedor -la alta montaña es así-, se encuentra Lárrede, un pueblo del siglo X junto al río Gállego. Lo tiene todo para engatusar: una torre vigía en lo alto del cerro, la Torraza; la iglesia románica de San Pedro y esta casa de campo donde uno puede darse por fin a la vida contemplativa. Ayudan al desestrés el spa, con hidroterapia, masajes o ducha de contrastes, el salón con chimenea y la terraza abierta a la naturaleza. Por cierto, la madera del hotel es de Siberia. Debería dar frío, pero da calor. Precio: desde 107 euros.

No te pierdas: el monasterio de San Juan de la Peña, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y el valle de Ossau, ya en el Pirineo francés.

placeholder El Viñas de Lárrede, un hotel con vistas.
El Viñas de Lárrede, un hotel con vistas.

4. El Racó de Madremanya, en Gerona

En la comarca del Gironés y lindando con el Bajo Ampurdán se halla el precioso pueblo medieval, otra más de la zona, de Madremanya, todo él de piedra. Aquí te espera con las puertas abiertas El Racó de Madremanya, un hotel de 12 habitaciones, distribuidas en dos edificios, con mucho encanto, terrazas, chimeneas, jardín y dos piscinas, una de ellas climatizada y abierta hasta finales de octubre. Todo aquí te resultará encantador. Y el mar de la Costa Brava, con sus playas y sus calas, a un tiro de piedra. Como la arquitectura gótica y el arte románico. También es solo para adultos. Precio: desde 140 euros.

No te pierdas: la ruta Dalí (Museo Dalí en Figueras, castillo de Púbol, casa-museo de Port Lligat), las ruinas griegas y romanas de Empùries, y bellos pueblos como Pals, Begur o Peratallada. Por no hablar de Cadaqués y el Cabo de Creus, a unos 80 kilómetros.

placeholder ... Y es solo un trocito de este Racó en este pueblo tan especial.
... Y es solo un trocito de este Racó en este pueblo tan especial.

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Nos hemos imaginado un fin de semana idílico, aunque llueva, en algunos rincones con cierta magia en nuestra geografía. Que si Archidona, en la Málaga que no es la Costa del Sol, que si la siempre amada Formentera, que si el Pirineo de Huesca, que si la Gerona de las masías. En estos destinos hemos encontrado unos hotelitos con encanto. Volvemos a pecar de románticos. Veamos.

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